1930 - Guillermo Barbieri - Viejo smoking -

Una joven gallega, enviada por la dueña de la pensión, reclama al personaje de Gardel los alquileres atrasados. Este se queja por la angustiosa situación económica que atraviesa hasta que llega un amigo que le propone -agotados todos los recursos- empeñar el smoking guardado en el ropero. El deudor se niega a deshacerse de la prenda y la situación da pie a la interpretación de Viejo smoking, en una versión adaptada a la pantalla.

Campaneá cómo el cotorro va quedando despoblado

todo el lujo es la catrera compadreando sin colchón

y mirá este pobre mozo cómo ha perdido el estado,

amargado, pobre y flaco como perro de botón.

Poco a poco todo ha ido de cabeza p'al empeño

se dio juego de pileta y hubo que echarse a nadar...

Sólo vos te vas salvando porque pa' mi sos un sueño

del que quiera Dios que nunca me vengan a despertar.

Viejo smocking de los tiempos

en que yo también tallaba...

¡Cuánta papusa garaba

en tus solapas lloró!

Solapas que con su brillo

parece que encandilaban

y que donde iba sentaban

mi fama de gigoló.

Yo no siento la tristeza de saberme derrotado

y no me amarga el recuerdo de mi pasado esplendor;

no me arrepiento del vento ni los años que he tirado,

pero lloro al verme solo, sin amigos, sin amor;

sin una mano que venga a llevarme una parada,

sin una mujer que alegre el resto de mi vivir...

¡Vas a ver que un día de éstos te voy a poner de almohada

y, tirao en la catrera, me voy a dejar morir!

Viejo smocking, cuántas veces

la milonguera más papa

el brillo de tu solapa

de estuque y carmín manchó

y en mis desplantes de guapo

¡cuántos llantos te mojaron!

¡cuántos taitas envidiaron

mi fama de gigoló!