No hay mal que por bien no venga

Piensa qué cosas positivas podemos sacar en claro como sociedad de la situación, tan compleja y extraordinaria, que estamos viviendo con la pandemia del coronavirus (por ejemplo: pararnos un poco, ralentizarnos, pensar e imaginar; valorar los servicios públicos como algo esencial; responsabilidad individual y civismo…).

Daniela Sánchez Blanco (1ºBACH-A)

NO HAY MAL QUE POR BIEN NO VENGA

El coronavirus se ha convertido en el centro de todas las conversaciones y en el titular de las noticias por todo el mundo. Estamos viviendo una situación de pandemia, es decir, una situación extrema.

En muchos países se están tomando medidas para contener el virus como el cierre de colegios o de aeropuertos. Miles de personas están siendo infectadas y cientos están muriendo. Estos son datos que ya no nos sorprenden, ya que llevamos oyendolos desde que la crisis comenzó en China.

A mí toda esta situación me recuerda al cuento de la rana. Si tu pones una rana en una olla con agua hirviendo, la rana saltará y se irá. Sin embargo, si tú metes a la rana en el agua cuando ésta está fría o tibia, la rana se quedará ahí y ni siquiera notará como tú vas aumentando lentamente la temperatura hasta que haya hervido viva.

Esta fábula simboliza muy bien la situación actual del planeta. El coronavirus empezó hace muchos meses en China, pero no le prestamos atención. Dijimos que era una gripe, nada grave, y no se tomaron las medidas pertinentes para contenerlo hasta ahora, cuando ya está extendido por todo el mundo.

A día de hoy lo único que podemos hacer es rezar para que mate al menor número de personas posible, ya que nuestra inconsciencia no tiene remedio. Sin embargo, esto nos puede servir como aprendizaje, y estoy segura de que la próxima vez que la humanidad se enfrente a una pandemia, recordaremos esta situación y actuaremos con más cautela.

Estamos viviendo unos días de cambios, se han cancelado las clases, las playas de Fuengirola han cerrado y solo Dios sabe qué vendrá después de todo esto. Es duro. La gente está nerviosa, preocupada. Con miedo. Hay un alto nivel de histeria colectiva y de preocupación, y para mayor inri, no se habla de otra cosa en los medios--lo cual es normal pero no hace ningún bien a mucha gente.

Es ahora, en este tipo de situaciones extremas, cuando se ve de qué está hecho cada uno. Cuando uno se da cuenta de qué personas son ciudadanos responsables que se quedan en sus casas y a quien no le importan los demás lo más mínimo y salen a la calle, viajan, y propagan el virus sin miramientos.

Hay muchas teorías sobre el origen de este virus. Que si viene de un animal, que si ha sido creado por el gobierno… Yo no lo sé. En estos últimos días me he vuelto consciente de lo ignorante que soy de golpe. No tengo ni idea de dónde sale este virus ni de por qué ni con qué propósito. Pero lo que sí que sé, es que de un modo u otro, está aquí para enseñarnos. Para bajar a las personas de esta nube en la que vivimos y mostrarnos que no somos tan grandiosos e invencibles como nos creemos. Que no importa cuántos rascacielos construyamos o que lleguemos a la Luna, porque ante todo somos seres humanos y, por mucho que odiemos admitirlo, somos vulnerables. Tanto es así que tan solo un virus, un organismo microscópico hecho de ARN y lípidos, puede paralizar la economía mundial y cambiar nuestra vida en cuestión de meses.

También creo que este tiempo de recogimiento nos va a enseñar nuevas formas de pasar el tiempo, esto es si conseguimos dejar el móvil de lado unas horas y apagar la tele. Podemos aprovechar este tiempo para meditar, reflexionar y para conocernos. Si al final nos prohíben salir de casa, esta sería una gran oportunidad para pasar tiempo con nuestras familias, cosa que en la vida diaria no hacemos mucho. Los niños están en el colegio, los padres trabajando por la mañana y por la tarde siempre hay deberes y cosas que hacer. Quizás ahora podemos aprovechar esta situación para pasar más tiempo con las personas que nos quieren, redescubrir ese tesoro que todos tenemos pero que menospreciamos constantemente. También podemos buscar formas de entretenernos solos. La lectura, el dibujo, la música… Y también aprovechar para desarrollar la creatividad, lo cual opino que es igual o más importante que cualquier asignatura.

En conclusión, el coronavirus, como todas las plagas y las crisis, pasará. Tardará más o menos, pero acabará pasando, como todo. Lo único que podemos hacer es intentar pasar esta situación extraordinaria como mejor podamos, intentar aprovechar esta oportunidad para aprender y así sacar algo en claro de toda esta locura.

María Cuadrado Barrios (1ºBACH-A)