La Muerte

Todo sobre la parca... Dificil trabajo ¿no?

En el siguiente informe me gustaria dejarle un poco de informacion acerca de un estado por el cual todo debemos pasar, y del cual nadie esta exento.

La muerte existe desde que existe la vida.

Las diferentes culturas pueden aceptar la muerte, negarla e incluso desafiarla La muerte puede ser considerada como el fin de la existencia o la transición a otro estado del ser o de la conciencia. Teniendo en cuenta las dos anteriores dimensionescon las que puede ser considerada la muerte, ésta puede ser vista como algo sagrado o algo profano.

Diferentes origenes de la muerte

Guaraos

Entre los guaraos, según la causa de la muerte fue la desobediencia.

Cuando el mundo estaba recién hecho y todos los animales podían hablar, un Jefe de indios habló a su gente y les dijo:

-Esta noche va a pasar la muerte, por tanto no durmáis.

Pero a pesar de la advertencia, un joven se fue a dormir.

Siguió diciendo el Jefe:

-El primero que va a llamar esta noche es la muerte; el que llamará después es un espíritu bueno. Si nosotros contestamos a este último no moriremos nunca; pero si contestamos a la primera llamada, moriremos sin remedio.

Llegó la noche y todo estaba en el más profundo silencio en la ranchería. Cuando he ahí que hacia la media noche oyeron una voz.

Los indios no respondieron.

Mas un muchacho que estaba dormido, se despertó sobresaltado y contestó a la voz.

Aquella era, en efecto, la llamada dela muerte.

Se cumplió inexorablemente la sentencia.

Y desde entonces los indios comenzaron a morir.

Los Qiang

Hace mucho, mucho tiempo, cuando la gente llegaba a vieja cambiaba una capa de piel y se transformaba de nuevo en joven.

En aquel tiempo había una anciana pareja, que a pesar de haber vivido más de 800 años, aún no habían muerto. Hubo un día en que ambos se encontraban cansados de tener que buscarse la vida. La mujer dijo: "Tener que estar siempre buscándonos la vida así cambiando de piel me tiene bastante enfadada. ¿No será mejor que la gente deje de cambiar de piel y no tenga que preocuparse de ganarse la vida?"

La conversación de esta pareja fue escuchada por una serpiente que casualmente estaba cerca de ellos.

Esa noche, cuando se hizo oscuro el hombre no volvió a casa. La mujer le esperaba y esperaba. Llegó la media noche y el hombre seguía sin aparecer. Entonces la serpiente se presentó ante ella disimulando:

"Hermana, ¿estas aquí esperando a tu compañero?" La mujer dijo: "Así es. Ya ha pasado la media noche y aún no ha regresado." La serpiente dijo entonces: "Hermana, no te preocupes, yo sé donde está. Sólo quiero que cambiemos una cosa y te diré donde encontrarle."

"¿Qué quieres que cambiemos?", le preguntó la mujer.

La serpiente dijo: "Tu dime la manera de cambiar de piel y yo te diré a cambio la manera de morir."

La mujer dijo: "Vale, vale".

De esta forma la mujer enseñó a la serpiente la forma de cambiar de piel, aprendiendo por su parte la forma de morir. A partir de entonces, la gente no se cambia de piel y muere, mientras que la serpiente cambia de piel y no muere.

Es por eso que en la actualidad los hombres siguen diciendo: "Si ves una serpiente y no la das tres golpes, cometes una falta."

La serpiente está asociada con la mujer desde las mitologías más primitivas. Esa asociación de la serpiente y la mujer es un tema extendido por todo el mundo. Al leer este cuento, la mayoría de los occidentales habrán recordado rápidamente la escena de Eva en el paraíso. Allí, como aquí una serpiente es la causante de la aparición de la muerte entre la humanidad. El nuestra mitologías, mediante la tentación, no claramente definida; y en el cuento aquí expuesto, mediante el deseo de descansar de una vez por todas.

Tribu de Australia

Los mitos aborígenes tratan la muerte como una consecuencia de los errores humanos. No era inevitable, y los heroicos seres ancestrales del Periodo de Creación tuvieron la oportunidad de vivir eternamente; pero a causa del odio, la estupidez o la codicia, el don de la inmortalidad se escapó de las manos de a humanidad y sólo lo conservaron la luna, que crece y mengua todos los meses, y el cangrejo, que se deshace del caparazón viejo y se cubre con otro nuevo.

Según los worora de los Kimberleys occidentales, un tal Widjingara fue la primera persona que murió, en una batalla contra unos wandjinas (Espíritus ancestrales de la Época del Sueño aborigen. Cada clan tiene un wandjina, asociado con un animal concreto, como antepasado protector). Querían raptar a una mujer que estaba prometida en matrimonio a otro hombre y Widjingara luchó para que se respetasen las reglas matrimoniales instituidas por Godoy y Djunggun. Depositaron su cuerpo en un ataúd de corteza, y su esposa, la Pitón de Cabeza Negra, inició el duelo: se afeitó el pelo y se frotó el cuerpo y la cabeza con cenizas, inaugurando así la tradicional forma aborigen de mostrar duelo.

