CONCEPTO Aura Dicta

AURA DICTA

Este proyecto surge cuando me encuentro escribiendo un guión para el Cortometraje “El Origen” sobre un copista muy singular. Copia la esencia de “La extracción de la piedra de la locura”, un óleo sobre tabla de 48x35cm pintado por El Bosco hacia 1475; El copista, emulando a uno de los personajes del cuadro, ataviado con un gran embudo como sombrero, solo pinta una piedra, que la perfecciona con interés y muchas horas de dedicación. Cuando da por finalizada la copia, el pintor copista, saca de su bata un bisturí y recorta el lienzo, extrayendo con sumo cuidado la piedra, que, en un acto solemne, levanta su sombrero-embudo y se coloca la piedra pintada en la cabeza. Titula la obra: “La instalación de la piedra de la cordura”. La idea es ir más allá de la propia representación, de dar una vuelta a la imagen y lo que representa. En este contexto aparece en mi memoria el libro de Walter Benjamin “La obra de arte en la época de su reproductibilidad técnica”, donde habla del Aura en términos de arte. Alentado por las conexiones, comienzo a investigar sobre la percepción, los modos de ver, el poder de las imágenes y los fenómenos infraleves y de e todo este trabajo de campo, nace el proyecto.

AURA DICTA (juego de palabras que remite al libro “Aurea Dicta” de máximas, dichos, proverbios y locuciones de la antigüedad grecolatina de personajes célebres, como resumen de la tradición clásica y del latín como idioma culto), en este caso, el título del proyecto, juega con el del libro mencionado, por su similar sonoridad, pero no habla de dictados de oro, sino de lo que dicta el aura en las pinturas, de esa energía intangible, del ánima que se encuentra en su interior, de lo que nos dicen y cuentan cuando nos acercamos sin prejuicios; Del pálpito con el cuadro original, de ese aura que hablaba Walter Benjamin. Los copistas, aunque realicen una copia o un detalle, nada tienen que ver con la reproducción en masa y la fría técnica de la mecánica avanzada y por consiguiente la pérdida del aura. No son máquinas de reproducir, no persiguen sustituir la réplica por el original donde permanece el aura; Hay un pulso con el maestro pintor y un respeto. Aprenden haciendo, por medio de la experiencia, lo que les dicta la obra, desde “el observo y experimento” ahora tan en desuso. Están cerca del AURA y pueden vislumbrar algún destello.

Mi trabajo, no es ser copista, sino buscar el aura desde el concepto, desde un trabajo conceptual y contemporáneo. Es acercarme a unas obras elegidas del Museo de Bellas Artes y conversar con ellas, tomando el detalle como referencia, realizando apuntes, bocetos y tomando notas de lo que me cuentan en vivo y en directo y transitar por los atelieres donde se gestaron.

Aquí muestro el resultado de las obras elaboradas en el estudio a partir del fragmento en la tablilla de apropiación aurática con la esencia de su aura en cuadros a modo de retablos y suites en dípticos, trípticos y polípticos. La técnica mixta ha sido siempre el medio y no el fin; Las obras están compuestas por la tablilla aurática que marca el tema de la pieza, e incluyen fotografías, pintura, collages, dibujos, iluminación y audiovisuales.


Todas las obras desarrolladas para este proyecto están construidas con el método dialéctico

