Los acueductos romanos no solo transformaron ciudades antiguas, también dejaron una huella duradera en la ingeniería moderna y nuestra forma de vida.
La precisión y el cálculo de los acueductos romanos inspiraron a generaciones de ingenieros. Hoy se siguen usando sistemas de pendiente similares en redes de agua potable.
Muchos acueductos aún se conservan como monumentos históricos. Atraen a millones de turistas cada año y nos recuerdan el poder del ingenio humano.
Los acueductos representaban salud, limpieza y avance. A día de hoy, su imagen sigue simbolizando civilización, planificación y sostenibilidad.
“Sin agua no hay civilización. Sin ingeniería, no hay agua.”