Como Widjingara regresó de la tumba, con el cuerpo renovado, la Pitón de Cabeza Negra se enfadó “¿Por qué has vuelto?”, preguntó. “¡Mírame! ¡Yo que me había afeitado la cabeza y la había ennegrecido con cenizas!” Enfurecido a su vez por la mala acogida de su esposa, Widjingara regresó indignado a la tumba y más adelante se transformó en el gato nativo (dasyurus), marsupial nocturno australiano semejante al gato doméstico. Desde entonces se perdió la posibilidad de rejuvenecer: todos tenemos que morir, y la pitón parece guardar luto continuamente.

Hasta que la interrumpieron los misioneros a principios del siglo XX, los worora tenían la costumbre de tender los cadáveres sobre una plataforma funeraria hasta que se pudría la carne y se colocaban los huesos en una cueva, en la región natal del difunto. Si la plataforma no se construía con sumo cuidado, el gato nativo, manifestación viviente de Widjingara, podía cebarse en el cadáver.

Los Kurripako (Colombia)

Ñapiríkuli, después del juego de la pelota, regresó a su casa en Waitjipan, un cerro a orillas del Guainía. Allí encontró una mujer con su hijo, al que llamó Kuwai, el secreto. Este nombre se le daba para que no muriera nunca. Ñapiríkuli no sabía todavía como iba a quedar el hombre, pero esperaba que éste nunca muriera, quería que la humanidad fuera eterna. Tenía planeado que cuando un hombre llegara a cierta edad avanzada, entonces debía meterse tres días en una pieza en memoria del seso, de la voz y del pensamiento. Los tres principios de la existencia humana. De allí saldría como nuevo. La pieza ya la había preparado Ñapiríkuli en su casa, en Waitjipan; entonces, Kuwai murió.

Ñapiríkuli pensaba: “No, no voy a dejar entrar la muerte a este mundo”. Así que metió a Kuwai en una pieza y le dijo a la mamá: esté tranquila, a su hijo no le va a pasar nada, en tres días él va a salir de la habitación. Ñapiríkuli quería probar a la mujer, quería ver que tan obediente era. Le dijo: pero estos tres días la puerta va a estar cerrada, usted no la puede abrir, ni llamar a su hijo para que salga. Ñapiríkuli dejó entonces a Kuwai en la pieza.

Su madre lloraba y se quejaba amargamente: “Kuwai… Noooo…”. Pasaron así dos días, ahora sólo faltaba uno para que Kuwai saliera de la habitación “Ñapiríkuli no está”, pensaba la mujer que lo había visto irse con su cerbatana, así que le entró una gran desconfianza, ¿Qué será lo que pasa en esa pieza? Se preguntaba, y la curiosidad no la dejaba tranquila. Desobedeciendo, fue hasta la puerta y llamó a su hijo. Ñapiríkuli no se había ido; escondido, miraba todo lo que hacía la vieja.

- ¿Kuwai…? Llamaba

- Ahhh… Le respondió una voz lejana.

- Hijo, ¿cómo estás? ¿Bien?

- Síiiii…

La mujer hacía un gran esfuerzo para no entrar al cuarto donde estaba su hijo; se aguantaba; mientras tanto Ñapiríkuli la observaba. Hasta que no pudo más y, por un hueco que había por encima de la puerta, se encaramó y entró. Kuwai estaba parado en la mitad de la habitación, pálido, muy pálido, casi sin pelo y con tierra en la coronilla. La vieja conmovida, no pudo aguantar el llanto y las lágrimas salieron de sus ojos. Pero Kuwai, al mojarse con las lágrimas de su madre, se deshizo, quedando nada más un montoncito de huesos. La habitación quedó en silencio.

“Mal hecho; esto no debió haber pasado, ahora la muerte reinará para siempre, ahora el que nace tendrá que morir”, la reprendía Ñapiríkuli enfurecido. "Usted tiene la culpa, por haber llorado. Y por haber llorado ahora, llorará siempre".

Sacó tabaco y lo sopló, el humo ascendió suavemente. Fabricó una casa muy oscura, Yarudati, donde van los espíritus de los hombres muertos. En Naken Caranacoa -Río Guainía-, hay una casa de esas y otra en Kuyarí.

Ñapiríkuli le mostró los despojos del hijo por última vez a la mujer, para que llorase para siempre. Después con tiras de macanilla, bien tejidas y amarrándolas dos veces, hizo la puerta para la casa de los espíritus. Por esa puerta entran pero nunca salen. “Aquí va a vivir usted”, dijo Ñapiríkuli, dirigiéndose a los restos de Kuwai, y lanzándolos a través de la puerta que después sé cerro emitiendo un fuerte bramido.

Cada vez que alguien muere se oye, por ahí a las seis de la tarde, el eco de una puerta cerrándose y los bramidos; el espíritu de un muerto acaba de ser encerrado.

Africa

Ngai creó al primer guerreroy le llamó Leeyo.

Luego creó otros guerreros y les dio mujeres que les ayudaran en las muchas tareas que quedaban por hacer en la tierra.

