Los nabateos constituyen un antiguo pueblo ismaelita,cuya actividad se desarrolló especialmente al sur y al este de la región palestina(actualmente en Palestina y Jordania). La capital, la mayor parte del tiempo, fue Petra, que está situada a 80 km al sudeste del mar Muerto. Su época de mayor esplendor abarca del siglo IV a. C. al I d. C. El casco urbano de Petra se repartía entre las dos riberas del río Uadi Musd, un valle encajonado entre altas rocas. Ciudad almacén de las mercancías que procedentes de Arabia, India y del mar Rojo, eran trasladadas en largas caravanas por las rutas comerciales de la época. La posesión de los principales enclaves por donde esas rutas pasaban era una de los objetivos de los nabateos. Palmira, al norte, fue capital del reino nabateo bajo el efímero reinado de la famosa reina Zenobia, entre los años 266 y 272 d. C. Otra de sus ciudades en el centro de la ruta comercial fue la ciudad de Bosra.
La mayoría de los historiadores identifican a los nabateos con la tribu de Nebayot. Por eso se les relaciona con Ismael de quien aquel era hijo (véase Génesis 25.13, 28.9 y 36.3; y 1 Par 1.29). También se presume que eran árabes de Qahtán. Pertenecían al grupo de los arameos contra quienes combatió Tiglatpileser III (745-727 a. C.).
Asurbanipal también luchó contra ellos en el año 640 a. C. aproximadamente. Unidos a la gente de Qedar resistieron, mandados por el jefe árabe Uabé, hijo del anciano Házá'il. En este tiempo eran eminentemente nómadas y la ley vigente entre ellos les prohibía sembrar trigo, plantar árboles o construir casas. Así mantenían el espíritu trashumante que les era propio.
Hacia el 312 a. C., Antígono ―soberano de Siria y Fenicia―, emprendió una campaña contra los nabateos, que se refugiaron en Petra. Allí gozaron de independencia, sobre todo en la época de mayor debilidad de los seléucidas. La ciudad comercial más importante estaba en Hegra (hoy Madain Saleh), lugar en que se cruzan las rutas del golfo Pérsico ―por Hái'l y Teima―, del Yemen ―por Yatrib―, del mar Rojo ―por Leuke Kome, en la desembocadura de Uadi el-Harud―.
Petra (‘piedra’), la capital nabatea esculpida en la roca.
Hacia el 170 a. C., los reyes nabateos entraron en los relatos de la Biblia. Aretas I persiguió a Jasón forzando su huida a Europa (según el Segundo libro de los macabeos 5.8).
Pompeyo intentó, inútilmente, anexionarse la provincia de Siria el territorio de los nabateos; pero solo consiguió Filadelfia y algunas ciudades de la Decápolis.
Por este tiempo se rompió la antigua amistad con los judíos, y así los nabateos que ayudaron en más de una ocasión a los macabeos(según el Primer libro de los macabeos 5.25 y 9.35), se vieron atacados por Alejandro Janneo, rey y sumo pontífice de los judíos, que les arrebató algunas ciudades.
Aretas II se puso del lado de Gaza en su discordia con aquéllos. Gracias a la ayuda de los nabateos, esta ciudad pudo resistir el ataque de sus enemigos.
En cierto modo, la tierra de Moab estaba colonizada por los nabateos. Alejandro Janneo consiguió someterla a tributo, sin que el rey nabateo Obodas I pudiese impedirlo. Por su parte, los romanos continuaron sus incursiones por el territorio nabateo. Más tarde Alejandro Janneo fue derrotado cerca de Garada ―en la Gaulanítide― gracias al dominio de esas rutas comerciales que el rey Obodas I aún poseía.
Su sucesor, Aretas III gobernó en Damasco hacia el año 85 a. C. Esta injerencia de los nabateos era mal vista por Pompeyo; pero ellos se mantenían seguros gracias al control y dominio de las rutas del este. El general romano envió contra la capital de los nabateos a Escauro, que llegó hasta Petra, pero solo consiguió 300 talentos que el rey nabateo pagó gustosamente con tal de verse libre de la poco grata presencia romana. Más tarde (55 a. C.), Gabinio intentó obtener algún botín de los nabateos antes de volverse a Roma, pero lo más que consiguió fue la liberación de los partos exiliados.
