Distinguiremos las tareas, en primer lugar, por el objetivo que persiguen; este objetivo puede pertenecer a uno de estos cuatro campos: la comunicación lingüística, la forma lingüística, los contenidos temáticos y socioculturales y el aprendizaje de la lengua.
Otra distinción es la que se deriva de la estructura y extensión que tenga la tarea:
sencillas, cuando constan de una sola tarea;
complejas, cuando encierran en sí varias subtareas, o tareas sencillas.
Por su autonomía con respecto a otras actividades:
finales, cuando representan el final de un ciclo más o menos largo, que da paso a la realización de una nueva tarea,
o capacitadoras, cuando se inscriben en fases o etapas previas a la realización de una tarea final.
Dentro de estas últimas cabría distinguir entre las previas, o capacitadoras propiamente dichas, y las derivadas, o tareas concebidas y realizadas como consecuencia de la evaluación de una tarea final.