Storia dei Congressi Mondiali

Historia de los Congresos Mundiales

Tras más de tres décadas de la aprobación por la Asamblea General de la Organización de Naciones Unidas de la Convención sobre los Derechos del Niño, que provocó un verdadero giro sobre el tratamiento jurídico de la niñez y la adolescencia, y de sus derechos, los Congresos Mundiales por los Derechos de la Infancia y la Adolescencia, en su trayectoria de dos décadas, han puesto de manifiesto, de manera consecutiva, la necesaria promoción y sensibilización en torno a los derechos universales e indivisibles de todos los niños, niñas y adolescentes del mundo, desde su consideración jurídica de sujetos de pleno derecho, con un enfoque interdisciplinar y con un compromiso compartido, dirigido a su plena realización, al constatarse la general vulneración que persiste de manera general sobre los derechos de la infancia y la adolescencia.

Al cumplirse más de tres lustros de la constitución de la Asociación para la Defensa de los Derechos de la Infancia y la Adolescencia ha llegado el momento de compartir el conjunto de Declaraciones surgidas de los nueve Congresos Mundiales celebrados hasta la fecha, precedidos de numerosos Precongresos, en los que hemos podido conocer y considerar las reivindicaciones expuestas por los propios niños, niñas y adolescentes, que han participado en representación de otros niños, niñas y adolescentes, junto con especialistas y docentes, profesionales y autoridades, así como representantes de entidades de infancia, en esta labor compartida, y en un camino en el que nos queda un largo trecho por recorrer hasta llegar al pleno cumplimiento de los derechos de la niñez y la adolescencia.

Ante una sociedad de inopinadas transformaciones provocadas por el escenario tecnológico de información y de comunicación, y un planeta sacudido por las secuelas de la pandemia y los estragos de la violencia, en el que crece actualmente la infancia y la adolescencia, a menudo invisibilizada y muchas veces desatendida en cuanto a sus necesidades, se hace más necesario que nunca una revisión positiva de la cultura del buen trato y del mejor conocimiento sobre sus derechos y también sobre sus responsabilidades, a través de la corresponsabilidad social, basada en el reconocimiento del protagonismo activo de todos los niños, niñas y adolescentes, sobre su propia existencia y la consideración de su ciudadanía, no solo futura, sino también de presente, en la que es preciso que tomemos en consideración su particular forma de pensar, de sentir, de opinar y de participar, como podemos percibir a través de las reivindicaciones que recogen, expuestas con rotundidad, a través de sus Declaraciones, elaboradas a lo largo de los nueve Congresos Mundiales por los Derechos de la Infancia y la Adolescencia, que llevamos celebrados hasta la fecha, y en los que han podido y querido intervenir, junto con profesionales, investigadores y representantes de entidades públicas y privadas, directamente relacionadas con los temas que les competen y que nos competen, desde el asumido anhelo de avanzar conjuntamente hacia un mundo realmente apropiado para la niñez y la adolescencia.

En cada uno de esos nueve congresos se han abordado diversos ejes temáticos, seleccionados por los propios niños, niñas y adolescentes, a partir de las necesidades que han considerado más significativas y prioritarias en cada momento, y con el objetivo de común de conformar un espacio de intercambio constructivo en el que surjan los desafíos y retos más precisos sobre los derechos de la infancia y la adolescencia, plasmados expresamente en los referidos documentos finales de conclusiones que se han proclamado formalmente al finalizar cada uno de esos encuentros internacionales.

El primer Congreso Mundial se celebró en Isla Margarita, Venezuela, entre los días 23 a 28 de noviembre de 2003, al que asistió más de un millar de personas procedentes de 23 países distintos, con el lema de “el derecho de la niñez y la adolescencia: una disciplina jurídica autónoma”, y culminó con dos documentos: la Declaración de Porlamar, en el que los/as congresistas reafirmaron su compromiso con los principios del paradigma de la protección integral, auspiciado por la Convención sobre los Derechos del Niño, a la vez que aprovecharon la oportunidad para fortalecer las estrategias sobre su aplicación; y el Gran Documento, elaborado directamente por los niños, niñas y adolescentes, que discutieron y reflexionaron sobre sus derechos a partir del aprendizaje y del intercambio plural de culturas, valores y opiniones, y que principió con la siguiente frase: “observamos con preocupación que nuestros derechos son constantemente violados y vulnerados”, por lo que asumían un firme compromiso de seguir realizando acciones desde sus respectivos lugares de origen para poder alcanzar “un mundo apropiado para la niñez”, sensibilizando a las personas adultas para que, de forma conjunta, se trabaje para defender los derechos de la infancia y la adolescencia.

Resulta paradigmático que, en ese país en el que comenzó este movimiento, posteriormente devastado por altos índices de pobreza, ya expresaran como objetivo último, el de “concienciar a las personas de la importancia de la convivencia pacífica y del fomento de la cultura basada en el respeto por los derechos humanos de los niños, niñas y adolescentes”.

En ese momento, los ejes en los que más se incidió fueron cuatro: niños, niñas y adolescentes en situación de calle; indígenas; con discapacidad y necesidades especiales; y el movimiento NAT de niños, niñas y adolescentes trabajadores; planteándose respuestas a situaciones de vulnerabilidad global y en distintas regiones del planeta.

