Una de las experiencias más gratificantes en estos diez años fue la de conocer la obra de García Lorca. Fue estimulante cruzar los límites del grecolatino para tocar otra tragedia, la lorquiana, cuya fuerza y sensibilidad nos deslumbró. Montar La Casa de Bernarda Alba fue uno de los grandes retos del grupo y su estreno, sin duda, forma parte de ese puñado de recuerdos imborrables del grupo. El trabajo, fuera de los circuitos grecolatinos que frecuentamos, fue reconocido en los Premios Buero Vallejo de la Comunidad Valenciana por la calidad de la interpretación grupal.