Objetivo del proyecto

Esta página web pretende reunir las obras de y sobre Félix de Azara. Probablemente no aportaremos nada novedoso ni original al conocimiento de su figura, pero pensamos que nuestra tarea de recopilación puede contribuir a facilitar su estudio a todas las personas interesadas en la figura de este ilustrado aragonés.

La obra de Félix de Azara en el contexto de su vida

Aun teniendo en cuenta que la vida de toda persona es un continuo en el que nunca se abre un capítulo totalmente nuevo, ni se cierra el anterior sin dejar huella, podemos distinguir, en la biografía de Félix de Azara, varias etapas distintas que se reflejan de modo diferenciado en su obra.

La primera fase de su vida adulta sería, desde este punto de vista, su periodo como ingeniero militar en activo (1767 - 1774), que termina abruptamente con su grave herida de guerra en la campaña de Argel. No nos ha quedado obra significativa de este periodo, como tampoco del que le sigue, que llega hasta 1768 y durante el cual Azara primero se recupera de su herida y luego vuelve a servir como ingeniero militar, al tiempo que participa activamente en la sociedad aragonesa de amigos del país, en lo que podría considerarse como la actividad más característica de un ilustrado.

La tercera parte de su vida adulta, la más larga y prolífica, es, sin duda, su estancia en América, desde que es nombrado miembro de la comisión de límites (1781) hasta que, sin haber podido realizar el trabajo que le habían encomendado, pero habiendo desarrollado una enorme labor cartográfica y descriptiva de la región de Paraguay, vuelve a España en 1801. A partir de este momento podríamos hablar de un cierto "retiro", que incluye una estancia en París y su regreso a su pueblo natal, Barbuñales, donde residiría desde 1808 hasta su muerte en 1821.

Sin duda la mayor parte de sus obras guarda relación con su etapa de madurez en Río de la Plata, aunque la mayoría de ellos fueron publicados a su regreso a Europa. Entre estos trabajos se cuentan los más importantes y significativos de la obra de Azara, en los que describe minuciosamente la región que exploró a lo largo de once expediciones.

Estas obras se resisten a ser encuadradas en un género o en una disciplina concreta. Empapado del espíritu ilustrado, Azara no se limita a un relato anecdótico de sus viajes, ni a una descripción geográfica o naturalista. Por el contrario, lo observa todo de un modo científico, estableciendo para ello un método riguroso y detallado, lo registra en la medida de sus posibilidades reconociendo, siempre que le parece necesario, la limitación de sus conocimientos y tratando de relacionar entre sí sus observaciones, buscándoles una explicación y asociándolas, en la medida de sus posibilidades, a la relación del hombre con su entorno.

Se ha dicho muchas veces que Félix de Azara puede ser considerado un protoevolucionista. Por su modo de trabajar bien podría ser entendido como un protoambientalista.

Hay, sin embargo, otra parte de la obra de Félix de Azara menos conocida que tiene que ver en exclusiva con la etapa de su retiro y que se relacionan con el estudio de su tierra, siempre con la visión ilustrada que le caracteriza. No hemos localizado ediciones digitalizadas de estas obras, pero seguiremos trabajando para encontrarlas y añadirlas a esta pequeña biblioteca.

Por último, las cartas de Félix de Azara merecen una mención aparte. Su correspondencia con otros personajes de su tiempo le permitió establecer una red social que le mantuvo en el centro de la actividad científica y cultural española y europea, a pesar de estar en un rincón del mundo muy alejado, tanto desde el punto de vista físico como comunicativo, del foco cultural de la época.