Atención y Duda de Shan-jiàn

LA ATENCIÓN Y LA DUDA EN CHAN

La Recta Atención

La Recta Atención es fundamental en el budismo. Sin ella, la meditación es imposible, la vigilancia en el mundo cotidiano es impracticable, y el entendimiento de las enseñanzas es más difícil.

La Recta Atención no es fácil, porque necesitas ir más allá de la mente.

Supongamos que enfrente de ti tienes una silla. ¿Qué es esta silla?

Un objeto que una persona usa para sentarse. Sí, es así.

Pero toda esta frase está basada en conceptos mentales: ¿Qué es un objeto, qué es una persona, qué es sentarse?.

Una silla es una cosa con cuatro patas y un respaldo. Pero cuatro patas es una idea mental, también el respaldo.

Es una cosa hecha de madera. Otra cosa mental.

Tiene un color pardo. Otra cosa mental.

Puedes ver que una silla es totalmente mental.

¿Qué pasa si sacas todas estas ideas mentales?. Puedes ver que la silla es vacuidad. Que la silla es sólo una colección de propiedades mediadas por la mente.

Todas las cosas en el mundo son así.

El primer paso de la Recta Atención es ver intelectualmente que todas las cosas son vacuidad, sabiendo que el concepto vacuidad también es un concepto de la mente.

Si todo es completamente ilusión, entonces ¿qué?.

Esta pregunta es el segundo paso de la Recta Atención, porque este ¿Qué?, no tiene respuesta.

Puedes ignorar este ¿Qué?, pero si haces eso pierdes el camino de la Recta Atención.

Sigue con el conocimiento de vacuidad y el ¿Qué? a cada momento del día, usando la mente sólo cuando la necesitas para un deber importante, consciente de que todo esto también es la mente.

En un momento dado, con diligencia y mucho tiempo, el ¿Qué? y la energía de voluntad se disuelven, y lo que persiste es la visión correcta de las cosas sin la mente y la energía natural sin identidad.

Ésta también es la manera de entrar en cualquier meditación, es la manera como lo hacía Buda y como lo hacen todos los Maestros.

La práctica de la duda en el Chan

En todas las prácticas de Chan, el concepto de duda es muy importante, una duda que no es la duda cotidiana.

La práctica de esta duda consiste en mantener siempre presente el concepto "¡¿QUÉ?!".

Pero este "¡¿QUÉ?!" es, en parte, un "¡¿QUÉ?!" de asombro, porque no puede encontrarse una respuesta clara.

Debes permitir la búsqueda de la respuesta de este "¡¿QUÉ?!" sin cesar.

Cada aparente solución que se plantee a ese "¡¿QUÉ?!" habrá que contestarla con un "NO". Porque cualquier respuesta concreta es incorrecta si no tiene una visión más allá.

Entonces existe siempre una tensión mental sutil que provoca la solución verdadera. Pero si la búsqueda tiene lugar sin la recta atención y la recta energía, la energía empleada se pierde y puede producir estrés.

Cualquier cosa que veas, toques o percibas con tus sentidos, míralo con este "¡¿QUÉ?!". De esta manera, cualquier tipo de "¡¿QUÉ?!" bien mantenido es efectivo.

Cualquier cosa que entre en tu mente: una sensación, una emoción, un pensamiento... lo observas con "¡¿QUÉ?!".

De verdad funciona si lo haces correctamente. La paciencia, la resolución y la

perseverancia son fundamentales.