Y mas tarde, los hombres y las mujeres tuvieron hijos y Ngai vio que todo estaba bien, menos una cosa; los humanos eran mortales. Temio por su obra , y siendo Leeyo su primera creación, le lamo a su lado y le enseño un canto magico; el canto que hace a los dioses inmortales.

Cuando Leeyo lo hubo aprendido, Ngai le explico que debia encontrarlo en el mismo momento en que alguien muriera y el canto les devolveria a este mundo de inmediato y para siempre.

Leeyo prometio que asi lo haria.

Pero pronto olvido su promesa y aunque recordaba el Canto Magico preferia no molestarse en acudir junto al lecho de los moribundos.

Y ocurrio que su esposa y u hijo salieron de casa una mañana en busca de agua. Ya volvían cuando el niño se enredo los pies en las altas hierbas y cayo al agua.

Su madre grito y se lanzo a la charca para sacarle, pero el agua estaba oscura y la vegetación del fondo mantenia firmemente sujeto al niño. Llegaron los hombres del poblado a ayudar y tambien llego su padre, Leeyo, pero cuando lograron sacar al niño del agua, ya habia muerto.

Y entonces Leeyo abrazo a su hijo y recito y canto muchas veces al canto magico que le habia enseñado Ngai.

Canto muchas horas con su hijo en brazos. Canto hasta comprender que era demasiado tarde; que cuando no cumplio su promesa y no acudio a entonar el canto magico ante el primer muerto de su tribu, habia condenados a todos a morir.

Y asi, por la inrresponsabilidad de Leeyo, la muerte adquirio el poder sobre todo los hombres

África (Otra)

Según el mito de los Dinka, pueblo ganadero del sur de Sudán, la mujer es la culpable de la presencia de la muerte sobre la tierra.

En el principio, el Gran Dios daba un grano de mijo al día a una pareja, Garang y Abuk, suficiente para satisfacer sus necesidades; pero, codiciosa, Abuk decidió plantar más mijo, y mientras cavaba golpeó al dios con el extremo del azadón. La deidad se enfureció tanto que se alejó de la humanidad, distancia que mantiene todavía, y envió un pájaro azul a que cortase la cuerda que por entonces unía el cielo con la tierra.

Desde aquel momento los seres humanos tienen que trabajar mucho para procurarse alimento y están sujetos a la enfermedad y la muerte.

Samurais

El seppuku, más conocido en Occidente como Harakiri (*) (hara= vientre, kiri=cortar), era un suicidio ritual llevado a cabo por los samuráis, y que se regía por el código del guerrero (Bushido). Existían distintos tipos de seppuku o recibían distintos tipos de nombres, dependiendo del motivo que originase a la acción de éste.

Así pues, si el suicidio era expiatorio, para limpiar su honor por un error grave o acto injusto, recibía el nombre de Sokotsushi.

Por acto de deshonra o incumplimiento de las órdenes asignadas, el samurai era sometido a un tribunal militar, donde el Shogun daba la sentencia final, la cual generalmente era la muerte. Este suicidio forzado recibía el nombre de Tsumebara.

Otros tipos de Seppuku eran los siguientes:

* Kanshi: El realizado como protesta, por una injusticia cometida por un cargo superior, dentro de la jerarquía militar.

* Munenbara o Funshi: Un samurai no podía albergar sentimientos “oscuros” que lo atormentaran constantemente, como por ejemplo el odio y el resentimiento. Este suicidio se originaba por la mortificación del samurai ante éstos, y era una forma de purificar su espíritu.

* Junshi u Oibara: Al morir el seño del samurai, éste quedaba sin dueño y a quien proteger, por lo que la función del samurai quedaba sin sentido. Esta perdida, a parte de dolorosa, se presentaba a veces como una obligación moral para el samurai, es decir acompañar a su señor incluso hasta en la muerte.

* Chugibara o chugihara: Era el suicidio destinado a probar la lealtad del samurai por su señor.

Dentro de la cultura japonesa, todo sigue un ritual o ceremonia, y el seppuku no era menos. El samurai que decidía poner fin a su vida, por alguno de los motivos ante expuestos, se preparaba espiritualmente para ello.

El seppuku por voluntad, ocurría en el salón de la casa del samurai. Se bañaba para purificar y limpiar su cuerpo, ayunaba, y se vestía con un kimono blanco (símbolo de pureza). Seguidamente, se sentaba en posición seiza (sentado encima se sus talones), realizaba sus plegarias y debía escribir un poema de despedida (zeppitsu

o yuigon), y que podía ser sobre pergaminos o sobre el tessen. Se descubría del kimono hasta la cintura. El wakisashi, se presentaba sobre un cojín con un pañuelo blanco de seda, que el samurai tomaba con sus manos, (mancharse las manos de sangre representaba una deshonra) y realizaba el corte de izquierda a derecha, y luego hacia arriba.