El segundo Congreso Mundial tuvo lugar en Lima, Perú, entre los días 21 a 25 de noviembre de 2005, al que volvió a concurrir más de un millar de personas, con mayor participación de niños, niñas y adolescentes, que la de adultos, provenientes de 26 países distintos, con el lema de “la ciudadanía desde la niñez y la adolescencia: la exigibilidad de los derechos de las niñas, niños y adolescentes, desde un enfoque de derechos y desarrollo humano”, y cuyas conclusiones se plasmaron en la Declaración de Lima, elaborada con la participación de niños, niñas y adolescentes congresistas, a partir de una pregunta detonante: “¿Se nos considera a los niños, niñas y adolescentes, desde nuestra realidad pluricultural, en el mundo entero, en los espacios de decisión de temas relacionados con la infancia y la adolescencia?”.  Tras la respuesta, claramente negativa, se propusieron ocho medidas sobre las cuestiones que más inquietaban: acabar con las situaciones de extrema pobreza a través de los presupuestos aprobados por los gobiernos; promover políticas de atención a la primera infancia; erradicar la discriminación, especialmente hacia quienes sufren alguna discapacidad y en el ámbito de la justicia juvenil; asegurar acciones sociales contra la violencia familiar y de atención a las familias; acabar con la imagen peyorativa de la infancia y adolescencia en los medios de comunicación; fomentar la cooperación internacional contra la explotación sexual comercial infantil; plantear medidas adecuadas y favorables para el desarrollo del movimiento NAT, de niños, niñas y adolescentes trabajadores; y erradicar el reclutamiento y participación de la niñez en conflictos bélicos y armados, que sigue representando una grave vulneración de sus derechos humanos más fundamentales, a pesar de que haya un protocolo internacional orientado a este fenómeno.

La Declaración de Lima concluye con un llamamiento a los niños, niñas y adolescentes participantes del anterior congreso mundial, para que no abandonen la causa y se sigan implicando en la realización de acciones por las que difundan los logros de los compromisos comunes asumidos.

El tercer Congreso Mundial se organizó en Barcelona, España, ente los días 14 a 19 de noviembre de 2007, y superó también el millar de personas, entre adultos y niños, niñas y adolescentes provenientes de más de 20 países distintos, bajo el lema de “la participación social de la infancia y la adolescencia: por su incorporación a la ciudadanía activa”, seleccionándose como temas de mayor atención los que se desarrollaron a través de seis ejes: pobreza, educación, salud, identidad, violencia y participación.

La Declaración de Barcelona culminaba con una profunda reflexión de sus copartícipes: “Las niñas, niños y adolescentes, tenemos voz y voto, como protagonistas del mundo presente y futuro, recordando y mejorando los errores del pasado. Somos sujetos de derecho escribiendo nuestra propia historia”.

Aunque inicialmente se aprobó que la siguiente sede fuese Bucarest, Rumanía, en el año 2009, la entidad seleccionada declinó un año después, de forma responsable y justificada, su compromiso asumido, ante las dificultades políticas, organizativas y presupuestarias de ese país europeo, por lo que se decidió por el Comité Internacional de los Congresos Mundiales, ofrecer la organización del siguiente congreso a la segunda candidatura aceptada, por lo que ahí hubo un lapso de tres años entre ambos congresos mundiales consecutivos.

El cuarto Congreso Mundial se congregó en San Juan, Puerto Rico, entre los días 15 a 18 de noviembre de 2010, y contó nuevamente con un millar de participantes y un centenar de voluntarios/as, procedentes de más de 25 países, bajo el lema de “el interés superior de los niños, niñas y adolescentes: bienestar y desarrollo en el nuevo orden económico mundial”, centrándose en los mismos seis ejes del congreso anterior, para avanzar en sus resultados.

La Declaración de San Juan comienza con una denuncia de los niños, niñas y adolescentes en ese foro: “aunque poseemos derechos, actualmente existen situaciones que necesitan ser atendidas con urgencia”, incidiendo en situaciones de destacada vulnerabilidad a causa de la discapacidad, la orientación sexual y la identidad de género, la maternidad prematura, el trabajo o el maltrato y la explotación infantiles; e identificando como principales causas a afrontar la crisis económica, la corrupción política y la pobreza.

Aunque uno de los retos de ese congreso mundial era forzar a la ratificación de la Convención sobre los Derechos del Niño por parte de los Estados Unidos de América, al ser el único país del mundo que no lo ha hecho totalmente, no se consiguió finalmente cumplir con ese objetivo, aunque sí se incidió en tal desafío y se incorporaron otros de destacada preocupación para niños, niñas y adolescentes, como el relativo a la protección del medio ambiente, desde su reivindicación a aprovechar de manera adecuada y sostenible los diversos recursos que nos ofrece el planeta: la tierra, el agua, el aire, los animales y los alimentos, desde la educación que promueva la conservación y la vida saludable.

El quinto Congreso Mundial se celebró en la provincia de San Juan, Argentina, entre los días 15 a 19 de octubre de 2012, y ha sido el evento más multitudinario celebrado hasta la fecha, dado que congregó a más de 10.000 congresistas, con el lema: “infancia, adolescencia y cambio social”, manifestándose la importancia de las nuevas generaciones para lograr la mejora social.

Hay que poner de manifiesto que su organización, eminentemente asumida por los poderes políticos de la nación y de la provincia, permitió, no solo que fuese de acceso libre y gratuito, sino que se promoviera entre docentes de todo el país como formación continua, con el correspondiente permiso para asistir y el reconocimiento oficial a su participación.

