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 Martín Rodríguez                                                                    to home page- a pagina principal

 

Sentí una necesidad de pintar a los 16 años, compré unos oleos y  empecé.  Dos años después  comencé a tomar clases de dibujo y pintura. Desde el principio hubo un concepto abstracto en mi aprendizaje. Los lineamentos del Taller Torres García (que marco un hito en la pintura uruguaya) fueron los principios básicos de mi formación, y dejaron una gran marca.: un riguroso dibujo del natural con un concepto abstracto de la realidad y de la composición. Todo ello tratando de lograr el oficio de pintor sin olvidar la tradición clásica y los tiempos actuales. Ser de este siglo pero con un pie en el pasado.

En el 1972 viajo a Estados Unidos de América donde vivo por 1 año.

Este tiempo fue muy importante para mi vida, ya que me enseño a ver otras cosas y a integrarme a otra cultura. Empecé a trabajar en cerámica que luego me condujo a la escultura en terracota, madera y mármol, con el cuerpo humano como principal motivo.

La pintura  siempre había estado en mi vida, a mi lado. Tomé la decisión de que tenía que vivir para ella. Quise limpiarme de todo lo que no fuera arte, fue  una purificación.

El modo de ver y vivir la realidad me orienta en la pintura y escultura. Recrear una atmósfera, un tiempo quieto donde valga el ritmo, el equilibrio y que esto nos vincule con  la historia del hombre. La abstracción entendida como síntesis de la realidad, despojada de todo lo accesorio y anecdótico, que pudo ser la excusa inicial, desemboca en ritmos.

Una obra de arte debe invitar a la contemplación pura. Esta debe  ser de  lenta lectura y elevada al misterio de la vida misma.

Nací junto al mar (como se llama al Río de la Plata en Montevideo). Quizás el mar, la esencia del misterio, marcó mi camino como artista.

                                                                          Martín Rodríguez

                                                                         

 

Martín Rodríguez            

¿Cómo se describe a un pintor?

No sé. Pero estoy seguro de que no alcanza con decir que es una persona que ama la luz, las formas y el color.

 De “Espejos que deforman y médanos azules”

 

Si tuviera que describir a Martín Rodríguez en pocas palabras, diría que es un narrador con un pincel. Sus pinturas muestran fragmentos de un mundo, escenarios, y por encima de eso, son la construcción de una atmósfera a partir de la cual pueden imaginarse infinitas posibilidades de acción. El mundo que ve (o, por lo menos, el mundo que ha elegido mostrarnos de entre los que ve)  es ordenado, austero y está sujeto a reglas estrictas que, más que elegidas u respetadas,  parecen  ser el mandato de una entidad superior. Es un mundo en donde no hay lugar para el caos o, por lo menos, no hay motivos suficientemente importantes para el caos se exprese. Es, en una palabra, un mundo contenido; y precisamente en su contención es donde radica su fuerza.

Hay algo inquietante en esos lugares, en esas escenas y en esos personajes inmóviles; algo que atrae la atención más allá del juicio técnico y la valoración puramente estética. Hay una energía, un riesgo, una amenaza de ruptura y de movimiento hacia lo inesperado que lleva a querer saber más a asomarse, a conocer el final como si, al mirar el cuadro, estuviéramos viendo también la primer escena de una película.

Escuche decir muchas veces que en ese mundo los objetos no son tan  importantes como sus formas y los espacios  que los separan se los separan, pero no estoy de acuerdo, Para mí esos cuchillos gastados y vueltos a afilar muchas veces, el café ya tibio de la cafetera roja, el pan, la escoba, las frutas son los conmovedoramente despojados a la vez que de ropa, de cualquier objeto que los saque  del anonimato. Y, precisamente por eso, son los únicos elementos de que disponemos para conocerlos.

Martín Rodríguez estudio en estados unidos y en España. Recorrió Francia, Bélgica Holanda, Italia y Grecia. Expuso en Brasil. Pero, por encima de todo eso es un pintor del Uruguay. Allí y no en algún locus virtual, es donde ocurren sus pinturas. Aún sin aparecer, las playas de Carrasco y el Río de la Plata están presentes, no como un elemento escenográfico sino como un participante o, al menos, como un testigo inevitable de lo que pasa. Ningún lugar es, que yo sepa a la vez tan rico, tan joven, tan melancólico y tan lleno de contradicciones como el litoral rioplatense. Y Martín le basta  con espiarlo a través de  una ventana y aún con intuirlo al otro lado de una pared para captarlo y ofrecérnoslo. Nada es radicalmente distinto pero, a la vez, nada es igual a las orillas de nuestro río. Hay, a mi entender, una estética  profundamente artística en la compresión de nuestro mundo, que sin ser exótico ni tropical ni abrumadoramente salvaje, es distinto de todos aquellos

de donde vienen los modelos clásicos.  

