Para empezar, el arte callejero es una expresión artística que se da en la calle de manera libre, son un tipo de arte que dura poco y no aparece en los museos. Algo que debemos saber es que estas manifestaciones gráficas se exponen en multitud de espacios, es decir, no es solamente un dibujo sobre la pared, también puede aparecer sobre un papel, incluso a veces estos pueden llegar a encontrarse en esculturas de la vía pública o paneles publicitarios, etc. Nosotros consideramos que el arte urbano está mal y que no se debería hacer, porque si bien es cierto que es una forma de expresión artística, esto no es una excusa para vandalizar y destruir las ciudades del mundo.
La mayoría de los grafiteros, a quienes juzgamos como bandidos y delincuentes, utilizan el arte como excusa, un sello de identidad en forma de garabato para marcar sus territorios y diferenciarse de otras bandas. Desde nuestra perspectiva, lo único que consiguen es rebajar la reputación de un lugar e intensificar la contaminación visual, hecho que compromete a aquellos artistas que sí respetan la ciudad con murales debidamente certificados. Muchos de estas infracciones pictóricas hacen que nuestras infraestructuras y objetos públicos se vean muy descuidados, de manera que provoca que los turistas puedan sentirse incómodos y disgustados. En consecuencia, esto hará que muchos de ellos no quieren volver a venir, que hipotéticos visitantes no vengan nunca. Así, no es de extrañar la pérdida de ventaja económica y social con respecto otras zonas bien cuidadas. Porque una ciudad sin grafitis está mejor valorada y es más bonita que una ciudad con grafitis. Debemos tener en cuenta que el gobierno invierte una cierta cantidad de dinero en limpiar y rehabilitar los espacios afectados. Y no hay que olvidar que estos recursos se podrían invertir en otras necesidades mucho más importantes como la sanidad y la educación.
Creemos que la mejor manera sería disponer de un lugar donde los grafiteros puedan expresarse libremente, aunque pensamos que muy probablemente que muchos de ellos no estén de acuerdo, puesto que así se les quitaría lo esencial del arte urbano: la libertad. Como ya hemos dicho, vandalizar y sentirse superiores por destruir las calles van de la mano. En conclusión, no opinamos que el arte callejero esté mal, pero hay que tener en cuenta que muchas veces se usan para causas negativas.
Xinia Chen y Juan David Montes (4º ESO A)
Los medios de comunicación tienen un gran peso social, son la fuente de información principal en la actualidad, ya sea la televisión, la prensa, la radio o las redes sociales. Pero no todo lo que se expone es la realidad: se manipula información, se censura y se desinforma. En ocasiones, los medios suelen ligarse a la censura, concretamente en el ámbito bélico o político, como veremos. Es por ello que es de vital importancia que la audiencia sea consiente de los hechos reales.
En líneas generales, la censura busca desinformar al público. Por ejemplo, los políticos aprovechan para hacer que el pueblo no sepa con exactitud qué acciones llevan a cabo, crean prejuicios y estereotipos sobre un colectivo en específico y ejercen sus privilegios de poder. Al ser uno espectador del entorno que le rodea confía ciegamente en lo que la prensa informa, afirma y niega. No obstante, según lo vemos nosotras, si hay censura no hay una sociedad justa.
A continuación, como explicábamos anteriormente, un gran ejemplo de censura bélica es el que se dio en el año 2003, durante la ocupación de Irak por parte de Estados Unidos y demás países europeos. La problemática no se dio a conocer en los medios porque se tenía prohibido difamar información al respecto. Hoy sabemos, gracias a aquellos valientes que se arriesgaron y lo hicieron público, lo violencia llevada a cabo por los invasores. En este caso, Estados Unidos y todo el bloque del oeste europeo no deseaba que el mundo supiera la crueldad cometida contra los civiles, ya que este hecho mancharía la reputación de los mencionados. Lo mismo sucedió con la pasada guerra de Vietnam en los años cincuenta, los americanos, que iban perdiendo la guerra, se negaron en un principio a hacerlo público.
Por otro lado, Ramónn Reig de la Universidad de Sevilla, confirma la manipulación que la prensa suele hacer sobre sus periodistas en determinados panoramas históricos. En dictaduras, sobre todo, estos debían seguir los ideales del régimen o si no eran censurados en los casos más leves, la mayoría eran ejecutados o enviados a prisión. Es por esto que los periodistas tan solo han podido escribir lo superficial sin dar la información completa En este contexto, el resultado de una libertad de expresión limitada conlleva a la ignorancia y a la desinformación de la población.
En conclusión, consideramos que la censura, desde una perspectiva social, tiene una mala repercusión, hace que las personas no se informen bien y no sean consientes de lo que realmente pasa en el mundo, causando un grave desconocimiento en la sociedad. Como receptores disponemos de aquello deseable, pero no de aquello necesario. La única solución que nos queda es cuestionar la calidad de las fuentes y revisar con criterio la realidad presentada. Como señala la Universidad de Sevilla, es mejor salvarse de morir estúpidos.
Inés Boulard y Scarlett Tarraf (4ª ESO A)