Cuando la comunicación era sólo cara a cara, quedaba circunscrita en un espacio y un tiempo determinados. La imprenta, iniciar la producción de libros, diarios y revistas, comenzó a multiplicar las ideas de ciertas personas influyentes. La radio y el cine ampliaron la comunicación al permitir un contacto más directo con las emociones, los gestos, las modalidades de relación. La aparición de la televisión –y, más aún, el surgimiento de la televisión por cable- amplió sideralmente esta posibilidad de multiplicación. La televisión permite que las personas capten todo el espacio mundial –recibir noticias e imágenes de todos los lugares del mundo-.
Equipos de audio, teléfonos inalámbricos, televisores, computadoras, para el hogar, fax y otros sistemas de comunicación se adquieren febrilmente. Sin embargo, paradójicamente, la comunicación personal entre los seres humanos ha disminuido.Los medios electrónicos de comunicación muchas veces nos hacen perder la noción de que existe alguien con quien dialogar, con quien relacionarnos.
El mundo entero se presenta ante nuestros ojos a través de una gran cantidad de información .
La superficialidad de los medios de difusión (por ejemplo: las noticias emitidas por televisión, transformadas en espectáculos para atraer audiencia) nos lleva a pensar en la cantidad de horas que muchas personas están expuestas a la tecnología comunicacional y por esto podemos hacernos varias preguntas al respecto. ¿Qué influencias tienen los medios sobre la capacidad de las personas para vincularse entre ellas?¿Se privilegia el instante, lo efímero, lo pasajero?¿Se convierte el tiempo en una serie de instantes inconexos?
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