Progresividad y Redistribución de la Imposición Patrimonial en España
Francisco García-Rodríguez
29 de septiembre de 2025
Francisco García-Rodríguez
29 de septiembre de 2025
Cita: García-Rodríguez, F. (2025). Progresividad y Redistribución de la Imposición Patrimonial en España: un Análisis de Microsimulación con el Panel de Hogares. FEDEA, Estudios sobre la Economía Española no. 2025-19. Madrid.
La fiscalidad sobre la riqueza ocupa un lugar central en el debate económico actual. En un contexto de fuerte concentración patrimonial, los impuestos sobre el patrimonio neto se presentan como un instrumento con potencial para reforzar la equidad del sistema tributario y mejorar la capacidad redistributiva del Estado. España constituye un caso paradigmático: el Impuesto sobre el Patrimonio (IP) combina un diseño complejo, marcado por la descentralización autonómica, con una limitada capacidad recaudatoria en comparación con otros países europeos.
Contexto internacional
El debate sobre el impuesto al patrimonio no es nuevo. A principios de los años noventa, hasta doce países europeos mantenían esta figura tributaria. Sin embargo, las dificultades administrativas para valorar activos, la movilidad internacional de capitales y las críticas sobre su eficacia llevaron a su desaparición en la mayoría de estos. En la actualidad, únicamente Noruega, Suiza, España y, fuera de Europa, Colombia mantienen un impuesto general sobre el patrimonio neto. Este retroceso internacional refuerza la relevancia del caso español, donde el IP sigue vigente pero presenta una configuración que limita su alcance real.
Marco metodológico
Este estudio analiza el funcionamiento redistributivo del IP y de distintas alternativas de diseño mediante técnicas de microsimulación fiscal aplicadas al Panel de Hogares de la Agencia Tributaria (PH). El PH es una base de microdatos administrativos con cobertura nacional, que integra información de renta, patrimonio y características sociodemográficas de alrededor de 2,7 millones de individuos. Su riqueza en detalle y amplitud permite evaluar con precisión cómo distintas configuraciones impositivas alteran la distribución de la riqueza.
El análisis se basa en el índice de Reynolds–Smolensky (R–S), el cual mide la capacidad redistributiva de un impuesto. Siguiendo la metodología de De Sarralde et al. (2010, 2011), este indicador puede descomponerse en dos efectos:
Efecto nivel (incidencia): el aumento en la redistribución explicado por la capacidad recaudatoria.
Efecto distancia (progresividad): la variación en la redistribución atribuida a cambios en la estructura progresiva del impuesto.
Esta descomposición permite observar no solo cuánto redistribuye cada diseño, sino también a través de qué mecanismo lo logra.
Principales simulaciones
El estudio compara siete escenarios distintos:
IP español (Ejercicio 2022): diseño vigente, con mínimos exentos elevados, bonificaciones autonómicas y base estrecha.
Noruega (Sim. NO): impuesto proporcional con umbral de exención reducido y valoración reducida de la vivienda; gran capacidad recaudatoria, menor progresividad.
Suiza (Sim. CH): modelo cantonal con tipos bajos y heterogeneidad regional; limitado efecto redistributivo.
Francia (Sim. FR): impuesto centrado exclusivamente en el patrimonio inmobiliario neto; alta progresividad estructural, pero base estrecha.
Reformas internas al IP español:
— Sim. 1: eliminación del mínimo exento.
— Sim. 2: supresión de bonificaciones autonómicas.
— Sim. 3: eliminación conjunta de mínimos y bonificaciones.
Propuesta de Piketty: escala progresiva amplia sobre todo el patrimonio neto, con elevada incidencia y gran capacidad redistributiva.
Resultados principales
La Figura 2 resume los hallazgos. En todos los escenarios alternativos, la capacidad redistributiva aumenta respecto al diseño actual del IP español. El sistema noruego destaca por su fuerte capacidad redistributiva, explicada casi en su totalidad por la mayor incidencia. El modelo suizo apenas mejora los resultados, debido a sus tipos bajos y descentralización. Francia presenta mejoras reducidas, con progresividad estructural pero una base limitada al patrimonio inmobiliario.
Las reformas internas al IP español muestran que eliminar mínimos exentos y bonificaciones aumenta significativamente la redistribución, sobre todo cuando ambas medidas se combinan. La propuesta de Piketty multiplica la capacidad redistributiva gracias a su elevada incidencia, aunque con niveles de progresividad algo menores que los del IP actual.
Discusión
Los resultados revelan una paradoja central: el Impuesto sobre el Patrimonio español es, en términos estructurales, el más progresivo de los modelos analizados, pero su capacidad redistributiva real queda prácticamente anulada por la escasa incidencia. Esto significa que, si bien el diseño concentra con precisión la carga fiscal en los patrimonios más elevados, la baja recaudación —derivada de mínimos exentos muy altos, bonificaciones autonómicas generalizadas y una base estrecha— reduce prácticamente a cero su impacto sobre la desigualdad.
Este hallazgo obliga a reflexionar sobre el papel que puede desempeñar el IP en la arquitectura tributaria española. Por un lado, muestra que el impuesto no carece de virtudes: es un instrumento capaz de identificar con claridad a los contribuyentes con mayor capacidad económica y de hacerlo con un grado de progresividad superior al de los modelos internacionales. Por otro lado, evidencia que las reglas actuales lo convierten en un tributo de alcance muy limitado, que recauda poco y que, en la práctica, apenas contribuye a reducir las desigualdades patrimoniales.
Las simulaciones apuntan a varias vías de reforma. Incluso ajustes relativamente modestos —como eliminar el mínimo exento o suprimir las bonificaciones autonómicas— generan incrementos significativos en la capacidad redistributiva. La combinación de ambas medidas multiplica su efecto, mostrando que es posible reforzar el papel del impuesto sin rediseñarlo por completo. Más allá de estas reformas parciales, las comparaciones con otros países sugieren que un esquema más amplio y uniforme, como el noruego, o propuestas más ambiciosas como la de Piketty, permiten conjugar suficiencia recaudatoria y progresividad en un grado que hoy parece inalcanzable en el caso español.
Desde una perspectiva más amplia, la evidencia empírica cuestiona la idea, a menudo extendida, de que los impuestos sobre el patrimonio son por naturaleza ineficaces o ineficientes. La experiencia internacional muestra que su éxito depende menos de la figura en sí misma y más de cómo esté configurada. Allí donde existen mínimos reducidos, bases amplias y reglas claras, el impuesto recauda lo suficiente como para tener un impacto real. En cambio, cuando se fragmenta su aplicación o se introducen privilegios fiscales, su alcance queda inevitablemente diluido.
En definitiva, el IP en España no es un impuesto marginal por definición, sino un tributo cuyo potencial está desaprovechado. Bien diseñado, podría convertirse en una herramienta clave para reforzar la capacidad redistributiva del sistema fiscal y para responder a un contexto de creciente concentración de la riqueza. El debate ya no debería girar en torno a si mantener o suprimir este impuesto, sino a cómo configurarlo de manera que cumpla con su función de equidad y suficiencia en el siglo XXI.
Referencias
Díaz de Sarralde, S., Garcimartín, C., & Ruiz-Huerta, J. (2010). La paradoja de la progresividad en países de baja tributación: el impuesto a la renta en Guatemala. Revista de la CEPAL, 2010 (102), 87-102.
Díaz de Sarralde, S., Garcimartín, C., & Ruiz-Huerta, J. (2011). Progresividad y redistribución en reformas fiscales. Los efectos nivel y distancia. Una aplicación al IRPF. Revista de economía aplicada, 19 (57), 97-116.