Este quinto congreso contó, como en el primero, con dos documentos finales: el Manifiesto de San Juan, elaborado por especialistas, autoridades provinciales y nacionales y representantes de organismos internacionales, incluyendo recomendaciones para un mundo más justo para la infancia y la adolescencia, contra la pobreza, la explotación y los abusos sexuales infantiles, el reclutamiento de niños, niñas y adolescentes en conflictos armados, el analfabetismo, la violencia, las pandemias, entre otros fenómenos, e incidiendo en la necesaria participación efectiva de la niñez en los ámbitos sociales, con respeto a su derecho de participación y libre expresión; y la Declaración de San Juan, elaborada por los niños, niñas y adolescentes, y que fue leída por dos niñas al finalizar el evento, destacando y reivindicando el respeto y la tolerancia respecto de la totalidad de pensamientos y expresiones de las personas partícipes de ese congreso.

El sexto Congreso Mundial se convocó en Puebla, México, entre los días 12 a 14 de noviembre de 2014, y superó el millar de participantes, con el lema: “nuevos retos y realidades en el XXV aniversario de la Convención sobre los Derechos del Niño”, incidiéndose especialmente en los siguientes temas: el derecho de la niñez a una vida sin violencia, la migración infantil y el derecho a vivir en familia, y el acceso a Internet y a las redes sociales entre los derechos humanos.

Este congreso destacó especialmente en el hecho de que, por primera vez en toda su historia, el Comité de los Derechos del Niño se desplazó, desde su sede de la Organización de Naciones Unidas, en Ginebra, hasta México, para exponer sus consideraciones en torno al vigesimoquinto aniversario de la Convención, que quedaron incorporadas a la Declaración de Puebla.

Además de la Declaración de Puebla, en la que se destacaban los avances de la Convención junto con el desafío a la mayor presencia de sus protagonistas para que sus derechos se vean plenamente garantizados, con un claro llamamiento a gobiernos y organismos públicos, se culminó con la Declaración del Congreso Infantil y Adolescente, en la que se acentuó la percepción de los niños, niñas y adolescentes sobre la falta de interés y atención que muestran los adultos a que expresen sus inquietudes, opiniones e ideas, por lo que reivindicaban el fomento del diálogo y el incremento de su participación en los asuntos de su interés, ofreciendo su plena disposición e invitando a los adultos a caminar de la mano para facilitar el camino, “ya que mediante el trabajo conjunto se pueden lograr los objetivos comunes”.

El séptimo Congreso Mundial se desarrolló en Asunción, Paraguay, entre los días 16 a 18 de noviembre de 2016, y congregó prácticamente a un millar de congresistas, con muy alta participación directa de niños, niñas y adolescentes, bajo el lema: “somos protagonistas del cambio, hacia la inclusión y el cumplimiento de los derechos de las niñas, niños y adolescentes”, y se centró especialmente en seis ejes temáticos: el derecho a la salud y a la calidad de vida; la primera infancia; la adolescencia; la pobreza; la inclusión; y la violencia.

Durante este congreso, los diferentes espacios de participación de ponentes y congresistas se orientaron a obtener propuestas concretas sobre cómo lograr la plena implantación de los contenidos de la Convención sobre los Derechos del Niño desde las acciones de los diversos países representados en el evento.

El intenso trabajo participativo, de diálogo entre representantes de organismos públicos y entidades cívicas, de profesorado universitario, de especialistas y de niñas, niños y adolescentes, como protagonistas de sus derechos, dio como resultado un análisis profundo sobre los desafíos que enfrentan los países para garantizar que esos derechos humanos se hagan realidad, y cómo esos mismos agentes deben articularse en el diseño, seguimiento y evaluación de las acciones públicas que se acometan.

El Congreso concluyó con la redacción de la Declaración de Asunción, en la que se pusieron de manifiesto no solo los avances constatados en la protección de los derechos de la niñez y la adolescencia, sino también los retos precisos para garantizar su plena realización, y que siguen siendo muy numerosos en todo el mundo, destacándose como desafíos la necesidad de garantizar el derecho de niños, niñas y adolescentes a una vida sin violencia, los graves riesgos que enfrenta la infancia migrante, y el acceso a Internet en clave de derechos humanos.

El octavo Congreso Mundial, se llevó a cabo en Málaga, España, entre los días 7 a 9 de noviembre de 2018, y se dirigió muy especialmente a la sensibilización por los derechos humanos de la niñez y la adolescencia, con una destacada participación de profesionales, docentes y agentes sociales, con destacada dedicación e implicación en estos ámbitos del conocimiento y de la acción, así como de los niños, niñas y adolescentes, que, por supuesto, participaron activamente en todas las sesiones, dejando bien clara su opinión sobre los temas a los que se enfrentan en su día a día en todo el mundo.

Este octavo congreso mundial transcurrió entre los seis grandes ejes principales en que quedó centrado: el derecho de la infancia y la adolescencia a vivir en familia; la educación inclusiva y la mediación desde la infancia; cultura, deporte, empresa y responsabilidad social corporativa; derechos sociales, diversidad funcional y capacidades; respuestas frente a la violencia y la pobreza; y la participación activa de la niñez y la adolescencia frente a la tecnología, Internet y las redes sociales.