El seppuku forzado, es decir por mandato del Shogun como pena de muerte, no variaba en cuanto al ritual en sí, pero el mismo se debía cumplir dentro de un plazo de días determinado. La mayoría de estos seppukus se denominaban Kaizoebara, ya que estaban asistidos con la presencia de un Kaishakunin. La función de éste era la de decapitar a la victima, si era incapaz de llevar el seppuku por él mismo. De todos modos, aunque la victima cumpliera con el seppuku igualmente era decapitada, y la cabeza junto con la espada ensangrentada eran llevadas a la presencia del Shogun, como constancia de que se había cumplido su decreto.

Las esposas de los samuráis, les seguían en su muerte, pero la práctica recibía otro nombre distinto al del seppuku. El ritual era llamado jigai, que en vez de cortarse el vientre, consistía en cortarse el cuello seccionando la carótida con un Kaiken, una especie de pequeña daga de doble filo.

El porqué un samurai cortaba su vientre, y no fuera otra parte del cuerpo, era porque en la antigüedad se creía que el alma (kami) se albergaba en esa zona, y que corresponde al segundo chakra denominado esplénico, de donde parte toda la energía.

La vida despues de la muerte

Grecia

Tales son las religiones de los misterios (como los del culto a Dionisos, los que se celebraban en la ciudad de Eleusis o los cultos Orficos). En estas manifestaciones el "iniciado" participaba en una serie de ceremonias que le acercaban al dios y este le aseguraba la plenitud vital y la vida feliz después de la muerte.

Entre los antiguos griegos la transmigración era una doctrina asociada de forma estrecha a los discípulos del filósofo y matemático Pitágoras. Según las doctrinas pitagóricas el alma sobrevive a la muerte física, siendo inmortal y quedando confinada en el cuerpo. Tras una serie de renacimientos en otros cuerpos, y siguiendo a cada renacimiento un periodo de purificación en el averno, el alma queda libre para siempre del ciclo de las reencarnaciones.

La liberación del cuerpo se produce en exclusiva cuando el alma ha pasado por una serie de transmigraciones. Si el alma ha tenido buen carácter en sus diversas existencias puede regresar a un estado de ser puro. Pero si su carácter ha continuado deteriorándose en sus transmigraciones acaba en Tártaro, el lugar de eterna condenación.

Roma

Los misterios de Eleusis, son una serie de rituales sagrados característicos de las fiestas religiosas celebrados en la antigua Grecia. La parte más importante de la fiesta, la iniciación de los participantes, tenía lugar todos los años, durante siglos, en el Telesterion, en Eleusis. Esta iniciación era el momento culminante de una serie de rituales que comenzaban en los primeros días de la primavera. Los ritos de purificación también formaban parte de la ceremonia de los misterios menores. Las ceremonias del otoño, llamadas los grandes misterios, comenzaban con el traslado de los objetos sagrados desde Eleusis a Atenas por los jóvenes conocidos como efebi.

En cuanto a los misterios, son ritos y ceremonias secretos conectados con varios cultos religiosos en la antigua Grecia y Roma. Practicaban estos ritos y ceremonias congregaciones de hombres y mujeres que habían sido debidamente iniciados; no se les permitía participar a personas ajenas a esa iniciación. Los rituales sagrados introducían a los iniciados en doctrinas religiosas secretas, que en muchos casos estaban relacionadas con la continuación de la vida después de la muerte. A menudo se representaban mediante una forma dramática el nacimiento, sufrimiento, muerte y resurrección de un dios. Los misterios parecen haber tenido un doble propósito: dar consolación e instrucción moral para la vida en la tierra, e inspirar esperanza en la vida después de la muerte.

En lo referido al Elíseo, también conocido como Campos Elíseos, en la mitología griega, es un paraíso prehelénico, una tierra de paz y felicidad plenas. En las obras de Homero, Elíseo era una tierra en el extremo más lejano y occidental del mundo adonde eran llevados los grandes héroes, en cuerpo y alma, para hacerlos inmortales. Allí eran libres de proseguir con sus actividades favoritas y las penas y las enfermedades eran desconocidas. Pronto, sin embargo, Elíseo fue considerado como la residencia de los muertos bienaventurados, donde las almas de los héroes, poetas y sacerdotes vivían en total felicidad, rodeados de hierba, árboles y suaves brisas, y envueltos en una luz rosada perpetua.

En la mitología romana, Elíseo era una parte del mundo subterráneo y un lugar de recompensa para los muertos virtuosos. Para algunos era sólo un paraíso temporal. En el borde de su mullido y verde prado corría Lete, río del Olvido, del cual tenían que beber todas las almas que retornaban a la vida en el mundo superior.

En las sociedades más simples, el concepto de vida después de la muerte suponía una continuación oscura de la vida terrenal. Incluso dentro de esta idea se manifestaba el principio de la necesidad de una justificación de la justicia divina. Este principio queda ilustrado en la distinción entre Elíseo (lugar de recompensa para los muertos virtuosos) y Tártaro (sitio de condena donde eran castigados los malvados) que se hizo en las religiones griega y romana y en las distintas profundidades del sheol (residencia de la muerte) en los Libros Sagrados judíos

Aristóteles declaró que todas las religiones (politeístas) situaron la residencia de los dioses en el lugar más elevado del Universo. En los tiempos clásicos, esas regiones estaban vedadas a los mortales normales; la Isla de los Justos, a veces identificada con el Elíseo, sólo era alcanzada por algunos héroes, semidioses y favoritos de los dioses. El cielo de las religiones politeístas posteriores era concebido como un lugar donde los mortales podían continuar los placeres de la vida terrenal.

