Santoral
Semana de la misericordia:
“Felices son los misericordiosos, puesto que a ellos se les mostrará misericordia."
JESÚS DE NAZARET
Para la reflexión
LA RAMA ROTA
Había una vez un hombre muy fuerte que, con su espada de acero, podía romperlo todo. Presumía de ser invencible y de poder hacer todo lo que se propusiera por la fuerza.
Un día fue a verle un hombre muy sabio y le dijo:
En el pueblo dicen que puedes hacer todo lo que te propones.
Así es – contestó el hombre de la espada.
El hombre sabio vio un árbol muy robusto que había cerca de ellos y le dijo al hombre fuerte:
Si eres tan fuerte, rompe la rama más gruesa de este árbol.
Ahora mismo – contestó el forzudo.
Y de un golpe de espada partió la enorme rama que cayó al suelo al instante. Entonces, el hombre sabio añadió:
Si es verdad que con tu espada puedes conseguir todo lo que te propongas, vuelve a poner la rama en su lugar para que siga dando sus ricos frutos.
El hombre fuerte se quedó pensativo y comprendió entonces que con su espada podía destruir lo que quisiera, pero no construir.
Me pregunto...
El hombre de la historia nos enseña que debemos decir “Sí puedo”. Él nos ha enseñado que hemos de pensar las cosas antes de hacerlas, ya que hay veces que aunque podamos, lo que logramos es algo malo que quizá no se pueda después arreglar. Utilicemos pues lo que somos para construir, para ayudar, para cuidar la naturaleza.
Oración
Dios es el Creador,
pero la creación no ha terminado todavía. Hay mucho que hacer
y Dios necesita de mis manos
para trabajar.
Dios necesita mis pies
para indicar el camino a los hombres.
Dios necesita mis labios y mis palabras para hablar de Él mismo a los hombres.
Dios cuenta con mi ayuda
para llevar a los hombres hasta Él.
Capital de Gracias
Ofrecemos en este tiempo de Cuaresma al Capital de Gracias nuestro esfuerzo por cumplir con el propósito del primer escalón. Juntos, hacia lo más alto.
Consagración a la virgen
Oh Señora mía, oh madre mía, yo me ofrezco enteramente a ti.
En prueba de mi filial afecto te consagro en este día, mis ojos, mis oídos, mi lengua, mi corazón, en una palabra, todo mi ser.
Ya que soy todo tuyo, oh madre de bondad, guárdame, defiéndeme y utilizame como instrumento y posesión tuya.
Amén.
Lector: REINA DE LA FAMILIA Y MAESTRA DEL HOMBRE NUEVO
Todos: ¡Ayúdanos en la misión!