El rey Malicos I (60-30 a. C.) tuvo que pagar al legado romano Ventidio una fuerte suma en concepto de tributo. Este mismo rey nabateo entabló lucha contra el hijo del idumeo Antípatro, que tanto favor gozaba en la corte judía de los asmoneos. Las primeras refriegas con el que sería más tarde Herodes el Grande tienen lugar al norte del río Yarmuk, en Diáspolis y Canata. Después de una primera victoria judía, Herodes fue vencido por los nabateos, pero pronto tomó la revancha, junto a Filadelfia, donde aquellos sufrieron una fuerte derrota.
Con Aretas IV (9 a. C.-40 d. C.) el reino nabateo alcanzó su máximo esplendor. Inicialmente estaba enemistado con los romanos, entre otras razones por haber subido al trono sin autorización del emperador Augusto. Pero luego supo atraerse el favor de Roma poniendo a disposición de Varus un buen contingente de hombres contra una sedición de los judíos. La enemistad con el país vecino aumentó cuando Herodes Antipas (el tetrarca de Galilea), repudió a la hija del rey Aretas IV, uniéndose con Herodías, la esposa de su hermano. Este fue el verdadero motivo de la guerra, aunque se justificara con cuestiones fronterizas.
Tiberio se puso de parte de los judíos y ordenó que, vivo o muerto, Aretas fuese llevado a Roma, pero muerto el emperador, Vitelio, legado de Siria, no consiguió apresar al monarca que permaneció en Petra, sin olvidar sus dominios del norte en la región damascena. En tiempo de Calígula (37-41) estuvo representado en Damasco por un etnarca que veló por los intereses del pueblo. En este periodo ocurrieron los hechos a que se refiere Pablo de Tarso en su Segunda carta a los corintios 11.32.
Los sucesores de Aretas IV perdieron el control de Damasco en tiempos del emperador Nerón, aunque siguieron dominando en Admedeva, la primera población en la ruta de Damasco a Palmira.
Rabel II (71-106) fue el último rey nabateo. La unificación que se había realizado alrededor de este reino por la incorporación del último territorio herodiano del norte de Yarmuk, debería proseguir normalmente con la anexión de la Arabia nabatea al Imperio romano.
Teatro de Petra esculpido en la roca.
En tiempos del emperador Trajano, el legado de Siria ocupó el país (105 d. C.), dominando Bosra y Petra. Al año siguiente el territorio nabateo quedó convertido en provincia romana administrada por un legado, con la Tercera Legión Cirenaica a su mando. El centro político se situó en Bosra (con una legión acuartelada en esta población), que pasó a llamarse Colonia Nova Trajana. Su primer gobernador fue Claudio Severo y durante su mandato los soldados romanos construyeron una calzada que iba desde Eilat hasta la frontera con Siria.
Este reino de los nabateos se convirtió en provincia romana con el nombre de Arabia Pétrea, que abarca el sur de la actual Jordania y el noroeste de Arabia Saudí. Con la anexión del reino nabateo se aseguró la continuidad territorial del Imperio romano entre Egipto y las provincias asiáticas.
No obstante, Petra seguiría conservando su prestigio y en más de una ocasión sería la residencia del legado romano. En su bella necrópolis fue enterrado Sextus Florentinus. Los nabateos conservaron la peculiaridad de su dialecto por mucho tiempo, aunque poco a poco se fueron arabizando hasta el punto de que los romanos los identificaban con los árabes. Así Estrabón (XVI.4.18) habla de Petra como la ciudad de los árabes llamados nabateos.
El aumento de población y el cambio de circunstancias históricas fueron convirtiendo a los nabateos de nómadas en pacíficos agricultores, que se agruparon en pueblos y ciudades. Existían numerosas vías de comunicación que los ponían en contacto entre sí, mientras que una red de fortalezas y torres de guardia les protegían de posibles expediciones enemigas.
Las recientes excavaciones arqueológicas han mostrado hasta qué punto gozaban de una gran organización. No se limitaron a defenderse, sino que también cultivaron con éxito diversas artes e industrias, especialmente la artesanía del cuero, vidrio y cerámica. Su estilo muy original, permite al arqueólogo distinguirlo con facilidad. Bajo la influencia helenística cultivaron también la escultura y la arquitectura.
Trasformado el reino nabateo en región fronteriza, habitada por destacamentos militares de procedencia y origen diverso, fue decayendo paulatinamente su civilización. El territorio nabateo se dividió entre la gente del sur, reagrupada alrededor de Petra y Hiyr, y las del norte, en torno a Palmira y Bosra. El comercio se concentró en el antiguo oasis de Tadmor, para dirigirse al oeste por las rutas de Damasco, Bosra y Homs (Emesa), fuertemente guarnecidas por las tropas romanas.