Budismo

Los elementos centrales en los que se basaba la Iluminación de Buda estaban condicionados por la realización de las denominadas Cuatro Nobles Verdades:

*La vida es sufrimiento. Esta afirmación va más allá del simple reconocimiento de la existencia del sufrimiento en la vida, y se refiere más bien a que la existencia humana es intrínsecamente dolorosa desde el momento del nacimiento hasta el de la muerte. Más aún, este sufrimiento ni siquiera desaparece con la muerte, ya que Buda incluyó en sus enseñanzas la idea hindú de que la vida es cíclica, por lo que la muerte simplemente precede a una nueva reencarnación.

*La causa de este sufrimiento radica en el hecho de que el hombre desconoce la naturaleza de la realidad, y por ello siente ansiedad, tiene apego a las cosas materiales y mucha codicia. Estos defectos provocan su sufrimiento.

*Se puede poner fin al sufrimiento si el hombre logra superar su ignorancia e ir más allá de las ataduras mundanas.

*El camino para dar fin al sufrimiento es la Óctuple Senda (o Camino de las Ocho Etapas), que consiste en tener una adecuada visión de las cosas, buenas intenciones, un modo de expresión correcto, realizar buenas acciones, tener un modo de vida adecuado, esforzarse de forma positiva, tener buenos pensamientos y dedicarse a la contemplación del modo adecuado

Sostenía que toda existencia humana se caracterizaba por contar con las tres indicaciones de: anatmán (no tener alma), anitya (impermanencia) y dukkha (sufrimiento). La doctrina de anatmán hizo necesario que Buda reinterpretara la creencia hindú de las reencarnaciones en el ciclo de la existencia fenomenológica, más conocida como samsara. Después de haber llegado a este punto de su enseñanza, Buda comenzó a difundir la doctrina del origen condicionado (pratityasamutpada) de la existencia. Según esta doctrina, existe una cadena de 12 causas unidas donde se demuestra cómo el haber sido ignorante en una vida anterior hace que la persona tienda a formar un determinado conjunto que tiene que desarrollar. Esta combinación llevará a que actúen la mente y los sentidos. Las sensaciones que resultan de este actuar llevan a sufrir ansiedad y apegarse a la existencia. Esta condición determina el proceso de ser nuevamente, creando otro ciclo de nacimiento, vida adulta y muerte. A través de esta cadena causal se vincula una vida a la siguiente. Se llega a un fluir de nuevas vidas más que a un existir permanente que se desplace de una vida a otra; de hecho es la creencia de una reencarnación sin transmigración.

La doctrina del karma se encuentra muy relacionada con la del anatmán. El karma se basa en los actos de cada persona y en las consecuencias morales que se desprendan de esos actos. Los actos humanos determinan la reencarnación posterior de una persona, por lo que las buenas acciones lógicamente son recompensadas, como son castigadas las malas.

De acuerdo con las enseñanzas de Buda, y según el tipo de karma que tenga cada persona, ésta puede reencarnarse en un ser humano, en un animal, en un fantasma hambriento, en un habitante del infierno o incluso en alguno de los dioses de la religión hindú.

El objetivo final del camino del budismo es lograr liberarse de la existencia fenoménica a la que le es propia el sufrimiento. Para lograr este objetivo es necesario alcanzar el nirvana, estado de iluminación en el que los fuegos de la codicia, el odio y la ignorancia han sido apagados. Este estado no debe confundirse con el aniquilamiento; el nirvana es un estado de conciencia que va más allá de ninguna definición. Después de alcanzar el nirvana, el iluminado puede seguir viviendo e ir eliminando cualquier remanente de karma que pueda tener, hasta llegar, en el momento de la muerte, a un último estado de nirvana absoluto (parinirvana).

En teoría cualquier persona puede alcanzar el nirvana, aunque en realidad es un objetivo accesible sólo para los miembros de la comunidad monástica. Todos aquellos que, por una u otra razón, no son capaces de lograr el objetivo final, tienen que, como siguiente opción, tratar de lograr una mejor reencarnación por medio del perfeccionamiento de su karma. Generalmente aspiran a esta meta inferior los budistas laicos, quienes ven en este objetivo la esperanza de llegar a una vida en la que alcancen la iluminación final, como miembros de la sangha.

El nirvana, el cielo del budismo, es un estado de pérdida de todo deseo y la unión con el cosmos alcanzados mediante el perfeccionamiento del alma a través de todas sus transmigraciones sucesivas. La rama Mahayana del budismo desarrolló también la doctrina de la Tierra Pura, un paraíso intermedio en el oeste remoto en el que las almas afortunadas se reencarnarán antes de alcanzar el nirvana.