Como resultado del octavo Congreso Mundial, la Declaración de Málaga, realizada por las niñas, niños y adolescentes, participantes de este espacio de intercambio de opiniones, ideas y propuestas, en torno a esos temas de su interés, expusieron sus consideraciones y conclusiones, finalizado con la cita, atribuida a Teresa de Calcuta, que nos recuerda que “para lograr que una lámpara esté siempre encendida no debemos dejar de ponerle aceite”, manifestando a todos los presentes que, cuando “regreséis a vuestras casas y lugares de trabajo [lo hagáis] teniendo en cuenta que estamos presentes, con voz propia, aquí y ahora, para reivindicar nuestros derechos y asumir nuestras responsabilidades y algo más importante aún, que necesitamos de vuestra ayuda, que debemos trabajar juntos para lograr que el aceite de nuestra lámpara nunca se agote, y alumbrar, de este modo, el camino que nos guíe a un futuro mucho mejor.

Y no olvidéis, siempre, siempre, que ‘la paz mundial comienza con una sonrisa”.

Y con esa luz, y un planeta trastocado por los efectos de la pandemia global, tuvimos un necesario paréntesis para poder encontrarnos, presencialmente, tras organizar muchos precongresos mundiales, en torno al noveno Congreso Mundial por los Derechos de la Infancia y la Adolescencia, en la provincia de Córdoba, Argentina, durante los días 16 a 18 de noviembre de 2022, con el lema de “niñas, niños y adolescentes: ciudadanos protagonistas para un mundo más justo”, con la efectiva participación de quince países, 3.500 asistentes, 800 adolescentes, y más de 130 especialistas del ámbito académico y profesional en las sesiones de mañana y tarde; desarrollándose seis conferencias y diálogos magistrales, veinte mesas temáticas, cinco seminarios internacionales; y, especialmente, un foro adolescente de tres días de duración, destacando que se recibieron más de doscientas ponencias libres.

En la Declaración de Córdoba se destacan sus ejes temáticos: el derecho a la ciudadanía y participación, migración, desarrollo y crecimiento protegido, educación de calidad y convivencia saludable; y se concretan diversos desafíos pendientes: diversidad e igualdad, discapacidad e inclusión, medio ambiente, salud mental, alimentación y prevención de todo tipo de violencias.

Así, niños, niñas y adolescentes, ejerciendo su derecho de ciudadanía, nos comparten, alto y claro, cuáles son sus sueños, sus anhelos y sus propuestas, siendo las personas adultas copartícipes, corresponsables, no sólo de contribuir a hacerlos realidad, sino también a continuar promoviendo nuevos espacios y estrategias de escucha activa y de diálogo constructivo, garantizando el protagonismo de niñas, niños y adolescentes en la plena realización de sus derechos humanos.

Con la firme convicción de que estos encuentros internacionales entre especialistas, docentes e investigadores, organizaciones gubernamentales, y de la sociedad civil, y sobre todo de niños, niñas y adolescentes, supone todo un movimiento global para seguir promoviendo la creciente realización de los derechos establecidos y derivados de la Convención sobre los Derechos del Niño, más allá de su integración en las legislaciones, y ante un escenario de reconstrucción, resulta más necesario que nunca unirnos en ese reto compartido.

Con ese espacio, en el que albergamos a participantes de todo el mundo y aprovechando la utilidad tecnológica para llegar a cualquier rincón del planeta, a través de la responsabilidad asumida por quienes seguimos avanzando con nuestro compromiso en esta causa compartida, asumimos las reivindicaciones internacionales contenidas en esas nueve declaraciones concluyentes.

Desde diversos países llegaron al Comité Internacional de Congresos Mundiales, en la Sede de la Asociación para la Defensa de los Derechos de la Infancia y la Adolescencia, la solicitud formal de asumir la siguiente sede del X Congreso Mundial por los Derechos de la Infancia y la Adolescencia, destacando su compromiso asumido en convocar un precongreso mundial, por parte de Andorra, Puerto Rico, Bolivia, Perú, España, Chile, Portugal, México, Colombia y Ecuador, entre otras, se acordó designar como sede del próximo Congreso Mundial, tendencialmente para noviembre de 2024, “rumbo a Roma”, Italia, designándose la presidencia en manos del Profesor de la Universidad de Roma, “La Sapienza”, el Dr. Vincenzo Barba.

Así confiamos que el camino sigue, cada vez con más y más adhesiones, defensores y defensoras, y con la destacada participación de estudiantes, docentes y especialistas, procedentes del Master en Derecho de Familia e Infancia de la Universidad de Barcelona, que en su continuada trayectoria de más de veinticinco años, siempre ha estado vinculado a este movimiento internacional de una manera decisiva y determinante.

Mientras tanto, en el horizonte de tantos desafíos y retos que nos quedan pendientes por lograr, a través de los numerosos Precongresos Mundiales programados se están elaborando documentos, materiales y propuestas, para que confluyan hacia un objetivo compartido a alcanzar, más allá de los que ya han quedado identificados para el desarrollo sostenible o del milenio: lograr sacudir y reforzar la conciencia social para avanzar con firmeza hacia un mundo idóneo para la niñez y la adolescencia, un mundo, en definitiva, justo para toda la humanidad.

A più di tre decenni dall'approvazione da parte dell'Assemblea Generale delle Nazioni Unite della Convenzione sui Diritti dell'Infanzia e dell'Adolescenza, che ha determinato un vero e proprio cambiamento nel trattamento giuridico dei bambini e degli adolescenti e dei loro diritti, i Congressi mondiali per i diritti dell'infanzia e dell'adolescenza, nei loro due decenni di storia, hanno evidenziato ripetutamente la necessità di promuovere e sensibilizzare l'opinione pubblica sui diritti universali e indisponibili di tutti i bambini e gli adolescenti del mondo, sulla base della loro considerazione giuridica come soggetti di diritto, con un approccio interdisciplinare e un impegno condiviso, volto alla loro piena realizzazione, in considerazione della generale violazione dei diritti dei bambini e degli adolescenti che persiste.

