Zafra

Armas: Escudo partido. Primero, en campo de oro, jarrón azur con azucenas. Segundo, en campo de plata, castillo sobre montaña rocosa en sinople. Al timbre, Corona Real cerrada.

En la época medieval Zafra se sitúa en la línea fronteriza que dividía los reinos taifas de Sevilla y Badajoz, por lo que en 1030 se construye con fines defensivos un castillo en la Sierra de Castellar y que el geógrafo hispano-musulmán Al-Bakrí reconocía en 1094 con el nombre de Sajra Abi Hassán. Los árabes nombraron a la ciudad Safra, Çafra, de la cual deriva la actual Zafra.

Durante la reconquista fue conquistada dos veces, una primera en 1229 por Alfonso IX, pero no sería hasta 1241 cuando definitivamente la conquistaría el rey Fernando III el Santo en una campaña de conquistas por la actual Extremadura, descritas en la Crónica General de España de Alfonso X El Sabio.

Pero el verdadero momento cambiante en la historia de Zafra llega en 1394 cuando Enrique III dona a la ciudad a Gomes Suarez de Figueroa, quien hasta entonces había sido camarero de la Reina e hijo del Gran Maestre de la Orden de Santiago.

El segundo titular del señorío, Don Lorenzo Suarez de Figueroa empieza poco a poco a hacer de Zafra el centro del Señorío de Feria. Continuó la construcción de la muralla, empezada a construir por su padre, la cual tenía como función tanto la defensa como la fiscalización de los vecinos, comerciantes y viajeros; la construcción duró desde 1426 hasta 1449. También en 1437 mandó construir uno de los edificios más emblemáticos de la ciudad, el Alcázar, el cual sería su residencia. Además fundó el hospital de Santiago (en esa época llamado de la Salutación) y acabó el Monasterio de Clarisas de Santa María del Valle, que se convertiría en el panteón del linaje. En1460, Enrique IV otorgó al señorío categoría de condado, sumando Lorenzo II Suárez de Figueroa a sus posesiones las villas de Alconera y la Morera.

En el S. XVI y XVII la ciudad se fue modernizando, ejemplo de lo cual es la conversión del Alcázar en un palacio más acorde de los nuevos gustos de los Austria o la conclusión de una nueva iglesia mayor que se elevará a Colegial Insigne (Iglesia de la Candelaria). Toda esta modernización comienza cuando el quinto conde de Feria, Gomes III Suarez de Figueroa, es ascendido a duque y grande de España en 1567, por sus contribuciones a la política de Estado de Felipe II.

En el S.XVII, el Ducado de Feria fue anexionado por el Marquesado de Priego y en el S. XVIII quedó integrado en el Ducado de Medinacelii.

Zafra siempre ha sido una ciudad industrial y comercial que servía como proveedora a todo su contorno, el cual se dedicaba mayoritariamente a la agricultura y la ganadería. Base del comercio son la ferias y mercados que se celebran por San Juan desde1395 y por San Miguel desde1453.

Alcázar: Lorenzo II Suarez de Figueroa, II Señor y I Conde de Feria fue quien en1437 mandó construir el alcázar que hoy en día es el Palacio de los Duques de Feria. La idea del entonces II Señor de Feria, fue tanto disponer de una nueva residencia acorde a su rango como completar las defensas urbanas de la villa de Zafra, en su punto defensivo más débil. Fue construido en un tiempo récord (sólo seis años) y curiosamente, la autorización real de Juan II de Castilla para su construcción no llegó hasta 1441, fecha en que las obras estaban ya bastante avanzadas.

El edificio más que como un baluarte, a pesar de su aspecto al gusto de los palacios de la época, se planifica como una residencia señorial, de trazas góticas, la decoración responde al gusto mudéjar y extramuros muestra su aspecto fiero y más solemne. La entrada al alcázar se sitúa intramuros y ante ella se extendía la plaza de armas, hoy una bonita plaza de Zafra. El recinto tuvo una barbacana o antemuro de la misma altura que la muralla de Zafra, a la que sustituía en esa zona, hoy desaparecida. Entre los elementos de la fábrica destaca la fabulosa torre del homenaje, símbolo del poder del I Conde de Feria.

En el ángulo noroeste de la Plaza Grande de Zafra, puede observarse, entre sus soportales, un pasadizo que da acceso a la Plaza Chica, por su ángulo suroeste, es el Arquillo del Pan, que debe su nombre a que allí se instalaba en tiempos pasados el despacho del pan. Este corredor, además de por su propia belleza, destaca por encontrarse en él un retablito de Blas de Escobar donde se venera desde tiempo inmemorial para el pueblo de Zafra, y desde el siglo XVI para la historia, la pequeña y bella imagen de la Virgen de la Esperancita de Zafra, talla de finales del siglo XIV o principios del siglo XV de origen flamenco.

La casa consistorial de Zafra, está ubicada en un palacio que en el primer cuarto del siglo XVI edificara don García de Toledo y Figueroa, palacio que poseía el privilegio de tener una tribuna a la iglesia de la Candelaria con la que lindaba. En 1600 las monjas Terciarias del Convento de la Cruz de Cristo extramuros, fundado por María de la Cruz, compraron este edificio, que era una de las mejores casas de Zafra, quizás la mejor tras el Alcázar, para nuevo monasterio de la orden con la oposición de la I Duquesa de Feria Juana Dormer, por entonces gobernadora del Estado de Feria, que quiso destinar el palacio a un colegio de jesuitas.

