¡Gracias! ¡Hasta pronto!
¡Gracias! ¡Hasta pronto!
Sentimos que no hayas querido continuar con el proceso. Seguramente no estés del todo preparado para afrontar un cambio en tu vida. Pero... ¡tranquilo! Nuestra puerta y la de Dios siempre estará abierta. Para cambiar y reparar(te) siempre hay tiempo y Dios tiene los brazos abiertos SIEMPRE para ti.
Cuando estés preparado, no dudes en acudir a un sacerdote o solicitar acompañamiento espiritual y personal. ¡Estaremos encantados de poder atenderte de la mejor manera posible!