Una de las grandes oportunidades que he tenido en la vida ha sido contribuir, en la medida de mis posibilidades, al desarrollo de tecnologías aplicadas a nanomateriales en biología molecular.
Gracias a la confianza de una científica a quien admiro profundamente y a quien nunca estaré lo suficientemente agradecido, Raquel Mejías, tuve la oportunidad de desempeñarme durante varios años como asesor tecnológico en el laboratorio nº16 del CNB (Centro Nacional de Biotecnología). Bajo la tutela del eminente investigador Domingo Barber, exploramos nuevas aplicaciones de la hipertermia como método para tratar procesos celulares relacionados con el cáncer.
Fruto de esta colaboración —que llevé a cabo de manera completamente altruista— nació la patente PCT internacional WO2014085651A1, de la cual soy inventor.
El conocimiento adquirido en esta etapa me permitió posteriormente trabajar durante varios años para el Reino Unido, desarrollando equipamiento para este tipo de tratamientos. Allí amplié mi experiencia en el diseño de sistemas de generación de campos electromagnéticos alternos de muy alta frecuencia, aplicando lazos de retroalimentación basados en mediciones sin contacto de temperatura para un control más preciso y eficiente.