El empirismo es una corriente filosófica que, desarrollada principalmente en Gran Bretaña durante los siglos XVII y XVIII, sostiene que la experiencia sensible es la única fuente de conocimiento válido. En oposición al racionalismo continental, los empiristas argumentaron que la mente humana al nacer es como una "tabula rasa" o una hoja en blanco, y todo lo que llegamos a conocer proviene de nuestras sensaciones y percepciones.
1. John Locke (1632-1704)
Considerado el padre del empirismo moderno. Filósofo inglés cuyas obras sentaron las bases para el liberalismo político y la teoría del conocimiento empírico.
La Mente como Tabula Rasa: Locke refutó la noción racionalista de las ideas innatas. Para él, la mente humana al nacer es como una "tabula rasa" (pizarra en blanco) o un papel en blanco, sin ninguna idea preexistente. Todo nuestro conocimiento se adquiere a través de la experiencia.
Origen de las Ideas: Locke distingue dos fuentes de nuestras ideas:
Sensación: Son las ideas que obtenemos directamente de los sentidos al interactuar con el mundo exterior (ej., el color rojo, el sabor dulce, la dureza).
Reflexión: Son las ideas que obtenemos al observar las operaciones de nuestra propia mente (ej., el pensamiento, la volición, la duda, el creer).
Ideas Simples y Complejas:
Ideas Simples: Son los "átomos" de la experiencia, recibidas pasivamente por la mente. Son indivisibles e inanalizables (ej., un color específico, una temperatura).
Ideas Complejas: Son construidas activamente por la mente a partir de la combinación, comparación o abstracción de ideas simples. Estas incluyen ideas de modos (ej., belleza, gratitud), sustancias (ej., un hombre, una mesa) y relaciones (ej., causa y efecto, más grande que).
Cualidades Primarias y Secundarias:
Cualidades Primarias: Son propiedades inherentes a los objetos mismos, existen independientemente de que las percibamos (ej., solidez, extensión, figura, movimiento, número). Producen ideas que se asemejan a las cualidades del objeto.
Cualidades Secundarias: Son propiedades que producen sensaciones en nosotros, pero que no existen en el objeto tal como las percibimos (ej., color, sonido, sabor, olor, calor). Dependen de la interacción del objeto con nuestros sentidos.
2. George Berkeley (1685-1753)
Filósofo y obispo irlandés, llevó el empirismo de Locke a sus últimas consecuencias, desarrollando un idealismo inmaterialista.
"Ser es ser Percibido" (Esse est Percipi): Berkeley radicalizó el empirismo al argumentar que solo existen las ideas y las mentes que las perciben. No existe una materia o sustancia externa independiente de la percepción. Para Berkeley, las cualidades primarias de Locke también son dependientes de la percepción. Un árbol en un bosque deshabitado sigue existiendo porque Dios lo percibe continuamente.
Crítica a la Materia Sustancial: Consideró que la noción de una sustancia material subyacente a las cualidades era una abstracción sin sentido. Si eliminamos todas las cualidades que percibimos de un objeto (color, forma, tamaño, etc.), no queda nada que podamos concebir o experimentar.
Fenomenalismo: Su filosofía es un tipo de fenomenalismo, donde la realidad se reduce a fenómenos o apariencias mentales. Esto le permitió refutar el escepticismo sobre el mundo externo (ya que no hay un mundo externo independiente que dudar) y defender la existencia de Dios como el perceptor universal y constante.
3. David Hume (1711-1776)
Filósofo escocés, considerado el más radical de los empiristas y un precursor del escepticismo moderno. Llevó los principios empíricos a un análisis crítico de la razón y el conocimiento.
Percepciones: Impresiones e Ideas: Hume clasificó todas las experiencias mentales (percepciones) en dos tipos:
Impresiones: Son las sensaciones y emociones vivas e inmediatas que experimentamos (ej., ver un color, sentir dolor). Son fuertes y vívidas.
Ideas: Son copias más débiles y pálidas de las impresiones, que recordamos o combinamos en la mente (ej., el recuerdo de un color, la idea de dolor). Hume afirmó que todas nuestras ideas complejas se derivan de impresiones simples. Si no podemos rastrear una idea a una impresión, entonces esa idea carece de significado.
El Problema de la Causalidad: La crítica más famosa de Hume se dirigió al concepto de causalidad. Observamos que ciertos eventos (causas) suelen ir seguidos de otros (efectos) –por ejemplo, una bola de billar golpea otra y la segunda se mueve. Sin embargo, Hume argumentó que:
Nunca observamos la "conexión necesaria" entre la causa y el efecto. Solo observamos la conjunción constante (la regularidad con que A sigue a B) y la sucesión temporal.
Nuestra creencia en la causalidad no se basa en la razón o la experiencia de una conexión necesaria, sino en el hábito o la costumbre. Al ver repetidamente que un evento sigue a otro, la mente genera la expectativa de que siempre será así. Esto socava la base de gran parte de la ciencia y la metafísica que dependía de la idea de causalidad.
Escepticismo Moderado: Aunque sus análisis llevaron a conclusiones escépticas (sobre la causalidad, la sustancia, la existencia del yo o la inmortalidad del alma), Hume no abogó por un escepticismo radical que paralizara la vida. Reconoció que, en la práctica, actuamos por hábito y creencia. Su escepticismo era más bien un escepticismo moderado que nos instaba a ser humildes sobre las pretensiones de la razón y a basar nuestras creencias en la experiencia y la probabilidad, en lugar de en la certeza absoluta.
Crítica a la Inducción: El problema de la causalidad está ligado a su crítica a la inducción. Si la causalidad se basa en el hábito, ¿cómo podemos justificar que el futuro se parecerá al pasado? La inducción (inferir principios generales de casos particulares) no puede ser justificada lógicamente, solo psicológicamente.
Los empiristas, a pesar de sus diferencias, compartieron el compromiso con:
La Experiencia como Fuente Primordial: Toda idea y todo conocimiento se origina en la experiencia sensible. La mente no tiene contenidos innatos, sino que es un receptáculo que se llena con las impresiones del mundo.
La Inducción como Método de Conocimiento: En contraste con la deducción racionalista, el empirismo valoró la inducción como el principal método para adquirir conocimiento. La inducción consiste en la formulación de principios generales o leyes a partir de la observación de casos particulares. Aunque Hume expuso sus limitaciones lógicas, la inducción sigue siendo fundamental para las ciencias empíricas.
Rechazo de la Metafísica Especulativa: Los empiristas, especialmente Hume, fueron muy críticos con las afirmaciones metafísicas que trascendían la experiencia (como la existencia de Dios, el alma o la sustancia). Argumentaron que tales conceptos no podían ser rastreados a impresiones sensibles y, por lo tanto, carecían de significado empírico.
El empirismo, con su énfasis en la observación, la experiencia y el análisis de la mente, fue crucial para el desarrollo de la psicología, la sociología y, sobre todo, el método científico moderno. Su crítica al racionalismo sentaría las bases para la síntesis de Immanuel Kant en la filosofía crítica.