Comenzamos quitando las malas hierbas, ya que en un huerto ecológico controlar la vegetación acompañante, que crece junto a las hortalizas y verduras, es una de las tareas que más tiempo se llevará a lo largo de todo el ciclo de cultivo del huerto. La razones son bien sencillas, la vegetación acompañante que crece en el huerto compite con nuestros cultivos por el agua, los nutrientes y demás recursos pudiendo frenar gravemente su desarrollo, pero también tiene beneficios relacionados con la biodiversidad (no sólo de plantas, también de insectos y microorganismos beneficiosos para el suelo) y con la lucha integrada contra plagas y enfermedades (muchas de estas plantas pueden atraer a insectos depredadores beneficiosos o ahuyentar algunas plagas).
Por lo tanto, nuestro objetivo debe ser controlar las malas hierbas para que su presencia no supere a la de las hortalizas que cultivamos y no comprometa su crecimiento.
Antes de plantar las hortalizas hay que labrar, es decir, voltear y revolver la tierra. Esta operación es indispensable porque sirve para airear la tierra y repararla, es decir, hacerla más suelta, lo que facilita el desarrollo de las raíces.
Para ello, utilizaremos un motocultor, que tiene la ventaja de ser mucho más rápido trabajando que las herramientas manuales. El motocultor permite trabajar la tierra a más profundidad. Para un buen resultado, conviene realizar al menos dos pasadas: primero en sentido longitudinal y después transversal.
El riego por goteo tiene muchas ventajas en la organización de un huerto escolar, ya que permite el riego sin dedicarle mucho tiempo y permite regar todos los días, incluidos los fines de semana y periodos de vacaciones. Además el riego por goteo supone una forma eficiente y controlada de riego.
Las tuberías van colocadas sobre el sector donde vamos a colocar los plantones, dejando el espacio para los pasillos interiores, de tal manera que queden junto a la planta. Debería quedar un gotero junto a cada planta, pero como usamos líneas de goteros de otros años, colocamos los goteros a una distancia de 30 a 40 cm y sirven para cualquier cultivo, aunque los goteros no caigan exactamente junto a la planta. Con un riego adecuado el agua se extiende por la tierra llegando a todas las plantas.
En primer lugar, realizaremos los agujeros en el terreno aproximadamente a unos 10 cm separados del goteo. Rellenaremos de mantillo por la mitad y procederemos a la plantación. Finalmente cubriremos con un poco de mantillo alrededor de la planta.
En cuanto al mantenimiento, se han llevado a cabo las siguientes actuaciones:
Colocación de cintas para ahuyentar los pájaros.
Eliminación de “malas hierbas”.
Colocación de tutores para favorecer el crecimiento de las tomateras.
Colocación de carteles identificativos de los cultivos.
La cosecha o recolección es, quizá, el momento más gratificante, la disponibilidad de los alimentos compensa el esfuerzo y cuidados invertidos durante los meses anteriores. Todas las variedades evidencian una duración del ciclo vegetativo muy variable que se ve afectado por el clima, el riego, nutrición, etc. que han marcado el desarrollo de la planta.