Cambio y reparación en 4 pasos

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De la primera carta del apóstol San Pablo a los Corintios


Si hablara las lenguas de los hombres y de los ángeles, pero no tengo amor,

no sería más que un metal que resuena o un címbalo que aturde. Si repartiera todos mis bienes entre los necesitados, pero no tengo amor, de nada me serviría.

El amor es paciente, es bueno; el amor no tiene envidia, no presume, no es egoísta; no se irrita; no lleva cuentas del mal; no se alegra de la injusticia, sino que goza con la verdad. Todo lo excusa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.

El amor no pasa nunca. Porque conocemos imperfectamente e imperfectamente actuamos; más, cuando venga lo perfecto, lo imperfecto se acabará.

Palabra de Dios

Piensa

El enfoque del examen de conciencia y de la celebración en general está centrado en la perfección del amor y en como nosotros no sabes responder (o corresponder) a ese amor.

El primer ejemplo y más perfecto de este amor no correspondido es el de Dios, que decide compartir nuestra vida y acaba maltratado por la dureza de nuestro corazón y la injusticia de nuestras decisiones.

Nosotros, en nuestra vida diaria, también actuamos con esta frialdad de forma inconsciente (y consciente) causando dolor y sufrimiento a nuestro alrededor.


PROPUESTA DE GESTO: A cada uno de los participantes se les hace entrega de un corazón (a ser posible en cartulina o papel rojo) que contendrá un versículo del salmo 32 (Dios ha creado cada corazón y comprende todas sus acciones) que han de romper y llevar roto a la confesión.


Por eso nuestro corazón está defectuoso y necesita ser reparado: porque llevamos las cicatrices del desamor que otros causan en nosotros y nos convertimos en causantes de dolor y sufrimiento en el corazón de los demás.

Nuestro corazón, herido, ha de tender a parecerse al de Jesús que, aunque herido como el nuestro, ha sabido integrar ese dolor, ha sido reparado por el amor que brota de Dios y se ha convertido en fuente de salvación para todos nosotros.

La clave, por tanto, es saber vivir con el corazón partío (que diría Alejandro Sanz) pero con la conciencia de que Dios lo va a ir sanando, reparando, y embelleciendo a cada grieta, haciendo así de nuestro corazón algo único con un potencial para amar como nunca nadie lo había imaginado.

Pide

PETICIÓN COMUNITARIA DE PERDÓN

Ahora, antes de poder acercarnos a ese encuentro con Dios amor que nos invita a entregar nuestro corazón herido, reconozcamos, todos juntos, nuestra pequeñez en el camino del amor:


Tú que nos has venido a condenar, sino a perdonar: Señor, ten piedad.

Tú que has venido a reparar los corazones heridos: Cristo, ten piedad.

Tú que perdonas mucho a quien mucho ama: Señor, ten piedad.



Acércate

CONFESIÓN INDIVIDUAL

Lleva tu corazón roto al momento de la confesión individual. Antes o después de la absolución (cuando el confesor lo crea oportuno) unirá tu corazón reconstruido con una tirita. Dios, con su amor, repara tu corazón y te da una nueva oportunidad de retomar el camino del amor.