Palmira creció en importancia cuando los emperadores romanos la tomaron como base para sus ataques contra los partos. Pero en 273 sus habitantes pagaron duramente una tentativa de independencia y de dominio sobre las provincias orientales, bajo el efímero reinado de la famosa reina Zenobia entre los años 266 y 272, lo que constituyó un paso más en el proceso de disolución en que el pueblo nabateo había entrado desde la muerte de Aretas IV.
Tetrapylon en Palmira.
Mapa del sur del Levante mediterráneo, ca. 830 a. C. Las regiones representadas son, de este a oeste y de norte a sur:
El reino nabateo (árabe: المملكة النبطية), también llamado Nabatea, fue un estado político dirigido por los árabes nabateos durante la antigüedad clásica. Nabataea permaneció independiente desde el Siglo IV a. C. hasta que fue anexionada por el Imperio Romanoen el año 106 d. C., que lo rebautizó como Arabia Petrea.
المملكة النبطية
Reino nabateo
(106 d. C.)→
Entrada de una sepultura nabatea en Madain Saleh, Al Ula, Arabia Saudí.
Los nabateos eran una de las diversas tribus nómadas beduinas que recorrían el desierto de Arabia y se trasladaron con sus rebaños a donde pudieran encontrar pastos y agua. Se familiarizaron con su área a medida que pasaban las estaciones, y luchaban por sobrevivir durante los años severos cuando disminuía la lluvia estacional. Aunque los nabateos estaban inicialmente incrustados en la cultura aramea, las teorías sobre su relación con raíces arameas son generalmente rechazadas por los eruditos modernos. Por otro lado, pruebas arqueológicas, religiosas y lingüísticas confirman que son una tribu de Arabia del Norte.
El origen preciso de la tribu nómada árabe sigue siendo incierto. Una hipótesis ubica su tierra natal en el actual Yemen, al suroeste de la península arábiga, pero sus deidades, idioma y escritura no comparten nada con los del Arabia del Sur. Otra hipótesis sostiene que su origen se encontraba en la costa oriental de la península.
La sugerencia de que partieron del área de Hejaz es considerada más convincente, ya que compartían un gran número de deidades con los pueblos antiguos de esta zona. "Nbtw", la consonante raíz del nombre de la tribu, se encuentra en las primeras lenguas semíticas de Hejaz.
Las similitudes entre el dialecto árabe nabateo tardío y las encontradas en Mesopotamia durante el período Neo-Asirio, así como un grupo con el nombre de "Nabatu" enumerado por los asirios como una de varias tribus árabes rebeldes en la región, sugiere una conexión entre los dos Los nabateos podrían haberse originado allí y emigrar al oeste entre los siglos VI y IV a. C. al noroeste de Arabia y gran parte de lo que hoy es la actual Jordania.
Los nabateos han sido falsamente asociados con otros grupos de personas. Un pueblo llamado "Nabaiti", que fue derrotado por el rey asirio Ashurbanipal, estuvo asociado por algunos con los nabateos debido a la tentación de vincular sus nombres. Otra idea equivocada es su identificación con los Nebayot de la Biblia hebrea, los descendientes de Ismael, el hijo de Abraham.
A diferencia del resto de las tribus árabes, los nabateos surgieron más tarde como dirigentes vitales en la región durante sus tiempos de prosperidad. Sin embargo, su influencia se desvaneció y los nabateos fueron cayendo en el olvido.
El reino nabateo bajo su mayor apogeo (85 a. C.)
Título de líder
• 168–144 a. C.
• 140–120 a. C.
• 120–96 a. C.
• 96–86 a. C.
• 86–62 a. C.
• 62–59 a. C.
• 59–30 a. C.
• 30–9 a. C.
• 9 a. C. – 40
• 40–70
• 70–106
Período histórico
• Fundación
• Obodas I repele la invasión de los asmoneos
• Conquista por el Imperio Romano
Hoy parte de
Aunque los nabateos conocían la escritura, no dejaron textos históricos de considerado tamaño. Sin embargo, existen miles de inscripciones que todavía se encuentran hoy en varios lugares donde alguna vez vivieron, incluyendo graffitis y sus monedas acuñadas. La primera referencia histórica a los nabateos es del historiador griego Diodoro Sículo, que vivió alrededor del año 30 a. C., pero que incluye información 300 años anteriors. Usa como fuente a Jerónimo de Cardia; uno de los generales de Alejandro Magno que tuvo un encuentro de primera mano con los nabateos.