El arco de Jerez de Zafra, es la única puerta que se conserva como tal de las que tuvo la muralla que en 1426 comenzara a construir el primer Señor de Feria, Gomes Suarez de Figueroa. Corresponde Arco de Jerez de Zafra, a la puerta oeste de la otra villa de Zafra, toma su nombre de la bella villa pacense de Jerez de los caballeros.

El Arco del Cubo de Zafra, corresponde a la que fuera puerta norte de la villa de Zafra, la Puerta de Badajoz, quizás la más importante de las que tuvo la villa. El arco en sí es obra tardía (siglo XVII) pues la antigua puerta estaba en el torreón anejo el arco, en el cual se encuentra la figura equestre de Santiago Matamoros (los Feria estuvieron muy unidos a la Orden de Santiago) y debajo de la misma el arco de la que fue la verdadera puerta.

Iglesia de la candelaria: Hasta mediados del S. XVI, la primitiva iglesia de Santa María de la Candelaria de Zafra, ocupaba junto a su cementerio anexo lo que en la actualidad es la Plaza Grande de Zafra, no habiendo ningún dato acerca de la época de su construcción ni sobre si sufrió o no modificaciones de importancia, pero lo que si sabemos es que era una iglesia pequeña de forma que en los días de fiesta los feligreses no cabían en ella, además su estado de conservación tampoco era el idóneo. Todo ello llevó al II Conde de Feria, Gomes II Suarez de Figueroa a solicitar bula al Papa Alejandro VI, para convertir en parroquia la antigua sinagoga de Zafra, ya reconvertida en iglesia, bula que obtiene en 1500. No obstante, se sabe que se siguió usando también la antigua iglesia medieval al menos hasta 1546, ya en un estado de ruina evidente y progresivo.

Aunque no conocemos la fecha exacta del comienzo de las obras de la actual Candelaría, no sería arriesgado decir que fue en 1527 en tiempo del III Conde de Feria, Lorenzo III Suarez de Figueroa, quien acordó con el Concejo de la villa la elección en terrenos cedidos (o permutados), al menos en parte, por don García de Toledo hermano del III Conde. La primera fase de la construcción termina sobre1545 y su artífice principal fue el maestro Juan García de las Lieves, si bien no parece que fuera el autor de las trazas surgidas del novedoso y renovador goticismo de la época de los Reyes Católicos. En dicho año de 1545 la iglesia ya estaba en condiciones de acoger el culto teniendo edificado la cabecera, el trasepto y la antigua sacristía.

Iglesia del Rosario. El edificio actual ocupa las antiguas dependencias del convento de dominicos de Nuestra Señora de la Encarnación, o de la Mina, convento fundado en 1528 extramuros de la villa, pero muy cercano a la puerta norte de la muralla (Puerta de Badajoz). Fue edificado en terrenos cedidos por las dominicas del convento de Santa Catalina de Zafra bajo el patronazgo de doña María Manuel de Figueroa, hija legitimada de Gomes Suarez de Figueroa, II Conde de Feria y la condesa de Medellín por su matrimonio con Juan Portocarrero, II Conde de Medellín.

Las obras se prolongaron durante bastante tiempo, hasta el punto que en 1544 la capilla mayor de la iglesia estaba sólo comenzada y prácticamente no había nada construido de las dependencias conventuales, el cerramiento lo hace el maestro Francisco Montiel, en 1580 y la obra termina en 1590 con las trazas originales del convento alteradas, dando como resultado una iglesia original para nuestra zona.

El retablo fue obra del entallador Blas de Figueredo, y del pintor Francisco Gómez, ambos residentes en Zafra y la reja de la capilla mayor de Gonzalo Martínez.

Convento de Santa Clara. El Monasterio de Santa María del Valle fue mandado erigir por el I Señor de Feria, Gomes I Suarez de Figueroa, en 1428 como panteón del linaje de los Suárez de Figueroa, bajo la advocación de la Virgen del Valle, patrona de la ciudad de Écija, de donde procedía Lorenzo Suárez de Figueroa, XXXII Maestre de la Orden de Santiago y padre del I Señor de Feria. Se puebla con monjas clarisas procedentes de Tordesillas y las dos primeras abadesas serán dos de sus hijas. Desde hace casi seis siglos las clarisas han mantenido en pie este monasterio que hoy tenemos la inmensa suerte de poder ver gracias al museo. Fundado en la Segunda Regla de las clarisas, desde 1969 es de la Primera Regla, la regla original de la Santa Fundadora.

Vistas de la Plaza chica. La ultima foto es la que lleva en la columna la Vara de medir.

Vistas de la Plaza grande.

Puerta de Palacio.

Puerta Acebuche.

Convento de Santa Catalina.

Iglesia de Santiago.

Iglesia de Santa María.

Ermita de la Virgen de Belén.

Torre de San francisco.

Puerta Arco de Campanel.