A più di cinque anni dalla costituzione dell'Associazione per la Difesa dei Diritti dell'Infanzia e dell'Adolescenza, è giunto il momento di condividere l'insieme delle Dichiarazioni emerse dai nove Congressi Mondiali finora svolti, preceduti da numerosi Precongressi, in cui abbiamo potuto conoscere e considerare le richieste avanzate dagli stessi bambini e adolescenti, che hanno partecipato a nome di altri bambini e adolescenti, insieme a specialisti e insegnanti, professionisti e autorità, nonché rappresentanti di organizzazioni di bambini, a questo lavoro comune e a un percorso condiviso.

Di fronte a una società dalle trasformazioni inaspettate, determinate dallo scenario tecnologico dell'informazione e della comunicazione, e a un pianeta scosso dalle conseguenze delle pandemie e dalle devastazioni della violenza, in cui crescono attualmente bambini e adolescenti spesso invisibili e i cui bisogni sono sovente trascurati, è più che mai necessario rivedere positivamente la cultura del buon trattamento e una migliore conoscenza dei loro diritti e anche delle loro responsabilità, attraverso la corresponsabilità sociale, basata sul riconoscimento del protagonismo attivo di tutti i bambini e gli adolescenti, nella propria esistenza e sulla considerazione della loro cittadinanza, non solo per il futuro. È necessario prendere in considerazione il loro particolare modo di pensare, di sentire, di esprimere le loro opinioni e di partecipare, come si può percepire attraverso le richieste che essi avanzano, chiaramente enunciate nelle loro Dichiarazioni, elaborate nel corso dei nove Congressi mondiali per i diritti dei bambini e degli adolescenti che si sono svolti finora.

Per ognuno di questi nove congressi sono stati affrontati diversi assi tematici, selezionati dai bambini e dagli adolescenti stessi, in base alle esigenze da loro ritenute più significative e prioritarie in un determinato momento, e con l'obiettivo comune di costituire uno spazio di scambio costruttivo in cui far emergere le sfide e le istanze più precise in materia di diritti dell'infanzia e dell'adolescenza, esplicitate nei già citati documenti finali di conclusioni che sono stati formalmente proclamati al termine di ognuno di questi incontri internazionali.

Il primo Congresso mondiale si è tenuto a Isla Margarita, in Venezuela, dal 23 al 28 novembre 2003, con la partecipazione di oltre mille persone provenienti da 23 Paesi diversi, sul tema "Il diritto dell'infanzia e dell'adolescenza: una disciplina giuridica autonoma", ed è culminato in due documenti: la Dichiarazione di Porlamar, in cui i partecipanti al congresso hanno riaffermato il loro impegno nei confronti dei principi del paradigma di protezione globale, promosso dalla Convenzione sui diritti dell'infanzia e dell'adolescenza, cogliendo l'occasione per rafforzare le strategie di attuazione; e il Grande Documento, prodotto direttamente dai bambini e dagli adolescenti, che hanno discusso e riflettuto sui loro diritti sulla base dell'apprendimento e dello scambio plurale di culture, valori e opinioni, e che inizia con la seguente frase: "osserviamo con preoccupazione che i nostri diritti sono costantemente violati e infranti", per cui hanno assunto il fermo impegno di continuare a svolgere azioni dai rispettivi luoghi d'origine per poter realizzare "un mondo a misura di bambino", sensibilizzando gli adulti affinché, insieme, lavorino per difendere i diritti dei bambini e degli adolescenti.

È paradigmatico che, nel Paese in cui è nato questo movimento, poi devastato da alti tassi di povertà, l'obiettivo finale fosse già espresso come "sensibilizzare sull'importanza della convivenza pacifica e sulla promozione di una cultura basata sul rispetto dei diritti umani dei bambini e degli adolescenti".

All'epoca, l'attenzione era rivolta principalmente a quattro aree: bambini e adolescenti in situazioni di strada; bambini e adolescenti indigeni; bambini con disabilità e bisogni speciali; movimento NAT di bambini e adolescenti che lavorano, con l'obiettivo di rispondere a situazioni di vulnerabilità globale e in diverse regioni del mondo.

