Los músicos afinan sus instrumentos antes de salir al escenario. Los gimnastas realizan estiramientos para estar a punto para sus ejercicios. Esta preparación es necesaria en todas las facetas de la vida. Unas veces lo llamamos “ensayo”, otras “entrenamiento”, o incluso “puesta a punto”, es decir, es necesario prepararse y disponerse, para que la tarea o ejercicio que vamos a realizar, surta el máximo efecto.
En la oración, ocurre algo parecido, vamos a encontrarnos con ALGUIEN muy importante. Por eso es preciso darnos un tiempo para crear en nuestro corazón, en nuestro interior y en nuestro alrededor, “un ambiente y disposición”, que facilite ese tiempo de oración.
Para ello, necesitaremos cultivar una serie de “previos” para que:
Nuestros alumnos vayan creciendo en su capacidad de interiorización y escucha de la Palabra de Dios y relación con Jesús de manera natural.
Se habitúen a un encuentro diario con Jesús y respondan a las llamadas que van recibiendo en el día a día.
Aprendan a rezar con los distintos tipos de oración: alabanza, petición, acción de gracias, oración vocacional, oración con el Evangelio del Domingo...
Se ejerciten en una oración que vaya creando hábitos, con sus respetivas variantes, para que vaya calando en su interior.