Mi primera experiencia laboral

Centro y Laboratorio de Aprendizaje

Especialista en Tecnología Educativa: Durante un año (1999-2000) laboré en el Departamento de Educación de Puerto Rico, Oficina del Superintendente de Escuelas, adscrito al Distrito Escolar del Municipio de Florida. Con mucho orgullo realicé la encomienda de convertir un almacén de recursos obsoletos y basura (chatarra) en un Laboratorio de Computadoras con conexión a la Internet. Tuve que realizar tareas de mantenimiento que no me correspondían ya que no contaba con el apoyo del personal de planta física para realizar dichas tareas. Anque, en algunos momentos recibí ayuda de un empleado de tiempo parcial. Fue un año de arduo trabajo y dedicación. No fue fácil llegar mi primer día de trabajo y encontrarme con este panorama desalentador. Porque este almacen sería mi entorno de trabajo durante el tiempo en el que estaría montando el laboratorio del CST. En este almacén ubiqué mi escritorio y poco a poco comencé a seguir un plan de trabajo semanal. Tuve que hacer un sinnúmero de viajes al DEPR para cobrar mi primer cheque que tardó siete meses en procesarse. Hice las gestiones en el DEPR para realizar la decomización de los recursos audiovisuales y de oficina. Fue una tarea ardua ya que el personal de Tecnología del DEPR no sabía dónde se encontraba la información del equipo tecnológico y clerical del distrito de Florida. Para el colmo, tuve que terminar yo buscando entre los archivos polvorientos los números de propiedad de los equipos registrados en los años 70's. Dentro de esos armarios se encontraban cámaras fotográficas, proyectores de micro-fichas, proyectores de diapositivas, una computadora Apple Mac Cuadra, entre otros artilugios.

No voy a negar que me asustó mucho trabajar bajo estas condiciones infrahumanas y que pasé días de frustración y enojos. Trabajar ahí no fue nada fácil; hubo días en que no tenía mucho que hacer en espera de que los distribuidores llegaran con los mobiliarios y el equipo de trabajo. Sin embargo, las adversidades nos llegan para aprender a solucionarlas, para cumplirlas no importa los obstáculos que se tengan que atravesar en el camino hacia el éxito. Varios compañeros de trabajo pensaban que yo solo no podría con el empuje de montar el laboratorio en ese almacen de desperdicios. Esos son empleados inútiles que hacen que nuestro Departamento de Educación esté en el nivel de deterioro y desprestigio en el que se encuentra actualmente. Muchos de éstos son unas batatas políticas que se pasan el día sentados leyendo los periódicos y no salen a las escuelas a realizar sus labores de administración y supervisión. Esos son empleados que cobran sus honorarios de tiempo completo, trabajando sólo a tiempo parcial. Trabajar con escobas, mapos, paños de limpieza, cubos, brochas, rolos de pintura, pega para el vinil, macilla para las paredes y pailas de pintura, no me hicieron menos que ninguno de ellos... Al contrario, me hicieron convertir en lo que ahora soy. Nunca dejé de ser educador, pues les enseñé a muchos que trabajando arduamente se pueden lograr muchas cosas. No se trata de mirar las cosas que hacen los demás o de preguntar qué fue lo que pasó, sino de ser un hacedor y gestor de acontecimientos.

Aprendí que cuando uno desea algo trabaja un día a la vez con calma y mucho positivismo. Los pequeños éxitos conducen a grandes cambios. Poco a poco fui estableciendo un plan de trabajo con metas a corto plazo. Me demostré a mímismo y a los demás compañeros que sí se puede cuando se tiene fe y voluntad para realizar las metas sin desesperarse por los resultados finales inmediatos. El éxito toma tiempo. Los obstáculos llegan a nuestras vidas para superarlos y hacernos crecer como seres humanos. El resultado final es el éxito, pues éste lleva a través de la combinación de incomodidades y sacrificios que se tienen que superar con actitud positiva. Después de todo, la adversidad se convierte en prosperidad si se toma una buena actitud hacia la vida. Ver la meta completada es la satisfacción más grande que uno pueda sentir en su vida. Eso fue lo que sentí al ver el Centro de Servicios Tecnológicos (CST) terminado.

Los que me apoyaban me adoraron más y me alentaban con palabras de orgullo por mi éxito. Los que pensaban que no podía, me admiraron excesivamente -por no decir que me odiaban- porque les demostré que yo no fui un perdedor como ellos. Al ver que lo hice bien, les encendió la chispa de la discordia e hicieron lo posible sacarme del panorama. Esos mismos fueron los que movieron sus fichas políticas baratas para sacarme del Departamento y ofrecerle la posición a una persona de otro pueblo para que dirigiera el nuevo CST. Al fin y al cabo, esa persona terminó re-incorporando la tecnología obsoleta en el nuevo centro. ¿A veces me pregunto, para qué? Si pensaron que me hundiría en la desdicha por quedarme sin empleo se quedaron con las ganas. Lo que no nos mata, nos fortalece... y esa acción hipócrita hizo armarme de valor para emprender vuelo hacia otras experiencias enriquecedoras. Me fui del departamento con mi conciencia limpia porque me gané mi dinero limpiamente, por demostrar lo competitivo y productivo que fui, y por el legado que deje al distrito escolar de mi pueblo.