 

Por último, es obligatorio hacer una referencia a las raíces. Martín, aunque lo niegue es un artista clásico. Sus ideas y su arte están vinculados con las tradiciones humanísticas grecorromanas y ninguna escuela, ninguna técnica, han podido enmascararlo. Basta ver, para comprobar esto, cualquiera de sus esculturas o, de ser  posible, preguntarle el porqué de cualquiera de sus formas, colores o proporciones que elige. Al hacerlo de encontrará uno con una especie de sacerdote de la pureza, de la simplicidad y de la ausencia de vicios. Hasta los títulos de sus obras, repetidos hasta el cansancio, son un indicio de la vocación  que no encuentra justificativos para abandonar las  raíces y cuya originalidad  radica, precisamente, en ese aferrarse a los orígenes  en lugar de hacer esfuerzos por alejase de ellos. Y que logra, como todos los clásicos, mostrarnos una y otra vez la misma historia sin que nunca nos cansemos de ella.

Al principio de esta presentación propuse a Martín como un narrador con un pincel. Hubiera debido decir algo más. Hubiera debido agregar que es un narrador tímido, esquivo, afecto, quizás, a juegos de prestidigitación. Martín no pinta historias; se limita a proponerlas. Y una vez que ha logrado captar nuestra atención, se retira. Y es, en ese momento, cuando se opérale único milagro que  puede producir un artista, que es el de dejarnos solos con la única compañía  de nuestra imaginación.

Alejandro Winograd

Buenos Aires Julio 1994

 

            CURRICULUM VITAE

Martín Rodríguez nació en Montevideo, Uruguay en 1953.

Tomó clases de dibujo y pintura con el maestro Juan Storm en 1972.

Realizó estudios de arte, dibujo, pintura y cerámica en Ohio, USA durante 1972 y 1973.

En Montevideo, tomó clases de dibujo y pintura con G. Ruiz, bajo las normas del Taller Torres García.

En 1982-1984 vivió en Madrid, España, donde asistió al Circulo de Bellas Artes, a clases de dibujo de desnudo.

Asistió asimismo como copista en el Museo del Prado.

Expuso colectivamente en diferentes ciudades de España.

Bajo los auspicios de la Embajada del Uruguay expuso en Madrid en el Colegio Mayor “Casa do Brasil” y  en otras instituciones culturales.

Realizó viajes de estudio por diferentes países de Europa.

En Montevideo expone en Galería Moretti en 1988 y 1992 en forma individual.

En 1993 integra una muestra colectiva “Tres Pintores Uruguayos” en la Sala Pedro Figari del Ministerio de Relaciones Exteriores del Uruguay bajo los auspicios de la Organización de Estados Americanos, OEA.

En 1996 expone en una muestra organizada por el Poder Legislativo “100 pintores uruguayos”.

Desde 1997 a la fecha, expone en Plaza de Artes de la Fundación BankBoston, hoy Banco Itaú.

En 1999 participó en el Homenaje Vino Tannat del Establecimiento Joanicó con etiquetas conmemorativas de los 20 pintores seleccionados.

En 2000 muestra colectiva de la Galería González Lerena, expone esculturas.

2000- Muestra individual de escultura y pintura en el Museo Castillo Pittamiglio.

2002 expone en la Embajada del Uruguay en Buenos Aires, Argentina con los auspicios de la Galería Zurbarán y Fundación BankBoston.

2003- Muestra individual en el Hotel Conrad, Punta del Este, Uruguay.

2005 –Muestra individual de esculturas en el Museo del Azulejo, Montevideo.

2006-Muestra individual en la sede de B'nai B'rith, Montevideo.

2008- Muestra en "Uruguay Cultural Foundation for the Arts, Washington, DC, USA.

2009- Muestra en Consulado General de Uruguay, New York, USA.

Sus obras se encuentran en varios países del mundo.

En la actualidad actúa como docente en su taller.

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Domingo | 01.12.2002   

Clarín.com  »  Edición Domingo 01.12.2002  »  Sociedad  »  Arte uruguayo

MUESTRA DE MARTIN RODRIGUEZ

Arte uruguayo

El pintor y escultor Martín Rodríguez exhibe sus obras en los salones de la Cancillería uruguaya, con auspicio de la Embajada de ese país en Buenos Aires. La muestra recorre la trayectoria de este artista, que incluye esculturas en distintos materiales, dibujos y pinturas.

Rodríguez fue alumno de Juan Storm y sigue las enseñanzas de pintura del Taller Torres García. Su obra muestra una formación que fue avanzando con el tiempo. Con un oficio sensible y gran manejo del dibujo y del color, sus naturalezas muertas permiten admirar una luz detenida y una abstracción contundente.

Sus esculturas incluyen cabezas en terracota y trabajos mármol y madera, todos de gran estilización y un prolijo manejo de las técnicas.

La exposición puede visitarse de 10 a 17 hasta el jueves, en Las Heras 1907.

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paintings- sculptures- ceramics- (Photos) 

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Atelier by/por Mechtild Endhardt- Photos

 

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