El budismo es único en la historia de las religiones porque afirma que el alma individual es una ilusión producida por diversas influencias psicológicas y fisiológicas. No tiene concepción de un alma o ser que pueda sobrevivir a la muerte. El punto de vista budista sobre la reencarnación no es otro que el de una cadena de consecuencias mediatizadas por cualquier identidad continuada, aunque en la creencia popular esta sutileza se suele perder y los seguidores consideran a los muertos como almas transmigratorias.

Hinduismo

Dentro de la complejidad cultural del hinduismo, existen una serie de darshana o puntos de vista, que el individuo puede adoptar. Los más notables son el vedanta, basado en las doctrinas de los Upanisad, un conjunto de escritos poéticos; y el yoga, una forma de meditación que se considera nativa de la India. Tanto el vedanta como el yoga se ocupan de la liberación del mundo, considerado como una ilusión de realidad.

El vedanta y el yoga no suelen enseñarse a los niños, como se hace con las Escrituras y las creencias de una religión como el cristianismo, sino sólo a los adultos ya disciplinados en los caminos de la sociedad. Estos caminos implican renunciar en concreto a la propia identidad, abandonar la tarea de mantener las obligaciones sociales y prepararse para morir, y esto se explica porque la muerte, cuando le llega a una persona que todavía cree que es un individuo aislado, se considera una calamidad.

El hinduismo imaginaba 21 infiernos que formaban parte de un ciclo sin fin de transmigración de almas. Las consecuencias de las acciones mortales conducirán a los pecadores a reencarnarse en el infierno, donde les atormentarán los demonios hasta que hayan purgado sus pecados y queden libres para reencarnarse en un orden superior.

En Oriente, la creencia en el alma humana es crucial en varios sistemas filosóficos y religiosos. Así, por ejemplo, a comienzos del hinduismo el alma (atmán) estaba considerada como el principio que controla todas la actividades y define la identidad de uno y su conciencia. Las obras filosóficas hindúes, los Upanisad, identifican el atmán con lo divino (Brahman), añadiendo una dimensión eterna al alma. Vinculado estrechamente a ello, el alma humana es atrapada en el ciclo de la reencarnación hasta que alcanza la purificación y el conocimiento se funde de nuevo con la realidad última.

Según el hinduismo popular moderno, el estado en el que renace el alma está predeterminado por las buenas o malas acciones (karma) cometidas en anteriores encarnaciones; las almas de los que hacen el mal, por ejemplo, renacen en estados inferiores (como animales, insectos, y espíritu de los árboles). Por último, la liberación de samsara y karma se consigue después de la expiación de las malas obras y el reconocimiento de que el alma individual (atmán) y el alma universal (Brahman) son idénticas.

Reencarnación

La reencarnación se define en un diccionario "común" como: creencia de diversas mitologías y religiones según la cual, tras la muerte, el alma renace con otro cuerpo humano, animal o vegetal.

La reencarnación se define en un diccionario "espiritista" como: La vuelta del espíritu a la vida corporal o su retorno a la materia; volver a tomar una nueva existencia en este globo o en otro.

Desde tiempos antiguos, las sociedades menos estructuradas que las que abrazaron las principales religiones orientales u occidentales han creído también en diversas formas de transmigración. Suponían que el cuerpo está habitado por una sola alma o esencia vital, que se creía que se separaba del cuerpo con la muerte (y también en el sueño), saliendo por la boca o por la nariz. Separada del cuerpo tras la muerte física, el alma busca un nuevo cuerpo donde vivir, y si fuera necesario entrará en el cuerpo de un animal o de alguna otra forma de vida inferior. Entre estas culturas se creía que la reencarnación se lograba por la transmigración del alma de una persona muerta al cuerpo de un niño de la misma familia, y la posterior animación del niño. Los parecidos familiares se establecerían gracias a este proceso.

El budismo aceptó y modificó los conceptos hindúes de reencarnación e infierno. Según la cosmología ortodoxa budista, los seis destinos de la existencia mortal incluyen tres esferas en las que los agobiados por karmas perjudiciales se puedan reencarnar: El 'destino' del infierno, el 'destino' de los espíritus ávidos y el 'destino' de los demonios en guerra. Como en el hinduismo, las torturas sufridas en estos destinos sirven para purgar el karma maligno del alma y liberarla para su reencarnación en un plano superior. Esta doctrina fue elaborada en la tradición budista de Asia oriental, donde los muertos son juzgados por el monarca (o por los reyes) del infierno y condenados a los castigos apropiados.

Libro de la muerte (Egipcios)

Es llamado “Libro Oculto de la Morada”, también conocido como “El Libro de la salida a la luz del día”, sin embargo la más empleada es El Libro de los Muertos. Es un libro que se oculta a sí mismo, según es dicho en sus últimos párrafos.” No dejes que le vea ningún hombre. El hecho de divulgarlo, constituye una tremenda abominación. Ocúltale, para que nadie sepa que existe”

Este libro misterioso se compone de una sucesión de figuras acompañadas casi siempre de su correspondiente texto. Su lenguaje es jeroglífico hierático.

