Lectura del santo evangelio según san Mateo (6,19-23):

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «No atesoréis tesoros en la tierra, donde la polilla y la carcoma los roen, donde los ladrones abren boquetes y los roban. Atesorad tesoros en el cielo, donde no hay polilla ni carcoma que se los coman ni ladrones que abran boquetes y roben. Porque donde está tu tesoro allí está tu corazón. La lámpara del cuerpo es el ojo. Si tu ojo está sano, tu cuerpo entero tendrá luz; si tu ojo está enfermo, tu cuerpo entero estará a oscuras. Y si la única luz que tienes está oscura, ¡cuánta será la oscuridad!»

Palabra del Señor.

EL VERANO ES TIEMPO DE DIOS.

El tiempo de verano no interrumpe el encuentro con Dios, tan vital y esencial para los creyentes. Cuando muchas actividades se suspenden, para la oración no hay vacaciones. Dios está vivo y nos da vida. Por eso, nos mantenemos en su Presencia que sostiene, ilumina, fortalece y da paz a nuestros días.

Estemos donde estemos en estos meses de verano, en la playa, en la cama de un hospital, con los amigos, en la montaña, en un voluntariado, con la familia, en los mil caminos dispuestos para ser recorridos…, busquemos la compañía de Dios sin prisas, escuchemos la palabra y embarquémonos en aventuras que refresquen el alma y nos lleven hacia los hermanos. 

¿Cómo quieres vivir este verano y estas vacaciones que hoy empiezan?

Señor Jesús, gracias por acompañarme durante este curso escolar, por darme fuerza y sabiduría en cada día de estudio. Te pido que bendigas este tiempo de descanso y vacaciones de verano, que me llenes de alegría y me protejas en cada momento. Ayúdame a recargar energías y a prepararme para los retos futuros. Amén.

Hoy en mi oración voy a dar gracias a Dios por las oportunidades de aprendizaje y crecimiento en este curso (puedo escribir tres de ellas). Y también voy a pedir que durante estas vacaciones de verano me ayude a descansar, recargar energías y a disfrutar del tiempo con mi familia y amigos. Que este tiempo también sea una oportunidad para acercarme más a Dios , reflexionar sobre mis metas y prepararme con entusiasmo para el próximo curso.

Oh señora mía, oh madre mía, yo me ofrezco enteramente a ti.

En prueba de mi filial afecto te consagro en este día, mis ojos,  mis oídos, mi lengua, mi corazón, en una palabra, todo mi ser.

Ya que soy todo tuyo, oh madre de bondad, guárdame,  defiéndeme y utilízame  como instrumento y posesión tuya.

Amén.