23 de noviembre


Santoral

Santa Cecilia Yu So-Sa, Viuda y Mártir

Nació en Seúl, la capital de la actual Corea del Sur, en 1761. Dama casada, sus hijos fueron los santos Pablo Chong y Jung Hye.

Luego de enviudar, fue privada de todas sus posesiones y fue encarcelada por su fe cristiana. Por doce ocasiones fue llevada a juicio y sentensiada a ser azotada.

Dinalmente murió en la cárcel de Bo-jeong el 23 de noviembre de 1839.

Cecilia fue beatificada el 5 de Julio de 1925 y finalmente canonizada por el Papa Juan Pablo II el 6 de mayo de 1984 con otros 102 mártires que habían regado con su sangre su patria coreana. 


Frase del día

«Confiar en Dios no significa creer que hará lo que tú quieras, sino creer que hará todo lo que sabe que es bueno». Ken Sande

Lectura del santo evangelio según san Lucas (21,1-4):


En aquel tiempo, Jesús, alzando los ojos, vio a unos ricos que echaban donativos en el tesoro del templo; vio también una viuda pobre que echaba dos monedillas, y dijo:

«En verdad os digo que esa viuda pobre ha echado más que todos, porque todos esos han contribuido a los donativos con lo que les sobra, pero ella, que pasa necesidad, ha echado todo lo que tenía para vivir».


Palabra del Señor 

Para la reflexión

APRENDE A ESCALAR MONTAÑAS

    

Todos los misioneros, voluntarios, trabajadores, estudiantes, jubilados, etc., persiguen unos objetivos. A veces llegar hasta ellos supone un gran esfuerzo y una motivación que, en ocasiones, tiende a decaer. Por eso esta mañana vamos a aprender a escalar montañas.

Primero tienes que escoger la montaña que deseas subir. No te dejes llevar por los comentarios de los demás, que dicen “aquella es más bonita o más fácil”. Vas a gastar mucha energía y entusiasmo en alcanzar tu objetivo y tú eres el único responsable de lo que vas a hacer.

Cuando empieces a subir la montaña, presta atención a lo que te rodea. Hay despeñaderos, claro, piedras y hendiduras, pero si sabes dónde pones el pie, te darás cuenta de los peligros y sabrás evitarlos.

Claro que hay que tener un objetivo claro: llegar a lo alto. Pero, a medida que vas subiendo, se pueden ver más cosas y no cuesta nada detenerse de vez en cuando y disfrutar un poco del panorama de alrededor. A cada metro conquistado, puedes ver un poco más lejos; aprovecha eso para descubrir cosas nuevas de las que, hasta ahora, no te habías dado cuenta. Aprovecha el paisaje.

Sólo consigue subir una montaña aquel que presta a su cuerpo la atención que merece. No te exijas más de lo que puedes dar.

El recorrido hasta la cima es siempre mayor del que pensabas. No te engañes, ha de llegar el momento en que aquello que parecía estar cercano está aun más lejos. Pero, como estás dispuesto a llegar hasta allí, eso no va a ser un problema.

Llora, grita, da palmas y ríe cuando lo hayas conseguido. Piensa que lo que antes era, apenas, un sueño lejano ahora es parte de tu vida: lo conseguiste.

Aprovecha que has descubierto una fuerza que ni siquiera conocías y dite a ti mismo que, a partir de ahora y durante el resto de tus días, la vas a utilizar. Promete también descubrir otra montaña y parte de una nueva aventura.

Cuenta tu historia, ofrece tu ejemplo para que otro sepa que todo es posible si uno se lo propone y sentirán el valor para enfrentarse a sus propias montañas.


Me pregunto...

¿Tenemos experiencia de escalar montañas en nuestra vida?

¿Qué es lo más difícil?

Oración

Amigo Jesús, al comienzo de este día, una vez más tenemos que darte gracias; gracias por la enorme lección que nos regalas, aprender a escalar montañas.

Gracias porque nos brindas los mejores equipamientos para hacerlo, incluso nos enseñas a usarlo.

Gracias por las personas que escalan con nosotros, aunque a veces pensemos que son una carga pesada.

Gracias Señor, por animarnos a escalar, queremos subir, subir muy alto. Con tu ayuda conseguiremos llegar a grandes metas. Gracias.

Capital de Gracias

En estas semanas que estamos trabajando el valor del compañerismo, podemos ofrecer en nuestro capital de gracias todo aquello relacionado con este valor, uniéndolo al lema de cada clase. 

Consagración a la virgen

Oh señora mía, oh madre mía, yo me ofrezco enteramente a ti.

En prueba de mi filial afecto te consagro en este día, mis ojos,  mis oídos, mi lengua, mi corazón, en una palabra, todo mi ser.

Ya que soy todo tuyo, oh madre de bondad, guárdame,  defiéndeme y utilizame  como instrumento y posesión tuya.

Amén.