24 de enero

Secundaria - Bachillerato

curso 2023 - 2024



Santoral

FRASE DEL DÍA

Se aprende a hablar, hablando. A estudiar, estudiando. A trabajar, trabajando.  De igual forma se aprende a amar, amando.
(San Francisco de Sales)

Lectura del santo evangelio según san Marcos (4:1-20):


Y otra vez se puso a enseñar a orillas del mar. Y se reunió tanta gente junto a él que hubo de subir a una barca y, ya en el mar, se sentó; toda la gente estaba en tierra a la orilla del mar.


Les enseñaba muchas cosas por medio de parábolas. Les decía en su instrucción: «Escuchad. Una vez salió un sembrador a sembrar. Y sucedió que, al sembrar, una parte cayó a lo largo del camino; vinieron las aves y se la comieron. Otra parte cayó en terreno pedregoso, donde no tenía mucha tierra, y brotó en seguida por no tener hondura de tierra; pero cuando salió el sol se agostó y, por no tener raíz, se secó. Otra parte cayó entre abrojos; crecieron los abrojos y la ahogaron, y no dio fruto. Otras partes cayeron en tierra buena y, creciendo y desarrollándose, dieron fruto; unas produjeron treinta, otras sesenta, otras ciento.» Y decía: «Quien tenga oídos para oír, que oiga.»


Cuando quedó a solas, los que le seguían a una con los Doce le preguntaban sobre las parábolas. Él les dijo: «A vosotros se os ha dado el misterio del Reino de Dios, pero a los que están fuera todo se les presenta en parábolas, para que por mucho que miren no vean, por mucho que oigan no entiendan, no sea que se conviertan y se les perdone.» Y les preguntaba: «¿No entendéis esta parábola? ¿Cómo, entonces, comprenderéis todas las parábolas? El sembrador siembra la Palabra. Los que están a lo largo del camino donde se siembra la Palabra son aquellos que, en cuanto la oyen, viene Satanás y se lleva la Palabra sembrada en ellos. De igual modo, los sembrados en terreno pedregoso son los que, al oír la Palabra, al punto la reciben con alegría, pero no tienen raíz en sí mismos, sino que son inconstantes; y en cuanto se presenta una tribulación o persecución por causa de la Palabra, sucumben en seguida. Y otros son los sembrados entre los abrojos; son los que han oído la Palabra, pero las preocupaciones del mundo, la seducción de las riquezas y las demás concupiscencias les invaden y ahogan la Palabra, y queda sin fruto. Y los sembrados en tierra buena son aquellos que oyen la Palabra, la acogen y dan fruto, unos treinta, otros sesenta o del ciento por uno.»

Palabra del Señor.

Para la reflexión:

SEMBRADOS EN TIERRA BUENA

La semilla sembrada en este pasaje es la Palabra de Jesús. Él mismo nos explica el significado de la parábola. No tenemos que quedarnos sólo con el significado, tenemos que bajarlo a la propia vida. Hay que ver cuántas veces recibimos la semilla y ha dado su fruto. Para esto es esta parábola. Jesús nos da la oportunidad de ver cómo estamos correspondiendo a su llamado, cómo lo hacemos parte de nuestra propia vida.

Si queremos que la semilla dé el fruto más abundante hay que poner en práctica todos los consejos que Jesús mismo nos ha dado. Y lo primero es acogerla todos los días, preservarla contra las manos del maligno, e irla cuidando, hasta que dé su fruto. Hay que dar el cien por ciento de los frutos que Dios quiere de nosotros, así estaremos más cercanos a la felicidad. 

Me pregunto...

¿Escuchas la Palabra de Dios y la aplicas en tu día a día?

¿Cómo te gustaría que tu vida diera fruto?

Oración

En esta mañana, te pido Señor que pueda alimentarme de tu Palabra. Concédeme el tiempo y la voluntad que necesito para rezar más, conocer las escrituras, acercarme más a tu corazón, y acoger con gratitud todo lo que me das. Que mi vida dé fruto abundante en tu amor. No permitas que en mi vida se vaya ahogando la semilla de la fe, concédeme descubrir cuáles son esas piedras, esos espinos que la impiden crecer, haz que me deshaga de todo lo que seca la tierra de mi alma y me impide dar frutos de oración, de apostolado, de caridad. Amén.

Capital de Gracias

Esta semana podemos ofrecer a nuestro capital de gracias el deseo de ser tierra buena que da frutos por nutrirse por la Palabra de Dios y comprometernos a rezar unos minutos con un salmo de la Biblia. 

Consagración a la Virgen

Oh señora mía, oh madre mía, yo me ofrezco enteramente a ti.

En prueba de mi filial afecto te consagro en este día, mis ojos,  mis oídos, mi lengua, mi corazón, en una palabra, todo mi ser.

Ya que soy todo tuyo, oh madre de bondad, guárdame,  defiéndeme y utilízame  como instrumento y posesión tuya.

Amén.