Il secondo Congresso mondiale si è svolto a Lima, in Perù, dal 21 al 25 novembre 2005, e ha visto la partecipazione di oltre mille persone, con un numero maggiore di bambini e adolescenti rispetto agli adulti, provenienti da 26 Paesi diversi, con lo slogan "cittadinanza dall'infanzia e dall'adolescenza: l'applicabilità dei diritti dei bambini e degli adolescenti, secondo un approccio basato sui diritti e sullo sviluppo umano", e le cui conclusioni sono state esposte nella Dichiarazione di Lima, redatta con la partecipazione dei bambini e degli adolescenti partecipanti al congresso, sulla base di una domanda iniziale: "Noi bambini e adolescenti, appartenenti alla nostra realtà multiculturale, siamo considerati in tutto il mondo, negli spazi decisionali sulle questioni relative ai bambini e agli adolescenti, e siamo considerati, in quanto bambini e adolescenti, nel mondo? A seguito della risposta nettamente negativa, sono state proposte otto misure sulle questioni di maggiore interesse: porre fine alle situazioni di estrema povertà attraverso i bilanci approvati dai governi; promuovere politiche di assistenza alla prima infanzia; sradicare la discriminazione, soprattutto nei confronti di chi soffre di disabilità e nel campo della giustizia minorile; garantire azioni sociali contro la violenza familiare e l'assistenza alle famiglie; porre fine all'immagine peggiorativa dei bambini e degli adolescenti nei media; promuovere la cooperazione internazionale contro lo sfruttamento sessuale dei bambini a fini commerciali; proporre misure adeguate e favorevoli per lo sviluppo del movimento NAT, dei bambini e degli adolescenti, e dei bambini e degli adolescenti con disabilità; promuovere lo sviluppo del movimento NAT, dei bambini e degli adolescenti con disabilità; promuovere la cooperazione internazionale contro lo sfruttamento sessuale commerciale dei bambini; proporre misure adeguate e favorevoli per lo sviluppo del movimento NAT dei bambini e degli adolescenti lavoratori; sradicare il reclutamento e la partecipazione dei bambini nei conflitti armati, che continua a rappresentare una grave violazione dei loro diritti umani più fondamentali, nonostante l'esistenza di un protocollo internazionale mirato a questo fenomeno.

La Dichiarazione di Lima si conclude con un appello ai bambini e agli adolescenti che hanno partecipato al precedente Congresso mondiale a non abbandonare la causa e a continuare a impegnarsi nella realizzazione di azioni per diffondere i risultati degli impegni comuni presi.

Il terzo Congresso mondiale è stato organizzato a Barcellona, in Spagna, dal 14 al 19 novembre 2007, e ha visto la partecipazione di oltre mille persone, tra cui adulti e bambini e adolescenti provenienti da più di 20 Paesi diversi, all'insegna dello slogan "la partecipazione sociale dei bambini e degli adolescenti: per la loro incorporazione nella cittadinanza attiva", selezionando come temi di maggiore attenzione quelli sviluppati attraverso sei assi: povertà, educazione, salute, identità, violenza e partecipazione.

La Dichiarazione di Barcellona è culminata con una profonda riflessione dei partecipanti: "I bambini e gli adolescenti hanno voce e voto, in quanto protagonisti del mondo presente e futuro, ricordando e migliorando gli errori del passato. Siamo soggetti di diritti, scriviamo la nostra storia".

Sebbene inizialmente fosse stato deciso che la sede successiva sarebbe stata Bucarest, in Romania, nel 2009, l'entità selezionata ha declinato un anno dopo, responsabilmente e giustamente, il suo impegno, date le difficoltà politiche, organizzative e di bilancio di quel Paese europeo, per cui è stato deciso dal Comitato internazionale dei Congressi mondiali di offrire l'organizzazione del prossimo congresso alla seconda candidatura accettata, in modo che ci fosse un intervallo di tre anni tra i due congressi mondiali consecutivi.

Il quarto Congresso mondiale si è tenuto a San Juan, a Porto Rico, dal 15 al 18 novembre 2010, con un migliaio di partecipanti e un centinaio di volontari provenienti da più di 25 Paesi, sotto il tema "L'interesse superiore dei bambini e degli adolescenti: benessere e sviluppo nel nuovo ordine economico mondiale", concentrandosi sugli stessi sei assi del precedente congresso, al fine di portarne avanti i risultati.

La Dichiarazione di San Juan inizia con una denuncia dei bambini e degli adolescenti in quel forum: "sebbene abbiamo dei diritti, attualmente ci sono situazioni che devono essere affrontate con urgenza", evidenziando situazioni di eccezionale vulnerabilità dovute a disabilità, orientamento sessuale e identità di genere, maternità prematura, lavoro minorile o abuso e sfruttamento; e identificando la crisi economica, la corruzione politica e la povertà come le principali cause da affrontare.

Sebbene una delle sfide di questo congresso mondiale fosse quella di forzare la ratifica della Convenzione sui diritti dell'infanzia e dell'adolescenza da parte degli Stati Uniti d'America, che sono l'unico Paese al mondo a non averla ratificata completamente, questo obiettivo non è stato raggiunto, anche se ha avuto un impatto su questa sfida e ne ha incorporate altre di grande interesse per i bambini e gli adolescenti, come quella relativa alla protezione dell'ambiente, basata sulla loro richiesta di fare un uso adeguato e sostenibile delle varie risorse che il pianeta ci offre: terra, acqua, aria, animali e cibo, attraverso un'educazione che promuova la conservazione e una vita sana.

Il quinto Congresso mondiale si è tenuto nella provincia di San Juan, in Argentina, dal 15 al 19 ottobre 2012, ed è stato l'evento più grande realizzato finora, riunendo più di 10.000 partecipanti al congresso, con lo slogan: "infanzia, adolescenza e cambiamento sociale", a dimostrazione dell'importanza delle nuove generazioni per ottenere un miglioramento sociale.

Va notato che la sua organizzazione, eminentemente assunta dai poteri politici della nazione e della provincia, non solo ha permesso che fosse liberamente accessibile e gratuito, ma anche che fosse promosso tra gli insegnanti di tutto il Paese come formazione continua, con la relativa autorizzazione a partecipare e il riconoscimento ufficiale della loro partecipazione.

