¿Qué opinan los profesionales?

Elena Antón, psicóloga clínica

Siempre se ha dicho que vivir en entornos rodeados de naturaleza es muy beneficioso a nivel psicológico. Para comprender si dicha afirmación tiene base científica  entrevistamos a Elena Antón, psicóloga

Con ella descubrimos que los entornos urbanos promueven una liberación de cortisol (hormona del estrés)  prolongada en el tiempo. Los entornos rodeados de naturaleza nos permiten reducir y controlar los picos de estrés, es decir, los niveles de cortisol. 

En cuanto a la infancia, el contacto con el medio natural tiene dos efectos especialmente positivos. Por un lado,  permite que los niños tengan un ritmo más lento, promoviendo la paciencia y la gestión de las emociones. Y por otro lado, se ha observado que los niños son más proactivos, tienen mayor capacidad de concentración y son capaces de gestionar mejor sus emociones. 

Virginia Mejuto, profesora de Aula TEA

Con el objetivo de comprobar si nuestro proyecto tiene cabida en un aula de educación especial, nos pusimos en contacto con Virginia, experta en Pedagogía Terapéutica

El trabajo en un aula TEA se realiza mediante la experimentación, siendo muy importante el desarrollo de las funciones ejecutivas y las habilidades adaptativas. Nuestro proyecto ayudaría a los alumnos tanto a nivel curricular (educación ambiental, biología…) como a nivel conductual, con el desarrollo del sentido de la responsabilidad. Además, encajaría muy bien en el aula, ya que según nos indicó, un punto clave del trabajo con alumnado TEA es la estructuración de los tiempos y espacios. Se podría crear un espacio dedicado a nuestro jardín, e incluir su cuidado en las rutinas diarias. Además, al mejorar la calidad acústica del aula con la colocación del panel, los alumnos TEA contarán con un entorno más tranquilo y amable para trabajar, ya que pueden sufrir hipersensibilidad. 

En conclusión, Virginia se mostró entusiasmada con la idea de incluir el proyecto en su aula TEA.

Laura Castellanos, profesora de Educación Infantil 

Este proyecto podría tener un impacto muy positivo sobre el aprendizaje en las etapas de primaria y secundaria, y además podría integrarse a nivel curricular en diversas materias. Pero no quisimos dar de lado las posibilidades que podría ofrecer en educación infantil

Por ello, decidimos presentar el prototipo a Laura Castellanos, profesora de educación infantil del Colegio Lope de Vega, y entrevistarla para conocer su opinión. Uno de los aspectos más positivos que podría tener integrar el jardín en el aula sería fomentar la autoestima y autonomía de los alumnos, al confiarles el cuidado de un ser vivo. Además, estas tareas servirían para afianzar un sentido de responsabilidad  y respeto por el medio ambiente

Según Laura, lo ideal sería integrar el cuidado de estas plantas como una rutina más en el aula, destacando la importancia de ser constante en este tipo de actividades. Por otro lado, la realización de actividades colaborativas permitirá al alumnado socializar, desarrollando habilidades comunicativas, y valorando no solo el propio trabajo, sino el trabajo de los demás. Además, al ser un trabajo manipulativo, se desarrollará la motricidad fina y la coordinación óculo-manual, fundamental para un correcto desarrollo educativo. 

En cuanto a las mejoras acústicas, las aulas de infantil también pueden ser muy ruidosas, y los alumnos se concentran mejor en entornos más tranquilos. Añadido a esto, Laura nos destacó el enorme impacto negativo que tiene el ruido sobre algunos alumnos con necesidades educativas especiales, alterándoles de manera muy significativa. 

Javier Escaso, psicólogo escolar

Una de las ideas clave de nuestro proyecto es que el mantener un estrecho contacto con la naturaleza aportará innumerables beneficios a nivel psicoeducativo. Por ello, hablamos con Javier Escaso, psicólogo escolar

En su opinión, actualmente contamos con pocos espacios verdes en nuestro entorno, y esto afecta de manera negativa a las personas y especialmente a los niños. El contacto con el medio natural reduce de manera significativa el estrés, y tiene muchos beneficios sobre el aprendizaje, además de suponer un entorno perfecto para socializar.  En el ámbito escolar, se sabe que entornos educativos con mayor número de zonas verdes tienen un impacto muy positivo sobre los niveles de atención de los alumnos y sobre su capacidad para focalizar la misma. Además, permite la creación de entornos más tranquilos que propician un aprendizaje significativo