INTRO Y 1ª ESTACIÓN
Hoy estamos aquí para caminar con Jesús. Él, cuando estuvo entre nosotros, caminó, caminó enseñando, predicando, curando a los enfermos, atendiendo a los pobres, haciendo justicia y sembrando la ilusión de un reino nuevo, posible, entre tanta desesperanza.
Jesús camina, pero el camino que más está grabado en nuestro corazón es el camino del calvario, el camino de la cruz, el que hoy vamos a hacer juntos. Todo este camino estará acompañado por una cruz, la cruz que da sentido a todo, el sentido más grande, del amor más grande, del abrazo más grande. Y sí, Jesús, en este camino, quiere abrazar nuestra vida, quiere abrazar tu vida y la de cada uno de nosotros. Jesús camina por TI, empieza este camino por TI, para dar su vida por TI.
En este camino, Jesús espera algo muy importante de nosotros, espera nuestra compañía, espera que le miremos, espera abrir las ventanas de tu alma y que se dejen tocar, se dejen transformar. Jesús no quiere almas cerradas de las que siembran solo para adentro y miran solo para adentro, sino que quiere almas que miran más allá, que les interpela lo que les rodea, que sienten, que aman, que lloran ante las injusticias y que enjugan las lágrimas de quien lo necesita.
Ahora te digo, piensa: ¿Lloras de vez en cuando? ¿Hay cosas en la vida que te hacen llorar? Todos en la vida hemos llorado, y lloramos todavía. Y ahí está Jesús con nosotros. Él llora con nosotros, porque nos acompaña en la oscuridad que nos lleva adentro. Vamos a hacer un poquito de silencio y cada uno le diga a Jesús por qué llora en la vida. Cada uno de nosotros se lo dice ahora. En silencio. (se puede escribir)
Jesús con su ternura enjuga nuestras lagrimas escondidas, Jesús espera colmar con su cercanía nuestra soledad en este vía Crucis que vamos a comenzar y solo te pide que te quedes a su lado y que camines con él. Él, incluso sufriendo, entregando su vida por ti, quiere colmar a golpe de abrazo tus miedos más oscuros y quiere que esperes con él hasta el final, en el camino del sufrimiento, de nuestras ansiedades, de nuestras soledades.
Antes de comenzar este via crucis, cada uno que piense en su propio sufrimiento, sus propias ansiedades, sus propias miserias. Ponles nombre, escríbetelas en la mano, en el brazo, escríbetelas, camina con ellas. Piénsalas y llévalas junto a la cruz.
Reflexión adaptada de la introducción del Papa Francisco en el Via Crucis de la JMJ Lisboa 2023
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