SABER DÓNDE PISAMOS
Pedro Luis Ferrer Montes
Una vez, siendo yo adolescente, mientras me agenciaba unas frutas del patio, me detuve sobre un asentamiento de hormigas bravas que me encendieron las piernas.
Tío Segundo, filósofo burlón, se reía a cántaros al verme en el aprieto.
—Eso te pasa por confiado —me dijo risueño, mientas me pasaba una botella de alcohol y un trapo limpio—. ¿Paseito por el patio, eh? Todo cambia, Menelao; no te fíes ni de la costumbre, ni del trillo. En cualquier terreno surge una plaga. Fíjate bien dónde pones la pata y los sentidos.
SABER DÓNDE PISAMOS
(a tío Segundo)
Pedro Luis Ferrer Montes
Saber dónde pisamos
—premisa primordial—
si en arena o pantano,
si en odio o amistad.
Porque el terreno plano
requiere un caminar
muy distinto al colmado
de suelo desigual:
entre montaña y llano
hay dos formas de andar.
Para lanzarse al barro
donde anida el caimán:
ni sermón, ni rosario,
ni impulso demencial:
se precisa instrumento
y un sabio maniobrar,
conciencia del peligro
y de tu habilidad.
Saber dónde nadamos
—premisa primordial—,
si en grey de tiburones
o en orilla de paz;
¡para salvar el cuerpo
y el ente espiritual!
(El sacrificio es otra
manera de enfilar:
contra viento y marea,
atreverse, no más.)