DIALéCTICA Al observar la extrañeza, florece la paradoja

El término “Dialéctica” se entiende como la movilidad o carácter dinámico de todo. Puede definirse como “la ciencia del movimiento”. Walter Benjamin fija una imagen dialéctica, en fragmentos, en el tiempo de ahora, desde una lejanía que es “aura” y emerge en lo autentico, Umberto Eco amplía la visión, con su “Obra abierta”, que completa el público, Hegel y su dialéctica de oposición de los extremos, Heráclito que el mundo fluye y continua cambiando, Darwin que todo evoluciona, Engels en su dialéctica de la naturaleza, habla de mutaciones y el cineasta experimental Val del Omar aborda el sin fin aludiendo al rótulo con el que concluyen las películas y referencia lo inacabado, fragmentario e inconcluso, como un valor. “Soy un río, cuya alegría es derramarse”, decía. Estamos o no estamos. Heráclito ve un círculo de eterna repetición, fin que vuelve al principio y vuelta a empezar. Pero un comienzo nuevo, siempre distinto; Evolucionado, como decía Darwin en su Origen de las especies y selección natural. Progreso y caída para levantarse aprendido, ensayo y error y el azar colándose en el transcurso aprovechando su llegada. Citando a Lavoisier “La materia ni se crea ni se destruye, sólo se transforma”. Todo fluye."Nadie se baña dos veces en las aguas de un mismo río", y volvemos a Heráclito, que además insinúa que las cosas se empujan unas a otras oponiéndose y constata que la realidad no es estática sino dinámica y la clave está en que “El modo de permanecer del río, es precisamente su fluir”. En la esencia Zen, se habla de un movimiento continuo, perpetuo y con un sentido de transformación y aprendizaje, una realidad siempre cambiante que nos ofrecen los sentidos “sin principio ni fin”, la clave está en el fluir, en el camino, y en arte, en “el proceso”. Pintura como obra gramatical donde el verbo es el proceso de la obra. El movimiento se perpetúa en la “obra abierta”, en lo inacabado, abocetado, en el “work in progress” y en la dialéctica de la imagen; Y para reflexionar sobre este concepto, nada mejor que la sucesión, la serie, la imagen secuencial, el storyboard y el mundo del cinematógrafo. El fragmento y el detalle como parte del todo. Diálogo entre las partes para formar un todo que en su interior muestra una conversación, una dialéctica que enfrenta y une cada pieza, tramo y fracción. Obras con paradojas internas donde figuración y abstracción conversan con gesto y trazo, figura y fondo, dibujo y pintura, fotografía y texto. Un libro iluminado que se lee en diferentes niveles. Todo cambia, y evoluciona, nada existe por capricho. La dialéctica del contraste derrama el concepto, la tesis, antítesis y síntesis; Posición, oposición y composición que alcanza un nuevo estado de tensión, de movimiento que retorna al inicio, toma nueva posición y nunca se detiene. Obra con capacidad de cambio, de inquietud y movimiento; Se presenta ante el espectador como permanentemente nueva. Los diálogos pictóricos y el fluido discursivo, adoptan formas de libre lectura, insertadas en disposiciones plurales; Estructuras abiertas a una visión de la apoteosis del detalle, que busca en la parte la celebración del todo. El apunte independiente inaugura un cambio de paradigma, que opera en la superficie pintada y es visitado a través del microscopio, para brotar de manera espontánea, arrojando prólogos abiertos, que favorecen la síntesis dialéctica, con aproximaciones analíticas al universo cinematográfico, conversando entre abstracción y figuración a través de su vínculo semiológico. La pintura se muestra estructurada en partes, a la manera de los trípticos y polípticos, donde los extremos presentan la tesis discursiva, con los principios que operan en la acción temporal de la poética científica. La imagen central, abre una puerta al diálogo y diserta con las piezas que la envuelven en conversaciones cruzadas, a través de la imagen dialéctica. Una hermenéutica lúdica alimenta la obra, abierta al desorden fecundo de espíritu crítico y segunda intención, subrayando sinestesias contrapuntísticas armadas de tensión expresiva. Polifonías de silencios, permiten maravillosos hallazgos de incertidumbres cómplices. Pintura que funciona como máquina de hacer metáforas, buscando al espectador de mirada minuciosa, para celebrar el alumbramiento de todos los sentidos. Imágenes reunidas por afinidades electivas como decía Goethe, que van al encuentro del desbordamiento de la pintura. El cuadro es un suceso, una película que no tiene otra silueta que el cambio para metamorfosearse en dinámicas singulares. Es un gran celuloide intervenido, un fotograma pictórico de visión multilateral. Se presenta desmontado a los ojos del espectador, deconstruido en su mecánica interna; El artista, como el niño, necesita destruir la obra para conocer su sentido, probar sus mecanismos y diseccionar la forma hasta el fondo; Le mueve la urgencia y el deseo de conocimiento; La pintura, es para él un juguete científico, es filosofía hecha pigmento, es luz y sombra entrecortada, es, el abandono al placer primigenio; Hace y deshace y finalmente lo derrama en público para que éste lo complete a su antojo. La obra, reflexiona en la teoría del movimiento, la serie, el cine, la fotografía, el caleidoscopio collage, la estética de la repetición, la mutación de la imagen y en la combinación polifísica del gesto y la mancha. Estos elementos, emergen al plano visual para discutir significados, que enfrentan lo sabido y lo abstracto, la figura y el fondo, la realidad y el misterio. Una exégesis de la superficie pintada, es aplicada a las variaciones distraídas, como método pictórico de urdimbre conceptual que acontece al público. Las reglas de la percepción se dirigen hacia la extrañeza. Una plática plástica que genera nuevos discursos y modos de ver donde el espectador es un agente activo; La pintura no tiene un “the end”, porque tiene tantos finales como personas contemplen la imagen. Finales que son principios en “perpetuum mobile”, una “imagen dialéctica” y volvemos a Walter Benjamin, porque solo las imágenes dialécticas, las entrecortadas, las enfrentadas en parámetros de ambigüedad con estructura dialéctica son las auténticas, son las que poseen el aura; las que despiertan aquí y ahora de una lejanía presente, siempre cambiante y estimulante para aquellos que miren en su interior.

De ésta manera están construidos los retablos de AURA DICTA. Obras abiertas dispuestas a contar historias que pertenecen al público. Son dilemas filosóficos universales que se muestran a través de la obra de arte.