Diodoro relata cómo los nabateos sobreviven en un desierto sin agua y cómo lograban vencer a cualquier enemigo al esconderse en el desierto hasta que este se rendía por falta de agua. Los nabateos excavaban cisternas que estaban cubiertas y dejaban señas solo conocidas por ellos mismos. Diodoro escribió sobre cómo eran "excepcionalmente aficionados a la libertad" e incluyó una lista sobre incursiones infructuosas que fueron iniciadas por el general griego Antígono I en 312 a. C.
Después de la muerte de Alejandro Magno en el 323 a. C., su imperio se dividió entre sus generales. Durante el conflicto entre los generales de Alejandro, Antígono conquisté el Levante y esto lo llevó a las fronteras de Edom, justo al norte de Petra. Los ricos nabateos se convirtieron en el próximo objetivo de Antígono. Su riqueza era generada por los ingresos de las caravanas comerciales que transportaban incienso, mirra y otras especias de Eudaemon en el actual Yemen, a través de la península arábiga, pasando por Petra y terminando en el Puerto de Gaza para su envío a los mercados europeos. Esta riqueza distinguió a los nabateos de otras tribus árabes. Antígono ordenó a uno de sus oficiales para atacar a los "bárbaros" nabateos y tomar sus rebaños como botín. Las tres incursiones no alcanzaron la victoria o terminaron en desastre para los griegos.
En la primera incursión, los griegos lograron saquear toneladas de especias y plata de Petra en 312 a. C.; y aunque este año se considere como el inicio oficial de la historia de Nabatea, sus habitantes ya poseían amplias riquezas. Pronto se produjeron dos enfrentamientos y, a la luz de las derrotas, Antígono abandonó sus planes contra los nabateos. Durante la Batalla de Ipsus en Anatolia alrededor del 301 a. C., Antígono fue derrotado ante una coalición griega que incluía a los Seléucidas.
La serie de guerras entre los generales griegos terminó en una disputa sobre las tierras de la moderna Jordania entre los Ptolomeos con sede en Egipto y los Seléucidas con sede en Siria. El conflicto permitió a los nabateos extender su reino más allá de Edom.
Durante el siglo IV a. C., los nabateos ocuparon el norte de Hejaz, Edom y el Neguev en el Mar Mediterráneo, junto con algunas islas de la costa y un tramo de tierra a lo largo de la costa del Mar Rojo. Diodoro menciona que los nabateos habían atacado barcos mercantes pertenecientes a los Ptolomeos en Egipto, pero pronto fueron atacados por una fuerza mayor y "castigados como se merecían". Si bien no se sabe por qué los ricos nabateos recurrían a la piratería, una posible razón es que sintieron que sus intereses comerciales estaban amenazados por la competitiva ruta comercial naval a través del Mar Rojo.
Medio siglo después de las agresiones de Antígono I Monóftalmos, se encuentra la segunda referencia histórica a los nabateos en Hauran. Dionisio, uno de dos empleados griegos que buscaban una carrera alternativa venidendo mujeres como esclavos sexuales, fue una vez detenido por los nabateos durante una semana durante uno de sus intercambios. Teniendo en cuenta la notable igualdad de género de la sociedad nabatea en ese momento, es probable que estuvieran en desacuerdo al tratamiento de las mujeres en su área, a las que creían responsables en el curso del mantenimiento de la ley y el orden.
Aretas I fue el primer rey nombrado por los nabateos cuyo nombre se encontró en una inscripción en el Neguev datada del siglo II a. C. Casi al mismo tiempo, los nabateos árabes y los judíos macabeos vecinos habían mantenido una relación amistosa, la primera había simpatizado con los macabeos, que a la vez estaban siendo maltratados por los seléucidas. Los nabateos comenzaron a acuñar monedas durante el mismo siglo, indicando la extensa independencia económica y política de la que disfrutaban.
Petra fue incluida en una lista de las principales ciudades del área mediterránea para ser visitada por un notable de Priene, una señal del significado de Nabataea en el mundo antiguo. Petra estaba incluida con Alejandría, que era considerada una ciudad capital en el mundo civilizado.
Rutas comerciales del antiguo Medio Oriente, cuando Petra era la última parada para caravanas que llevaban especias antes de ser enviadas a los mercados europeos a través del Puerto de Gaza.
Litografía de Louis Haghe representando Al-Khazneh, tallada en roca por los nabateos en su capital, Petra.
