Destaca otra evolución, la que se produjo al proclamar
Vespasiano dies imperii (esto es, día de aniversario del comienzo de sus funciones) el día de su aclamación por el ejército, aun antes de haber sido investido de sus poderes por el
Senado, y particularmente de su
imperium, a pesar de que lógicamente hasta entonces el dies imperii correspondía a esta toma de poder. El emperador dejó así abierta la puerta a la validez de una proclamación del ejército, y sólo éste, sobre el próximo emperador. La repetición de este hecho en el
siglo III y siguientes fue uno de los factores de la
decadencia del Imperio romano. Con los Antoninos, el Senado no sería más que una cámara de registros, y como consecuencia su poder no hizo más que disminuir.