Lectura del santo evangelio según san Lucas (21,5-11):

En aquel tiempo, algunos ponderaban la belleza del templo, por la calidad de la piedra y los exvotos.

Jesús les dijo: «Esto que contempláis, llegará un día en que no quedará piedra sobre piedra: todo será destruido.»

Ellos le preguntaron: «Maestro, ¿cuándo va a ser eso?, ¿y cuál será la señal de que todo eso está para suceder?»

Él contestó: «Cuidado con que nadie os engañe. Porque muchos vendrán usurpando mi nombre, diciendo: "Yo soy", o bien "El momento está cerca"; no vayáis tras ellos. Cuando oigáis noticias de guerras y de revoluciones, no tengáis pánico. Porque eso tiene que ocurrir primero, pero el final no vendrá en seguida.»

Luego les dijo: «Se alzará pueblo contra pueblo y reino contra reino, habrá grandes terremotos, y en diversos países epidemias y hambre. Habrá también espantos y grandes signos en el cielo.»

Palabra del Señor.

UN CORAZÓN PREPARADO

Todo pasa en la vida. Hay cosas que se destruyen y cosas que se construyen. No debemos aferrarnos a cosas e incluso a las personas, porque todo pasa. 

Lo más importante es amar a Dios con todo el corazón, con toda el alma y toda la mente, y al prójimo como a sí mismo (Mt 22:36). -40; Mc 12:28-31) porque así es como se hereda la vida eterna (Lc 10:25-27).

Debemos vivir a la espera de la venida del Señor, con el corazón preparado. Ninguno sabemos cuándo será nuestro último día aquí en la tierra, pero si sabemos que el corazón día a día debe estar limpio para llegar al cielo.   

¿Vivo mi vida como hoy pudiera ser el último día?

¿Tengo el corazón demasiado atado a las cosas que el mundo me ofrece?

Señor, en esta mañana, no quiero anteponer nada a tu amor que es lo único definitivo y seguro que tengo en la vida. Te pido que prepares mi corazón para todo aquello que me tengas preparado. No quiero desperdiciar mi vida en cosas que me destruyan o no tengan valor. Enséñame que el sentimiento puede ayudarme, pero no es lo esencial. Ayúdame a ser optimista, a edificar mi vida en la roca firme de tu voluntad y a tenerla como mi guía en todo mi obrar. Concédeme la gracia de afianzar mi vida en Ti para poder ser testigo y misionero de tu amor. 

Amén.

Hoy me propongo trabajar por edificar mi casa, es decir mi vida de cada día sobre roca firme, sobre Dios. A través de la oración, de la confianza y esperanza en Él. También mi casa física con actos concretos, voy a ayudar a mi madre o padre a hacer algo que necesiten, voy a ser servicial.

Oh señora mía, oh madre mía, yo me ofrezco enteramente a ti.

En prueba de mi filial afecto te consagro en este día, mis ojos,  mis oídos, mi lengua, mi corazón, en una palabra, todo mi ser.

Ya que soy todo tuyo, oh madre de bondad, guárdame,  defiéndeme y utilízame  como instrumento y posesión tuya.

Amén.