Questo quinto congresso aveva, come primo, due documenti finali: Il Manifesto di San Juan, redatto da specialisti, autorità provinciali e nazionali e rappresentanti di organizzazioni internazionali, che include raccomandazioni per un mondo più giusto per i bambini e gli adolescenti, contro la povertà, lo sfruttamento e l'abuso sessuale dei bambini, il reclutamento di bambini e adolescenti nei conflitti armati, l'analfabetismo, la violenza, le pandemie, tra gli altri fenomeni, e che sottolinea la necessaria partecipazione effettiva dei bambini nelle sfere sociali, nel rispetto del loro diritto alla partecipazione e alla libera espressione; e la Dichiarazione di San Juan, redatta da bambini e adolescenti, che è stata letta da due ragazze alla fine dell'evento, evidenziando e rivendicando il rispetto e la tolleranza per la totalità dei pensieri e delle espressioni dei partecipanti a questo congresso.

Il sesto Congresso mondiale si è tenuto a Puebla, in Messico, dal 12 al 14 novembre 2014, con oltre mille partecipanti, con il tema: "Nuove sfide e realtà nel 25° anniversario della Convenzione sui diritti dell'infanzia e dell'adolescenza", con particolare attenzione ai seguenti argomenti: il diritto dei bambini a una vita libera dalla violenza, la migrazione dei bambini e il diritto a vivere in una famiglia, l'accesso a Internet e ai social network tra i diritti umani.

Questo congresso è stato particolarmente degno di nota perché, per la prima volta nella sua storia, il Comitato per i diritti del fanciullo si è recato in Messico dalla sede delle Nazioni Unite a Ginevra per presentare le sue considerazioni sul venticinquesimo anniversario della Convenzione, che sono state incorporate nella Dichiarazione di Puebla.

Oltre alla Dichiarazione di Puebla, che ha evidenziato i progressi della Convenzione insieme alla sfida a una maggiore presenza dei suoi protagonisti affinché i loro diritti siano pienamente garantiti, con un chiaro appello ai governi e agli enti pubblici, è culminata nella Dichiarazione del Congresso dei bambini e degli adolescenti, in cui è stata sottolineata la percezione dei bambini e degli adolescenti, Hanno quindi chiesto di promuovere il dialogo e una maggiore partecipazione nelle questioni di loro interesse, offrendo la loro piena disponibilità e invitando gli adulti a camminare mano nella mano per facilitare il cammino, "perché lavorando insieme possiamo raggiungere obiettivi comuni".

Il settimo Congresso mondiale si è tenuto ad Asunción, in Paraguay, dal 16 al 18 novembre 2016, e ha riunito quasi mille partecipanti al congresso, con un'altissima partecipazione diretta di bambini e adolescenti, all'insegna dello slogan: "Siamo protagonisti del cambiamento, verso l'inclusione e la realizzazione dei diritti dei bambini e degli adolescenti", e si è concentrato in particolare su sei aree tematiche: diritto alla salute e qualità della vita; prima infanzia; adolescenza; povertà; inclusione; violenza.

Durante il congresso, i diversi spazi di partecipazione dei relatori e dei partecipanti al congresso sono stati orientati a ottenere proposte concrete su come realizzare la piena attuazione dei contenuti della Convenzione sui diritti dell'infanzia e dell'adolescenza attraverso le azioni dei diversi Paesi rappresentati all'evento.

L'intenso lavoro partecipativo e il dialogo tra rappresentanti di enti pubblici e civici, professori universitari, specialisti e bambini e adolescenti, in quanto protagonisti dei loro diritti, ha portato a un'analisi approfondita delle sfide che i Paesi devono affrontare per garantire che questi diritti umani diventino una realtà, e di come questi stessi agenti debbano essere articolati nella progettazione, nel monitoraggio e nella valutazione delle azioni pubbliche che vengono intraprese.

Il Congresso si è concluso con la stesura della Dichiarazione di Asunción, che ha evidenziato non solo i progressi compiuti nella tutela dei diritti dei bambini e degli adolescenti, ma anche le sfide necessarie per garantirne la piena realizzazione, che sono ancora molto numerose in tutto il mondo, sottolineando come sfide la necessità di garantire il diritto dei bambini e degli adolescenti a una vita libera dalla violenza, i gravi rischi che corrono i bambini migranti e l'accesso a Internet in termini di diritti umani.

L'ottavo Congresso mondiale, tenutosi a Malaga, in Spagna, dal 7 al 9 novembre 2018, è stato particolarmente mirato a sensibilizzare l'opinione pubblica sui diritti umani dei bambini e degli adolescenti, con un'eccezionale partecipazione di professionisti, insegnanti e agenti sociali, con una dedizione e un coinvolgimento straordinari in questi ambiti di conoscenza e azione, nonché di bambini e adolescenti, che, ovviamente, hanno partecipato attivamente a tutte le sessioni, esprimendo con grande chiarezza il loro punto di vista sulle questioni che affrontano nella loro vita quotidiana in tutto il mondo.

Questo ottavo Congresso mondiale si è concentrato su sei temi principali: il diritto dei bambini e degli adolescenti a vivere in una famiglia; l'educazione inclusiva e la mediazione fin dall'infanzia; la cultura, lo sport, le imprese e la responsabilità sociale delle imprese; i diritti sociali, la diversità funzionale e le abilità; le risposte alla violenza e alla povertà; la partecipazione attiva dei bambini e degli adolescenti di fronte alla tecnologia, a Internet e alle reti sociali.

