Nadie sabe cuando pasó y nadie se dió cuenta. Recordando algunas situaciones por las que he pasado, esto me pudo haber ocurrido hace 4 o hasta 8 años atrás, pero eso ya nadie lo sabrá. Cuando comencé a tener ataques epilépticos frecuentes me llevaron al Hospital Veterinario de Especialidades para pequeñas especies en la FMVZ de la Universidad Nacional de México. Ahí le tomaron unas radiografías a mi cabecita y encontraron el origen de mi mal. Algún gracioso me disparó con un rifle de aire y el proyectil quedó alojado en mi cerebro.
Quitando los ataques de epilepsia, todos dicen que estoy bien y me comporto como un gato normal, ¿será cierto?
A los veterinarios del hospital no les sorprendión que llegara con un diábolo en la cabeza. Me comentaron que es frecuente la llegada de animalitos, como yo, heridos por disparos o golpes. Por favor, no permitas el maltrato de seres indefensos.