Lectura del santo Evangelio según san Marcos (14, 12a. 22-25):

El primer día de los Ácimos, cuando se sacrificaba el cordero pascual, mientras comían, Jesús tomó pan, y pronunciando la bendición, lo partió y se lo dio diciendo:

«Tomad, esto es mi cuerpo».

Después tomó el cáliz, pronunció la acción de gracias, se lo dio y todos bebieron. Y les dijo:

«Esta es mi sangre de la alianza, que es derramada por muchos. En verdad os digo que no volveré a beber del fruto de la vid hasta el día que beba el vino nuevo en el reino de Dios».

Palabra del Señor.

¿Crees en el poder de la Eucaristía? 

¿Van a misa todo lo que desearías?

Jesús, enséñame a valorar el regalo de la Eucaristía para que pueda vivir los sacramentos con mayor fe y amor. Amén.

Hoy es un buen día para orar por la santidad de los sacerdotes, y todos podemos rezar por ellos.

Oh señora mía, oh madre mía, yo me ofrezco enteramente a ti.

En prueba de mi filial afecto te consagro en este día, mis ojos,  mis oídos, mi lengua, mi corazón, en una palabra, todo mi ser.

Ya que soy todo tuyo, oh madre de bondad, guárdame,  defiéndeme y utilízame  como instrumento y posesión tuya.

Amén.

Reina del cielo, alégrate, aleluya.
Porque el Señor, a quien has llevado en tu vientre, aleluya.

Ha resucitado según su palabra, aleluya.
Ruega al Señor por nosotros, aleluya.

Goza y alégrate Virgen María, aleluya.
Porque en verdad ha resucitado el Señor, aleluya.