Es sin lugar a dudas un documento iniciático, encontrado en el interior del sarcófago de las momias de los altos dignatarios del antiguo Egipto. Rollo misterioso que se colocaba bajo la cabeza del difunto y que narraba bajo una forma simbólica, el viaje de ultratumba del alma, según los sacerdotes de Ammón-Ra.

Según la tradición egipcia el autor e inspirador de esos cantos mágicos fue Thot, conocido como Hermes Trismegisto el Tres veces Grande.

Dijo Platón que este Dios dio a los hombres el conocimiento de los números y la clave de su interpretación, de la geometría, de la música, de la astronomía y de la poesía sacra.

Se convierte este ser, deidificado en los misterios egipcios; en protector y guía de los muertos. Tanto en Egipto como en Grecia y hasta épocas posteriores, era costumbre de los moribundos invocar al Dios y confiarse a él en el trance de la muerte, ya que era el Conductor de las Almas en el Más Allá.

En el periodo postrero de la civilización greco - egipcia, a Toth Hermes se le veneraba como el Dios que crea la palabra, como el primer iniciador de la humanidad, consagrándole la ciudad sagrada de Hermópolis.

El libro nos lleva a un cortejo fúnebre, extendido en el lecho funerario, se transporta al muerto, sobre la barca de Isis, Junto a él Isis y Nephtis le protegen.

Vienen después los sacerdotes, portadores de emblemas, algunos llevan las ofrendas, otros las urnas y una copa. Se dirigen a la cerrada tumba que guardará los restos mortales del difunto.

El postulante se arrodilla ante Horus, hijo de Ra y dirige una ferviente plegaria para obtener las fuerzas que necesita para someterse con éxito a las pruebas a las que será sometido.

Momificación

En Egipto antiguo, la conservación del cuerpo era un símbolo muy importante. La destrucción de éste representaba un riesgo muy grave. Los Egipcios creían en la inmortalidad. La muerte, en los Egipcios, representaba la separación entre el soporte material y los elementos inmateriales: Bâ, que corresponde al alma, y Ka, que representa la energía vital. Hacía falta pues que Bâ y Ka, al despertar de su nueva vida, pudieran reintegrar el cuerpo, previamente conservado.

El origen de la momificación proviene de diversos países, pero podemos afirmar que la cuna de ésta se encuentra en África. En efecto, es en Egipto dónde la momificación alcanza su apogeo, tanto a nivel de perfección de las técnicas como en su arte. Los diferentes métodos empleados en la momificación permanecieron secretos, y lo que conocemos de ellos es gracias a los relatos de los escribanos de la época.

La momificación correspondía a una necesidad de orden religiosa, porque los egipcios creían en la inmortalidad del alma, y esta técnica permitía alcanzarla. Los orígenes de la momificación son difíciles de precisar. Existen diversas y variadas teorías sobre ésta.

Fantasmas

Podríamos definir el término "Fantasma" como la representación visual, acústica o táctil del cuerpo no físico de una persona fallecida que, por diferentes motivos o circunstancias de su transitar como ser humano por el mundo de la vida, se ve aferrado a la misma bajo otra forma de existencia no física, manifestándose de diferentes formas ante seres humanos (familiares o amigos dependiendo del grado de vinculación entre ellos u otras personas y desconocidas para éste ente) y en determinados lugares dependiendo de la carga psíquica existente para ellos y en ellos.

El fantasma tiene cierta consistencia material, aunque es más o menos tenue, transparente, con poquísimo peso con relación al modelo reproducido. No es necesario decir que ocurrieron fraudes y tentativas de engaño, lo que dio mayor mérito a la comprobación de los fenómenos auténticos. La formación del fantasma es un fenómeno de ideoplastia, plastificación externa de la imagen inconsciente que tiene el médium, y dependiente de éste en todo: peso , materia, movimiento, sensibilidad, etc. Este fenómeno está, por lo tanto, clasificado entre los extra-normales".

Cuando el fallecimiento de un ser se completa, de su cuerpo físico se supone que se desprenden los cuerpos etéreos (cuerpo mental, emocional y espiritual). Estos tres cuerpos que forman una unidad llamada CUERPO ETÉREO forman lo que se denomina el Cuerpo Astral. Se han constatado que tras el fallecimiento de una persona el cuerpo físico pierde (aproximadamente) unos 150 gramos de peso que muchos presuponen que se podría tratar del peso del cuerpo astral. No obstante todo esto no es más que un planteamiento especulativo. Es evidente y también se ha comprobado que esa pérdida de peso es común en todos los fallecidos y, en principio, no se debe a ninguna causa aparentemente explicable (perdida de tejidos, volumen de aire en los pulmones, líquidos o fluidos corporales, etc).

