Las pandemias y enfermedades infecciosas siguen siendo una amenaza significativa para la salud global. La pandemia de COVID-19 ha mostrado cuán vulnerable es la humanidad a nuevas enfermedades infecciosas. A nivel mundial, el VIH/SIDA, la malaria y la tuberculosis siguen siendo responsables de millones de muertes cada año, especialmente en los países más pobres. Estas enfermedades afectan principalmente a las poblaciones más vulnerables, como los niños, los adultos mayores y las personas que viven en condiciones de pobreza.
Las enfermedades mentales están aumentando a un ritmo alarmante, convirtiéndose en una de las principales causas de discapacidad a nivel global. Trastornos como la depresión, la ansiedad y el estrés afectan a millones de personas en todo el mundo. A pesar de la creciente conciencia sobre la salud mental, los sistemas de salud en muchos países no están preparados para ofrecer apoyo adecuado. La falta de recursos, la estigmatización y el acceso limitado a servicios de salud mental hacen que muchas personas afectadas no reciban el tratamiento que necesitan.
Aunque se han logrado avances significativos en la reducción de la malnutrición, más de 820 millones de personas siguen sufriendo de hambre crónica en el mundo. La desnutrición afecta especialmente a los niños, provocando retrasos en su desarrollo físico y cognitivo, lo que limita sus oportunidades en el futuro. En muchas partes del mundo, la inseguridad alimentaria está vinculada a la pobreza, el cambio climático y los conflictos bélicos, que interrumpen la producción de alimentos y dificultan el acceso a recursos nutricionales adecuados.
Las enfermedades no transmisibles (ENT), como las enfermedades cardiovasculares, el cáncer, la diabetes y las enfermedades respiratorias crónicas, son responsables de más del 70% de las muertes a nivel mundial. La mala alimentación, la falta de ejercicio, el tabaquismo y el consumo de alcohol son algunos de los principales factores de riesgo. En muchos países en desarrollo, las ENT están en aumento debido a la adopción de hábitos de vida poco saludables y la urbanización.