El cambio climático es el mayor desafío ecológico de nuestro tiempo. Se trata del aumento sostenido de la temperatura media global y la alteración de los patrones climáticos. Las actividades humanas, especialmente la quema de combustibles fósiles, la deforestación y la agricultura industrial, son las principales causas de las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI), que atrapan el calor en la atmósfera y provocan el calentamiento global. Este fenómeno tiene consecuencias devastadoras en los ecosistemas, la biodiversidad, los recursos hídricos, y las comunidades humanas.
La deforestación, especialmente en bosques tropicales como la Amazonía, está contribuyendo al cambio climático y a la pérdida de biodiversidad. Los bosques juegan un papel crucial en la absorción de CO2 y en la regulación del clima, por lo que su destrucción agrava el calentamiento global. Además, la deforestación afecta la vida de muchas especies animales y vegetales que dependen de estos ecosistemas para sobrevivir.
La contaminación del aire y el agua es otro grave problema ecológico. En muchas ciudades del mundo, la calidad del aire es tan mala que la contaminación del aire está relacionada con enfermedades respiratorias crónicas, ataques al corazón y cáncer. La contaminación del agua también es un problema crítico, especialmente en países en desarrollo, donde el acceso a agua potable limpia es limitado. Las actividades industriales, la agricultura y el mal manejo de residuos contribuyen a la contaminación de fuentes de agua dulce y océanos.
La pérdida de biodiversidad está afectando a millones de especies animales y vegetales que son esenciales para el equilibrio de los ecosistemas. La destrucción de hábitats naturales, la contaminación, el cambio climático y la sobreexplotación de los recursos naturales están provocando una extinción masiva de especies. Esta pérdida de biodiversidad reduce la capacidad de los ecosistemas para proporcionar servicios esenciales como la polinización, la purificación del agua y la regulación del clima.