Joana Sainz

Castellano,

segundo premio

Salimos del casino con el maletín lleno de dinero robado en mano, sin echar la vista atrás, con una sonrisa triunfante, caminando como si el mundo nos perteneciera.

Le miré a él y ahí estaba, con su traje negro, un mechón de su negro cabello engominado cayendo por su frente y una sonrisa petulante en su rostro.

Corrimos hacia la cima del hotel de lujo en el que nos hospedábamos. Ahí nos esperaba un helicóptero en el cual teníamos que subir los dos; sin embargo, no fue así y él me dejó ir.

Mientras el helicóptero alzaba el vuelo yo observaba, sin apartar mis ojos de los suyos, como le detenían.

En ese momento me pregunté si alguna vez lo volvería a ver.

Joana Sainz Vargas, 4º ESO A.