Augusto 63 a.C. – 14 d.C. (Emperador 27 a.C. – 14 d.C.)
Augusto, nacido Cayo Octavio, fue el heredero nombrado por el César –pero esto no evitó una prolongada lucha por el poder con Marco Antonio.
Octaviano (como se conocía a Augusto en ese entonces) venció a Marco Antonio en la famosa batalla de Actium en el 31 a.C., llevando al suicidio tanto a Antonio como a su amante Cleopatra.
En el año 27 a.C., el Senado le concedió el poder legal para gobernar Roma en las cuestiones religiosas, militares y civiles, cambiando entonces su nombre por el de Augusto.
Los éxitos de Augusto fueron muchos. Trajo paz luego de años de conflicto y dió la ciudadanía a todos los italianos. Eliminó de raíz la corrupción política en el gobierno y permitió obtener cargos, para los cuidadanos de clase baja. Hizo cambios en el ejército, que pasó de ser un servicio voluntario a ser una fuerza de lucha profesional. Estableció una moneda confiable, el primer sistema postal y mandó a construir muchos edificios hermosos.
Antes de morir, nombró a Tiberio como su sucesor, poniendo fin a la República para siempre.
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