A la hora de plantearse la introducción de dispositivos tecnológicos en el proceso de aprendizaje, debemos tener muy claro que su introducción no es anecdótica, sino que, estos dispositivos deben estar "de pleno derecho" en todo el proceso.
Para lograr esto, debemos ser realistas y conocer muy bien de donde partimos y tener claro que hay que emprender diferentes travesías en los diferentes campos que componen el proceso de aprendizaje.
La tentación es convertir la tecnología en el centro del proceso (¿qué puedo hacer con estos aparatos?), cuando, en realidad, la tecnología es una herramienta más al servicio del proceso de aprendizaje de los alumnos que tenemos que tener presente para utilizar de la forma más eficaz (¿cómo me pueden ayudar estos aparatos a mejorar el aprendizaje de mis alumnos?)
TRAVESÍA DE LA INTEGRACIÓN DE LA TECNOLOGÍA EN EL PROCESO DE APRENDIZAJE
Jon Leister (asesor de tecnología educativa en California) distingue 3 fases al integrar la tecnología en educación:
Fase I – Uso de la tecnología para presentación de contenidos (estudiante es receptor).
Fase II – Uso de la tecnología para acceder a la información y resolución de problemas (investigación basada en la Web, estudiante tiene un rol activo).
Fase III – Uso de la tecnología para producir y compartir productos (estudiante es creador), que son resultado y evidencia del aprendizaje realizado.
Si ponemos en paralelo estas fases con la pirámide del aprendizaje de Dale, nos podemos hacer una idea de qué utilización de la tecnología será la más significativa.
Por lo tanto nos conviene realizar la travesía de la utilización de la tecnología a la integración de la misma.
ACTIVIDAD:
¿Cómo estamos utilizando la tecnología en clase?
¿Qué cosas pedimos a los alumnos que hagan con los aparatos electrónicos?
¿Qué me da miedo de la tecnología en clase?