Come risultato dell'ottavo Congresso mondiale, la Dichiarazione di Malaga, fatta dai bambini e dagli adolescenti partecipanti a questo spazio di scambio di opinioni, idee e proposte su questi temi di loro interesse, ha presentato le loro considerazioni e conclusioni, concludendo con la citazione attribuita a Teresa di Calcutta, che ci ricorda che "per far sì che una lampada sia sempre accesa, non dobbiamo smettere di metterci l'olio", dicendo a tutti i presenti che, quando "tornerete alle vostre case e ai vostri posti di lavoro [dovreste farlo] tenendo presente che siamo presenti, con la nostra voce, qui e ora, per rivendicare i nostri diritti e assumerci le nostre responsabilità e, cosa più importante, che abbiamo bisogno del vostro aiuto, che dobbiamo lavorare insieme per garantire che l'olio della nostra lampada non si esaurisca mai, e illuminare così la strada verso un futuro molto migliore.

E non dimenticate, sempre, sempre, che "la pace nel mondo inizia con un sorriso".

E con questa luce, e un pianeta sconvolto dagli effetti della pandemia globale, abbiamo avuto una parentesi necessaria per poterci riunire, di persona, dopo aver organizzato molti precongressi mondiali, intorno al nono Congresso mondiale per i diritti dell'infanzia e dell'adolescenza, nella provincia di Cordoba, in Argentina, dal 16 al 18 novembre 2022, con lo slogan "bambini e adolescenti: cittadini protagonisti per un mondo più giusto", con la partecipazione effettiva di quindici Paesi, 3.500 presenze, 800 adolescenti e più di 130 specialisti del mondo accademico e professionale nelle sessioni del mattino e del pomeriggio. 500 partecipanti, 800 adolescenti e più di 130 specialisti del mondo accademico e professionale nelle sessioni mattutine e pomeridiane; sei conferenze e dialoghi chiave, venti tavole rotonde tematiche, cinque seminari internazionali e, soprattutto, un forum di tre giorni sugli adolescenti, che ha visto la ricezione di più di duecento relazioni libere.

La Dichiarazione di Cordoba evidenzia i suoi assi tematici: il diritto alla cittadinanza e alla partecipazione, la migrazione, lo sviluppo e la crescita protetta, l'istruzione di qualità e la sana convivenza; e affronta anche diverse sfide in sospeso: diversità e uguaglianza, disabilità e inclusione, ambiente, salute mentale, nutrizione e prevenzione di tutti i tipi di violenza.

Così, i bambini e gli adolescenti, esercitando il loro diritto di cittadinanza, condividono con noi, in modo forte e chiaro, quali sono i loro sogni, i loro desideri e le loro proposte, con gli adulti che sono co-partecipi, co-responsabili, non solo per contribuire a renderli realtà, ma anche per continuare a promuovere nuovi spazi e strategie per l'ascolto attivo e il dialogo costruttivo, garantendo il protagonismo dei bambini e degli adolescenti nella piena realizzazione dei loro diritti umani.

Con la ferma convinzione che questi incontri internazionali tra specialisti, insegnanti e ricercatori, organizzazioni governative e della società civile, e soprattutto bambini e adolescenti, rappresentino un movimento globale per continuare a promuovere la crescente realizzazione dei diritti stabiliti e derivati dalla Convenzione sui diritti dell'infanzia, al di là della loro integrazione nella legislazione, e di fronte a uno scenario di ricostruzione, è più che mai necessario unirsi in questa sfida condivisa.

Con questo spazio, in cui ospitiamo partecipanti da tutto il mondo e approfittando dell'utilità tecnologica di raggiungere qualsiasi angolo del pianeta, attraverso la responsabilità assunta da chi di noi continua a portare avanti il proprio impegno per questa causa condivisa, assumiamo le richieste internazionali contenute in queste nove dichiarazioni conclusive.

Il Comitato Internazionale dei Congressi Mondiali, presso la sede dell'Associazione per la Difesa dei Diritti dell'Infanzia e dell'Adolescenza, ha ricevuto la richiesta formale da parte di vari Paesi di ospitare il prossimo X Congresso Mondiale per i Diritti dell'Infanzia e dell'Adolescenza, sottolineando il loro impegno a convocare un pre-congresso mondiale, I partecipanti, tra cui Andorra, Porto Rico, Bolivia, Perù, Spagna, Cile, Portogallo, Messico, Colombia ed Ecuador, hanno concordato di designare Roma, Italia, come sede del prossimo Congresso mondiale, tendenzialmente nel novembre 2024, con il dott. Vincenzo Barba, professore dell'Università di Roma "La Sapienza", come presidente.

Siamo fiduciosi che il cammino continuerà, con sempre più sostenitori, difensori, e con la partecipazione straordinaria di studenti, docenti e specialisti del Master in Diritto della Famiglia e del Bambino dell'Università di Barcellona, che nella sua traiettoria ininterrotta di oltre venticinque anni, si è sempre legato a questo movimento internazionale in modo deciso e determinante.

Nel frattempo, all'orizzonte delle tante sfide ancora da vincere, attraverso i numerosi precongressi mondiali programmati, si stanno preparando documenti, materiali e proposte per convergere verso un obiettivo condiviso da raggiungere, al di là di quelli già individuati per lo sviluppo sostenibile o per il millennio: scuotere e rafforzare la coscienza sociale per andare con decisione verso un mondo ideale per i bambini e gli adolescenti, un mondo, insomma, giusto per tutta l'umanità.