Clara Lucea

MLD Armentières 2023

Con nervios, pero muy emocionada y contenta, llegué al aeropuerto. Nada más encontrarme con los compañeros del viaje, me relajé, y al subirme al avión no podía esperar más, tenía unas ganas inmensas de llegar.

La primera cena, después de haber deshecho la maleta, y organizado todas las cosas, fue un desastre. Debido a mi bajo nivel de francés no había manera alguna de entender de lo que hablaban. Lo mismo me pasó el primer día de instituto, o más bien, la primera semana. Tanto Lucía como yo no parabamos de repetir lo complicado que estaba siendo el seguir las clases. Aunque con un poco de ayuda de Maelle, una compañera y amiga, se me hizo un poquito más fácil.

Una semana después de habernos asentado, empezaron las vacaciones del segundo trimestre, y mi familia de acogida me sorprendió con un viaje a París. Visitamos casi todos los principales monumentos en apenas dos días, desde luego, nos cansamos bastante de andar.

La segunda semana de fiesta jugaba el Casademont Zaragoza femenino a 20 minutos de donde vivíamos, y como a mi me encanta el baloncesto, me llevaron a verlas jugar. 

Algunos viernes, cuando teníamos dos horas para comer, Lucía y yo nos íbamos al McDonals, que se encontraba a 15 minutos del instituto a comer.

Las últimas dos semanas fueron las más estresantes, pero también las que más disfruté. Pude ir a ver un partido de fútbol, al equipo de Lille, la ciudad que se encontraba al lado. Me llevaron a ver Dunkerque, donde visitamos uno de los barcos más antiguos de Francia.

Los últimos días tocaron las despedidas, el hacer la maleta y el tener que pensar que ya esto se acababa y tocaba volver a la realidad.