Durante el solsticio de invierno, el sol se filtra en el Monasterio de Petra, iluminando el pódium. A la vez, la montaña de enfrente dibuja la cabeza de un leónCabeza de león vista desde el Monasterio de Petra.
Durante el solsticio de invierno, el sol se filtra en el Monasterio de Petra, en Jordania, iluminando el pódium de una deidad. Justo en ese momento, la silueta de la montaña de enfrente dibuja la cabeza de un león, un animal sagrado. Son ejemplos de un estudio donde investigadores del Instituto de Astrofísica de Canarias y el CSIC muestran cómo los eventos celestes influyeron en la orientación de las grandes construcciones de los nabateos.
El movimiento del Sol sobre los cielos de Petra determinó la forma en que se levantaron los monumentos de esta y otras ciudades nabateas. Así lo revela el análisis estadístico sobre la posición espacial de sus palacios, templos y tumbas efectuado por científicos del Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC), el CSIC y la Universidad de Perugia (Italia).
Los resultados, que publica la revista Nexus Network Journal, apuntan a que aquellas grandes construcciones se levantaron teniendo en cuenta los equinoccios, los solsticios y otros acontecimientos astronómicos que determinaron la religión de los nabateos. Este antiguo pueblo prosperó entre los siglos I a. C. y I d. C en lo que hoy es Jordania y países cercanos.
“Los monumentos nabateos son maravillosos laboratorios donde interaccionan las características del paisaje y los acontecimientos solares, lunares y de otros astros”.
“Las orientaciones astronómicas fueron a menudo parte de un plan elaborado –añade– y, posiblemente, una huella de la naturaleza astral de su religión, que mostraba impresionantes ‘hierofanías’ o actos de manifestación de lo sagrado en edificios relacionados con los tiempos de culto y adoración”.
Un ejemplo claro se observa en Ad Deir, el Monasterio de Petra. Durante el solsticio de invierno, la luz del sol poniente entra por la puerta del monumento e ilumina el sagrado motab. Se trata de un pódium donde se colocaban unos bloques de piedra que representaban a las divinidades, como el dios Dushara.
“El efecto es espectacular, y sólo se puede observar durante unos pocos días próximos a ese solsticio”, comenta Belmonte, que también destaca como justo en ese momento se produce otro fenómeno curioso. Desde el propio motab se observa cómo la puesta del sol recrea sobre las rocas de enfrente la figura de una cabeza de león, el animal de la diosa nabatea Al Uzza.
Los nabateos fueron aliados de los macabeos durante sus luchas contra los monarcas seléucidas. Más tarde se convirtieron en rivales de sus sucesores, la dinastía asmonea de Judea, y un elemento principal en los desórdenes que invitaron a la intervención de Pompeyo en Judea, en el contexto de la Tercera guerra mitridática. El Puerto de Gaza era la última parada para especias que eran transportadas por caravanas comerciales antes del envío a los mercados europeos, por lo que los nabateos poseeían una influencia considerable sobre los habitantes de Gaza. El rey asmoneano Alejandro Janneo sitió la ciudad de Gaza alrededor del año 100 a. C., con el argumento de que los habitantes de Gaza habían favorecido a los Ptolomeos por encima de los judíos en sus recientes batallas. Gaza fue ocupada y sus habitantes fueron pasados por la espada por Janneo.
Los asmoneos, bajo Janneo, lanzaron una campaña que capturó varios territorios en Transjordania al norte de Nabataea, a lo largo del camino a Damasco, incluyendo el norte de Moab y Galaad. Las adquisiciones territoriales amenazaron los intereses comerciales de Nabatea, tanto a Gaza como a los Seléucidas en Damasco. El rey nabateo, Obodas I, luchó por restaurar las áreas. Obodas logró derrotar a Janneo en la Batalla de Gadara alrededor del 93 a. C., cuando lo emboscaron a él y sus fuerzas en un valle empinado donde Janneo "tuvo suerte de escapar vivo".
Después de la victoria de Nabatea sobre los judíos, los primeros ahora estaban en desacuerdo con los seléucidas, quienes no quedaron impresionados con la creciente influencia de los nabateos al sur de sus territorios. Los nabateos salieron nuevamente victoriosos sobre los griegos, y esta vez sobre los seléucidas. Durante la Batalla de Caná, el rey seléucida Antíoco XII declaró la guerra contra los nabateos y el propio rey fue asesinado durante el combate. Su ejército desmoralizado huyó y pereció en el desierto por inanición. Después de las victorias de Obodas sobre los judíos y los griegos, se convirtió en el primer rey de Nabatea en ser adorado como un dios por su pueblo.
