La Festa

La segunda jornada de la obra, la Festa, se inicia con los momentos previos al sepelio de María. Los preparativos son interrumpidos por un grupo de judíos que quiere impedir el entierro. Tras una pequeña lucha con los apóstoles, uno de los hebreos intenta tocar el cuerpo de la Virgen y queda paralizado. Ante el prodigio, los judíos se convierten y manifiestan su fe en la maternidad divina de María. Bautizados por San Pedro con la palma dorada bajada del cielo, recuperan milagrosamente la movilidad. Los judíos se unen a los apóstoles en el entierro de la Madre de Dios, que se convierte en una solemne procesión sobre el escenario. Finalmente la imagen de la Virgen será depositada en un foso existente en el centro del cadafal que representa su sepultura.

En ese momento el Araceli desciende de nuevo para unir el alma de María a su cuerpo y llevarla a los cielos resucitada. La asunción de la Virgen es interrumpida por el apóstol Santo Tomás que le pide disculpas por su tardanza puesto que estaba predicando en la India lejana. Abierto de nuevo el cielo, hace su aparición otro aparato aéreo ocupado por la Santísima Trinidad. Entonces el Padre Eterno deposita sobre las sienes de la Virgen una corona imperial. María ha sido coronada como Reina de la creación. Y el canto emocionante del Gloria Patri, junto con los aplausos de los numerosos espectadores, pone final al Misterio de Elche.