También, en el año 2000 coordiné la actividad en la que se entregaron las computadoras portátiles a los maestros del Distrito Escolar de Florida, donde se repartieron cerca de 300 portátiles. Esta fue otra experiencia ardua para coordinar, pues no se disponía de recursos económicos para el desayuno y amluerzo de los maestros y el personal técnico. Tuvimos que buscar auspiciadores para llevar a cabo la actividad con éxito. Gracias al personal de Comedores Escolares y a la colaboración del Prof. Miguel Vidal, la actividad fue un éxito total. Me dio mucha satisfacción haber aportado en el proceso de entrega de las computadoras portátiles a los maestros de nuestro distrito escolar.

Sin embargo, lo que me causó gran desconcierto fue que les entregaron una nueva herramienta de trabajo a los maestros sin tener los conocimientos de literacia adecuados para integrarlas en sus funciones educativas y administrativas. Muchos maestros no recibieron talleres adecuados de uso y menejo de las computadoras y sus programas. Muchas computadoras terminaron guardándose en los armarios o en las casas. Otras vinieron defectuosas ocasionando molestias a los maestros, y otras máquinas se averiaron con virus informáticos ocasionando su completa inservibilidad. Es una lástima que se invirtieran millones de dólares en recursos que fueron adquiridos únicamente por motivos ideológicos y no por la esencia del mejoramiento del sistema educativo del país. El Departamento de Educación debió establecer una "Política de Uso de la Tecnología", así como un "Plan efectivo de adiestramientos" para todos los maestros que recibieron el equipo. Pero, sólo se beneficiaron unos pocos maestros; aquellos afiliados a la ideología política que estaba en el poder en ese momento. Hoy día, ya no hay rastro de esas computadoras, ni se sabe cuál fue el por ciento de utilidad por parte de sus usuarios, porque no se hicieron estudios responsables que midieran el impacto de esa tecnología en el entorno educativo. Se estima que un 10% de la población docente la utilizó adecuadamente en la sala de clases. La inversión millonaria fue una pérdida de tiempo. Cuando las cosas se hacen sin la planificación adecuada, jamás tandrán efectividad y el remedio puede ser peor que la enfermedad. Después de todo, la tecnología por sí misma jamás resolverá el problema educativo. Deberíamos enfocarnos más en el proceso y no en el producto final...

Entrega de computadoras portátiles a los maestros del Distrito Escolar de Florida, PR. (2000)

Docente de Educación Superior: En el 1999 comencé mi carrera como profesor universitario, trabajando para la División de Educación Continuada y Estudios Profesionales (DECEP) de la UPR de Arecibo (UPRA). Impartí por espacio de cuatro años el desaparecido curso de Introducción a las Computadoras en la Educación (TEED 4018), para el Programa de Certificación de Maestros del DEPR.

En el año 2000 formé parte de la facultad de Educación Elemental de la UPRA ofreciendo el curso de Introducción a las Computadoras en la Educación. El mismo es un curso introductorio hacia el conocimiento, uso y aplicación de la computadora para contextos educativos de escuelas elementales. Se estudió la teoría del uso educativo de la computadora y se realizaron laboratorios prácticos con los siguientes programas: MS Word, MS PowerPoint, MS Excel y MS Explorer. También ofrecí un curso en la UPRA de Diseño de Recursos Audiovisuales (Estudiantes de Comunicación Teleradial), en el que realizaron producciones en vídeo y multimedios.

Profesor/Recurso: En ese mismo año ofrecí talleres prácticos a maestros del Departamento de Educación de PR (DEPR) sobre la utilización y diseño de presentaciones electrónicas con MS PowerPoint, navegación web a través de MS Explorer, uso del correo electrónico, envío de documentos adjuntos y diseño de materiales para experiencias educativas innovadoras. Estuve trabajando varios semestres con el Proyecto School to Work en UPRA, como recurso educativo de talleres prácticos de uso de la computadora en la educación.

Con estudiantes del Programa de Educación Elemental de la UPR-Arecibo (2003)

Instructor: Luego regresé a mi alma mater USC, donde impartí por espacio de año y medio el curso: Fundamentos de la Informática a los estudiantes de Comunicación, Ciencias Sociales, Humanidades y Enfermería. Fue una experiencia gratificante compartir mis conocimientos con estudiantes del campo de las Telecomunicaciones.

Coordinador de Actividades y Apoyo Tecnológico: Al mismo tiempo que fui docente, estuve laborando en el desaparecido Instituto de Educación a Distancia (InED), de Sagrado (USC) por espacio de año y medio (2003/2005). Ofrecí talleres prácticos del Sistema de Gestión de Aprendizaje (LMS): Moodle y realicé tareas de apoyo tecnológico a la comunidad universitaria. Colaboré en el 3er y 4to Congreso de Educación a Distancia, auspiciado por la USC. También fui diseñador y redactor de la desaparecida revista El Niusleter, que se distribuía de manera electrónica e impresa a toda la comunidad docente y administrativa de la USC.

Con los estudiantes del Departamento de Comunicación, de la Universidad del Sagrado Corazón (2005)