La metodología de investigación se basó en el análisis de dos escenarios: el escenario con año base 2018, y el escenario tendencial a 2050. El proyecto consistió en un análisis de los municipios urbanos que conforman la Megalópolis, y el análisis detallado de seis Zonas Metropolitanas.
El desarrollo se modeló a través de los indicadores seleccionados. Los supuestos para la proyección a 2050 se describen a continuación.
La metodología de investigación se basó en el análisis de dos escenarios: el escenario con año base 2018, y el escenario tendencial a 2050. El desarrollo se modeló a través de los indicadores seleccionados.
Con año base 2018, con el fin de evaluar el estado actual de las metrópolis que conforman a la Megalópolis. En caso de falta de datos para este año, se emplearon fuentes correspondientes a años anteriores o posteriores. Se asumió que la variabilidad de condiciones es insuficiente para afectar de manera significativa los resultados.
El escenario tendencial a 2050, basado en el Escenario de Crecimiento Urbano SSP5 de las Trayectorias Socioeconómicas Compartidas (SSP por sus siglas en inglés). Permite identificar las fortalezas, debilidades y áreas de mejora de la Megalópolis. Se asumió que no se implementarán acciones de intervención ni cambios significativos en la política urbana, y que las ciudades continuarán expandiéndose bajo los patrones presentes. No existirán inversiones en nueva infraestructura, habrá una alta demanda de energía, un crecimiento económico rápido y una prioridad en el desarrollo económico por encima de la sostenibilidad ambiental. Se caracteriza por una mayor emisión de gases de efecto invernadero, dependencia de los combustibles fósiles y menor grado de urgencia por la mitigación del cambio climático. Este escenario servirá como base para definir inversiones sostenibles e iniciativas de políticas públicas.
Los indicadores son valores numéricos que describen las condiciones actuales (o futuras) de un área urbana en un año determinado. Simplifican procesos de evaluación, monitoreo y comunicación del estado de un área urbana, y son clave para la planificación integral. Pueden utilizarse para evaluar el desempeño de un área urbana en un tema de relevancia específica.
La expansión de la huella urbana se basa en el SSP5, o escenario tendencial.
Se asume un incremento poblacional con base en las proyecciones de CONAPO.
Se verifica si existe expansión de la huella urbana en polígonos de ANP, áreas naturales, o suelo agrícola.
No se hacen inversiones en nuevas áreas verdes urbanas, pero la población aumenta. Los cuerpos de agua permanecen constantes.
No existen inversiones en nueva infraestructura para tratamiento de aguas, ni recolección de residuos. El consumo de agua y la generación de residuos per cápita permanece constante. La población aumenta.
No hay inversiones en infraestructura, el número de viviendas con cobertura se mantiene constante. El número total de viviendas cambia proporcionalmente a la población.
No se crea nueva infraestructura, y las zonas con alta densidad de empleo permanecen constantes. La población con acceso se define como aquella que reside a 1 km de distancia o menos.
Las zonas de riesgos se mantienen constantes entre el año base y 2050. La expansión urbana dentro de dichas zonas en 2050 se considera como en riesgo.
Para el sector residencial, se considera el incremento poblacional y cambios tecnológicos (calentadores de agua solares). El sector transporte considera la implementación de estándares de emisiones y cambios tecnológicos, el crecimiento histórico de la tasa de motorización de vehículos y motocicletas, y el aumento en los kilómetros recorridos por vehículo debido a la expansión de la huella urbana. Los sectores comercial e industrial se modelan con base en las perspectivas del sector energético de la SENER.