Avdat fue un templo construido en el desierto de Negev por los nabateos para conmemorar a Obodas. Fue enterrado allí y se han encontrado inscripciones refiriéndose a "Obodas el Dios".
Durante el reinado de Aretas III (87 a 62 a. C.) el reino alcanzó su cénit territorial, pero fue derrotado por un ejército romano bajo el mando de Marco Emilio Escauro. El ejército de Escauro incluso Petra, pero finalmente se negoció un acuerdo. Pagando tributo, Aretas III recibió el reconocimiento formal de la República Romana.
El reino nabateo se vio lentamente rodeado por el Imperio Romano en expansión, que conquistó Egipto y anexionó la hasmoneana. Mientras el reino nabateo lograba preservar su independencia formal, se convirtió en un reino cliente bajo la influencia de Roma.
En el año 106, durante el reinado del emperador romano Trajano, murió el último rey del reino nabateo, Rabel II Soter. Eso podría haber provocado la anexión oficial de Nabatea al Imperio Romano, pero se desconocen las razones formales y la forma exacta de la anexión.
Algunas evidencias epigráficas sugieren una campaña militar, comandada por Aulo Cornelio Palma, el gobernador de Siria. Las fuerzas romanas partieron de Siria y también de Egipto. Está claro que hacia el 107 d. C. las legiones romanas estaban estacionadas en el área alrededor de Petra y Bostra, como lo demuestra un papiro encontrado en Egipto. El reino fue anexionado por el imperio para convertirse en la provincia de Arabia Pétrea. El comercio fue continuado en gran medida gracias al talento no reducido de los nabateos para comerciar.
Bajo Adriano, el Limes Arabicus ignoró la mayor parte del territorio nabateano y se dirigieron al noreste desde Aila (actualmente Áqaba) a la cabeza del Golfo de Áqaba. Un siglo más tarde, durante el reinado de Alejandro Severo, el problema local de las monedas llegó a su fin. No hubo más edificios de tumbas suntuosas, aparentemente debido a un cambio repentino en las formas políticas, como una invasión del poder neo-persa bajo el Imperio Sasánida.
La ciudad de Palmira, por un tiempo, la capital del Imperio de Palmira, creció en importancia y atrajo el comercio árabe lejos de Petra.
Nabatea se encontraba entre la península del Sinaí y la península arábiga. Su vecino del norte era el Reino de Judá, y su vecino al sudoeste era el Egipto ptolemaico. Su capital era la ciudad de Raqmu en Jordania, e incluía las ciudades de Bostra, Mada'in Saleh(Hegra) y Nitzana.
Raqmu, ahora llamada Petra, era una ciudad comercial rica, ubicada en una convergencia de varias rutas comerciales importantes. Una de ellas fue la Ruta del incienso que se basó en la producción de mirra e incienso en el sur de Arabia, y que recorría Mada'in Saleh hasta Petra. A partir de ahí, los vendedores de especias se distribuyeron por toda la región mediterránea.
Los secretos de los nabateos: así se construyó el monasterio de Petra
Mapa del reino nabateo en su máxima extensión, cerca del 85 a. C..
Un mapa del Imperio Romano, en su mayor extensión, que muestra el territorio de las conquistas nabateas de Trajano en rojo.
Templo de Avdat en el Negev, construido por los nabateos para conmemorar al rey Obodas I y sus victorias contra los asmoneos y los seléucidas.
La alineación de la tumba
Tres alineaciones en la tumba de la Urna
Los cálculos matemáticos también muestran el trazado astronómico que sigue la tumba de la Urna, otro famoso monumento donde se supone estuvo enterrado el rey Maliko II.
Su puerta principal está centrada con el entorno según la puesta de sol del equinoccio, cuando el día se iguala a la noche, y los rayos solares durante los solsticios de invierno y verano determinan las dos esquinas interiores del edificio.
“Este impresionante conjunto de tres alineaciones en el plan de la obra, en combinación con características significativas en el lejano horizonte, difícilmente puede atribuirse a la casualidad”, subraya Belmonte. “Consideramos que es un intento deliberado para convertir el salón de esta tumba en una especie de cronómetro del tiempo”.
Cuando en el año 446 d. C. el obispo cristiano Jason convirtió la tumba de Urna en la catedral de Petra, los marcadores solsticiales también sirvieron de referencia para determinar la víspera de la Navidad (24 de diciembre) y San Juan (24 de junio), la fecha en que se consagró el monumento a la nueva religión.