Si quieres que otros te respeten, lo mejor es respetarte a ti mismo. Solo así, solo por el autorrespeto obligarás a otros a respetarte.

SALUDO

¡Buenos días! En estos días vamos a celebrar el Día Internacional del Saludo.

En nuestra formación debemos hacer muchas cosas: estudiar mucho, cultivarnos... pero el saludarnos cuando nos vemos es señal de que estamos aprendiendo bien. A lo largo del día solemos tener muchas ocasiones para saludar.

En la familia: tenemos que saludar en casa, por la mañana, cuando nos levantamos, cuando todavía estamos medio dormidos‐medio despiertos; cada vez que entramos a casa y salimos de casa; cuando nos viene alguien a casa; por la noche, cuando nos vamos a la cama...

En la escuela: por la mañana, cuando nos vemos por primera vez; cuando entra alguien a nuestra clase y nos saluda; cuando salimos de la escuela para irnos a casa...

En la calle: cuando vemos a un amigo; cuando nos encontramos con algún familiar; cuando tenemos que preguntar algo a alguien; cuando alguien viene a preguntarnos algo...

Estoy seguro de que también vosotros conoceréis otros muchos momentos durante el día para saludar y desear un buen día a los demás.

Os invitamos a comenzar este día con la siguiente canción:

¿Tienes costumbre de saludar a los demás a lo largo del día?

¿Saludas con una sonrisa, alegrándote de ver a los demás?

Piensa a qué amigo deberías prestarle atención y no se la estás prestando. Intenta saludar a esa persona.

Amigo Jesús, buenos días es el primer saludo que te damos, porque te haces presente en nuestra vida, y hoy todo el día, en el trabajo y en el estudio.

Gracias por estar presente con nosotros.

Danos fuerza para ser educados, para saludar con amabilidad a todas las personas que nos encontremos, por desear el bien a través del buen día a todos los que nos rodean.

Gracias por todo Jesús.

Vamos a ofrecer esta semana al Capital de Gracias nuestro pequeños gestos de respeto hacia los demás. Escuchar al que nos habla, ceder el paso, hablar bien de todos, ... Le damos gracias a Dios por sentirnos dignos de respeto, por sentirnos queridos y apreciados.

Oh Señora mía, oh madre mía, yo me ofrezco enteramente a ti.

En prueba de mi filial afecto te consagro en este día, mis ojos,  mis oídos, mi lengua, mi corazón, en una palabra, todo mi ser.

Ya que soy todo tuyo, oh madre de bondad, guárdame,  defiéndeme y utilizame  como instrumento y posesión tuya.

Amén.

• Lector: REINA DE LA FAMILIA Y MAESTRA DEL HOMBRE NUEVO

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