La lectura, como la escritura y el desarrollo de la oralidad, son actividades clave en la educación. Se entienden como la capacidad de una persona para comprender, emplear, reflexionar e interesarse en los textos escritos y orales con el fin de lograr sus metas personales, desarrollar conocimientos, su potencial personal y, en consecuencia, participar en la sociedad.
Escuchar, hablar, leer y escribir son actos personales que nos sitúan en la sociedad. Y las experiencias lectoras determinan, en gran medida, la capacidad de comunicar.