El racionalismo es una corriente filosófica que se desarrolló principalmente en el siglo XVII y que postula que la razón es la principal fuente y prueba del conocimiento. En contraste con el empirismo, que enfatiza la experiencia sensorial, los racionalistas creían que ciertas verdades universales e indudables pueden ser conocidas a priori, es decir, independientemente de la experiencia, a través de la lógica y la deducción.
El siglo XVII fue una época de profundos cambios, a menudo denominada la Revolución Científica. Este periodo se caracterizó por:
Crisis de la Escolástica: El sistema filosófico medieval, basado en Aristóteles y Santo Tomás de Aquino, empezó a ser cuestionado. Se percibía como dogmático y estancado, incapaz de responder a las nuevas preguntas planteadas por los descubrimientos científicos.
Avances Científicos: Figuras como Copérnico, Galileo Galilei y Johannes Kepler revolucionaron la astronomía y la física, desafiando las concepciones geocéntricas y aristotélicas del universo. Sus métodos, basados en la observación, la experimentación y el uso de las matemáticas, demostraron el poder de la razón para desentrañar los secretos de la naturaleza.
Desarrollo de las Matemáticas: La geometría analítica (Descartes) y el cálculo (Leibniz y Newton) proporcionaron nuevas herramientas para comprender el mundo de manera precisa y abstracta, reforzando la idea de que la razón pura podía alcanzar la verdad.
Guerras de Religión y Desencanto: Europa estaba marcada por conflictos religiosos (como la Guerra de los Treinta Años), lo que generó un ambiente de incertidumbre y un deseo de encontrar verdades inmutables y universales que no estuvieran sujetas a la fe o la autoridad.
En este contexto, los racionalistas buscaron establecer una base sólida y universal para el conocimiento, similar a la certeza que ofrecían las matemáticas, para evitar el escepticismo y la fragmentación de la verdad.
1. René Descartes (1596-1650)
Considerado el padre de la filosofía moderna y el principal exponente del racionalismo. Su objetivo era construir un sistema de conocimiento tan sólido y riguroso como el de las matemáticas, partiendo de verdades indudables.
El Método Cartesiano: Inspirado en las matemáticas, Descartes propuso un método de cuatro reglas para alcanzar el conocimiento seguro:
Evidencia: Solo aceptar como verdadero lo que se presenta a la mente de forma clara y distinta, sin posibilidad de duda.
Análisis: Dividir los problemas complejos en partes más simples para analizarlos individualmente.
Síntesis: Reconstruir el conocimiento de lo simple a lo complejo, de lo evidente a lo derivado.
Enumeración y Revisión: Realizar revisiones completas para asegurar que no se haya omitido nada.
La Duda Metódica: Para encontrar la verdad indudable, Descartes decidió dudar de todo aquello que pudiera ser puesto en tela de juicio:
Duda de los sentidos: Los sentidos a menudo nos engañan.
Duda de la existencia del mundo exterior: Podríamos estar soñando o ser engañados por un genio maligno (hipótesis del genio maligno).
Duda de las verdades matemáticas: Incluso las matemáticas podrían ser objeto de un engaño.
"Pienso, luego existo" (Cogito, ergo sum): Después de dudar de todo, Descartes encontró una verdad indudable: el acto mismo de dudar implica que hay un "yo" que duda, que piensa. Si estoy pensando (dudando, sintiendo, queriendo), entonces necesariamente existo como una cosa pensante. Esta es la primera verdad irrefutable y el punto de partida de su filosofía.
Dualismo Sustancial: A partir del cogito, Descartes deduce la existencia de dos sustancias distintas:
Sustancia Pensante (Res Cogitans): El alma o mente, cuya esencia es el pensamiento. Es inmaterial e indivisible.
Sustancia Extensa (Res Extensa): El cuerpo y el mundo material, cuya esencia es la extensión en el espacio. Es material y divisible. El problema de cómo interactúan estas dos sustancias (mente y cuerpo) se convirtió en un desafío para el racionalismo posterior.
Ideas Innatas: Descartes creía que ciertas ideas (como la idea de Dios, la idea de perfección o la idea de sustancia) no provienen de la experiencia, sino que están grabadas en la mente humana por Dios desde el nacimiento. Son claras y distintas, y sirven como fundamento para deducir otras verdades.
2. Baruch Spinoza (1632-1677)
Filósofo holandés de origen judío. Su obra más importante, la Ética demostrada según el orden geométrico, es un intento de construir un sistema filosófico que parte de definiciones y axiomas para deducir todas las verdades.
Monismo Sustancial: A diferencia de Descartes, Spinoza defiende un monismo radical. Para él, solo existe una única sustancia infinita, eterna y autosuficiente, a la que llama Dios o Naturaleza (Deus sive Natura).
Atributos y Modos: Esta única sustancia se expresa a través de infinitos atributos (de los cuales solo conocemos el Pensamiento y la Extensión) y se manifiesta en modos (las cosas particulares que percibimos, como los cuerpos o las ideas).
Determinismo: Dado que todo es parte de esta única sustancia y está regido por sus leyes necesarias, Spinoza defendía un estricto determinismo. La libertad no es libre albedrío, sino la comprensión racional de la necesidad.
Ética: La felicidad (beatitud) consiste en el conocimiento de Dios o la Naturaleza y en vivir de acuerdo con la razón, liberándose de las pasiones y afectos que perturban el alma.
3. Gottfried Wilhelm Leibniz (1646-1716)
Filósofo, matemático, jurista y diplomático alemán. Buscó conciliar elementos del racionalismo con su propia visión del mundo.
Las Mónadas: Leibniz propuso que la realidad está compuesta por un número infinito de mónadas: sustancias individuales, simples, inextensas, indestructibles e inextensibles, que son como "átomos de la realidad". Cada mónada es un "punto de vista" sobre el universo y refleja el universo entero de manera única.
Armonía Preestablecida: Las mónadas no interactúan causalmente entre sí (no tienen "ventanas"). La aparente interacción se debe a una armonía preestablecida por Dios, quien diseñó el universo de tal manera que todas las mónadas están perfectamente sincronizadas.
El Mejor de los Mundos Posibles: Leibniz argumentó que Dios, siendo infinitamente bueno y sabio, creó el mejor de todos los mundos posibles. A pesar de la existencia del mal, este mundo es el que tiene el mayor equilibrio entre bien y mal, y el que maximiza la perfección.
Principio de Razón Suficiente: Nada ocurre sin una razón suficiente que explique por qué es así y no de otra manera.
Los racionalistas compartieron un énfasis central en:
Ideas Innatas: La creencia de que la mente humana posee ciertas ideas o principios fundamentales desde el nacimiento, que no provienen de la experiencia. Estas ideas son la base para construir el conocimiento de forma segura y universal. Para Descartes, son la idea de Dios, de sustancia, etc.; para Spinoza, son los axiomas evidentes de su sistema; para Leibniz, son verdades de razón universales.
La Deducción: El método principal para obtener conocimiento. Partiendo de principios evidentes (a menudo ideas innatas o axiomas), se derivan lógicamente otras verdades de manera necesaria, similar a cómo se construyen teoremas en matemáticas. Este proceso lógico garantiza la certeza y la universalidad del conocimiento.
En resumen, el racionalismo confió en la capacidad de la razón humana para alcanzar verdades absolutas y construir sistemas de conocimiento coherentes, buscando una certeza que la experiencia sensible no podía proporcionar. Su legado fue inmenso, sentando las bases para el pensamiento moderno y el desarrollo de las ciencias formales.