“No temen tanto los soldados un copioso ejército de enemigos como teme el poder del infierno al oír el nombre de María” .(San Buenaventura). 

MARÍA CONSTANTE

Alguien muy sabio dijo esta frase: “La gota acaba por hacer agujero en la piedra, no por su fuerza, sino por su constancia”. ¿La entiendes?

María es como esa gota de agua que cae despacito. Poco a poco va entrando dentro  de nosotros. Y cuando entra nos deja la alegría de Dios. María se acerca a cada uno de nosotros cada día, con constancia y tenacidad. Unos días nos insinúa la necesidad de mejorar en algún comportamiento, otros días nos acaricia con ternura... María siempre está presente para animarnos con su sonrisa de amor.

NARRACIÓN DE UN HECHO

Cuentan de un misionero que llegó muy cansado a su hogar, después de una larga  jornada de trabajo por los poblados; había pasado todo el día trabajando en favor de la gente  sencilla... Llegando a su habitación, se quedó dormido nada más caer sobre la cama.

De repente, se despierta y se da cuenta de que no se había quitado la ropa, y tampoco había rezado las tres Avemarías como hacía cada noche antes de dormir. Sin pensarlo dos veces, enciende la luz y se levanta, se desviste y se pone de rodillas.

Una vez acabada su oración y, al quererse meter de nuevo a la cama, observa que una serpiente venenosa se ha colado entre la ropa de las sábanas, seguramente buscando el calor.

Cuando se le pasa el susto, la aparta con un palo y la mete en una red para que no haga daño a nadie. El misionero reconoció la protección de María: porque había premiado su constancia en rezar todos los días antes de acostarse.

Bendita sea tu pureza

y eternamente lo sea,

pues todo un Dios se recrea

en tan graciosa belleza.

A ti, celestial princesa,

Virgen sagrada, María,

te ofrezco en este día

alma, vida y corazón.

¡Mírame con compasión!

¡No me dejes, Madre mía!

Esta semana celebramos el jueves nuestra tradicional ofrenda floral a María, y ofrecemos la oración por los alumnos de 4º de Secundaria, que se gradúan el viernes. Queremos, junto a ellos, poner los medios para estar en gracia de Dios. 

Oh Señora mía, oh madre mía, yo me ofrezco en todo a ti.

Y en prueba de mi filial afecto te consagro en este día, mis ojos,  mis oídos, mi lengua, mi corazón, en una palabra, todo mi ser.

Ya que soy todo tuyo, oh madre de bondad, guárdame,  defiéndeme y utilizame  como instrumento y posesión tuya.

Amén.

• Lector: REINA DE LA FAMILIA Y MAESTRA DEL HOMBRE NUEVO

• Todos: ¡Ayúdanos en la misión!