El cuerpo astral, conformado por el mental, el emocional y el espiritual, tiene la capacidad de "despedirse" de sus seres queridos y de recorrer el mundo físico volando, así como los hechos que experimentó en vida. Una vez que el cuerpo astral hace lo que cree que tenía que hacer (en nuestra vida y en nuestro mundo de Vida), el cuerpo espiritual lo abandona y asciende a la dimensión luminosa que se vislumbra en los viajes astrales y en las experiencias de pre-muerte, dejando atrás al cuerpo mental y al cuerpo emocional. El cuerpo mental y el cuerpo emocional, entonces, conforman el cuerpo de lo que conocemos como fantasma o espíritu desencarnado, y este fantasma, sin la insuflación del espíritu esencial, comienza a desgastarse. El fantasma piensa y recuerda, y se puede manifestar y actuar en nuestro mundo físico a través de un médium, una casa encantada o una persona sensible para cumplir una promesa, para instruir o inspirar a un humano vivo, o para conseguir, a través de los vivos, lo que ya no puede conseguir como muerto.

El Barquero

Según la mitología griega Caronte es el barquero encargado de transportar las almas de los muertos a través de la laguna Estigia (algunos dicen que del río Aqueronte) hasta el reino del inframundo gobernado por Hades. Entra dentro de sus atribuciones rechazar a aquellos difuntos que no puedan pagar el pasaje al no haber sido enterrados con una moneda en la boca (el famoso óbolo). En las obras clásicas se le describe como un anciano alto, delgado, de barba y pelo canos, y con llamas en los ojos. Viste unas pieles y empuña una larga vara con la que golpea a los espíritus de los muertos cuando no reman con la suficiente rapidez, o cuando protestan demasiado.

Guerreros

Los guerreros que morían en combate, especialmente por la lanza, que estaba consagrada a Odín, iban a la estancia de este, el Valhalla. Se consideraba que una muerte de guerrero era lo más noble, así como un destino al que aspirar. Un noble que estuviera muriéndose en su casa y quisiera ir al Valhalla en vez de con Hel, a donde iban quienes morían en la cama, podía herirse con una lanza y "marcarse para Odín", asegurandose así el ingreso en el Valhalla. Freyja recibía también a los guerreros caídos. Ella asisitía a las batallas en su carro tirado por gatos y recogía a la mitad de los caídos, mientras que la otra mitad correspondía a Odín. Los guerreros a quienes ella recibía acudían a su palacio, Sessrumnir (lugar de muchos asientos). Las mujeres muertas también iban a Freyja. En la saga de Egil, una mujer condenada por suicidio decía que no comería ni bebería hasta que cenara con Freyja. También la diosa Gefjun recibía a las mujeres muertas, y era responsable de las mujeres y muchachas que morían solteras.

Los que morían de enfermedad, por accidente o de viejos iban al reino subterráneo de Hel (que no tiene nada que ver con el hell -en inglés infierno- de los cristianos), regido por la hermana de Loki, llamada Hel. Los ahogados eran conducidos al palacio submarino de Aegir y Ran.

Libros se han escrito sobre personas que han sido declaras muertas por segundos y luego de ser revividas cuentan que se vieron dentro de una especie de túnel oscuro que tenía una luz al final. Este resplandor los llenaba de esperanza, hasta que de golpe regresaban a su cuerpo.

Para investigadores que han estudiado experiencias cercanas a la muerte, esta visión no es real y nada tiene que ver con una vida en el más allá. Ellos opinan que gran parte de esta fenomenología puede explicarse como un resultado químico del sistema nervioso en situaciones extremas. Para la psicóloga Susan Blackmore, el sentirse dentro de este corredor oscuro con una luz al final, es el resultado del cerebro procesando la información visual en períodos en que le llega poco oxígeno y la función normal de las neuronas se va complicando. La sensación de bienestar vendría propiciada por la acción de neurotransmisores como las endorfinas, que se liberan en situaciones de estrés importante.

La luz al final del tunel

Las Parcas

Las Parcas estaban representadas por tres estatuas, llamadas Tria Fata, las tres diosas-Destino. 'Fata' terminó dando 'Hada' (cf. 'Fata Morgana'), y si lo piensas, en los cuentos tradicionales es frecuente que las hadas que aparecen al nacer un niño determinen su destino.

Las Parcas son hermanas de las Horas y son las tres diosas romanas del Destino. Su equivalente en la mitología griega son las Moiras, aunque estas últimas eran inicialmente los espíritus del nacimiento, las encargadas de distribuir su destino a cada niño que nacía. En sus manos estaba la muerte de cada ser y por eso eran unas diosas temidas y oscuras.

En la mitología romana son tres ancianas hilanderas: Cloto es la que hila, Laquesis la que distribuye y Átropos la que corta el hilo. El contenido de la vida de cada individuo es obra de Laquesis y Átropos decide el momento de finalizar con cada existencia. En esta mentalidad antigua, nadie puede decidir sobre su destino ni cambiarlo. Poco a poco, a medida que el hombre se consideró dueño de su futuro, las figuras de estas diosas se fueron diluyendo, convirtiéndose únicamente en la fuerza del Destino, las responsables cuando sucede algo inexplicable (normalmente de carácter negativo). A pesar de todo, siempre conservaron su imagen siniestra e implacable.

Cloto

Laquesis

Átropos

La Parca (Imagenes)