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11 DE OCTUBRE DE 2023

MOVILIDAD INTERGENERACIONAL EN ESPAÑA: 2005-2019

Nuestra alumna de Máster de Análisis Económico Aplicado (MAEA), Laura Muñoz Terroba, ha presentado su TFM en septiembre 2023

Para inaugurar el blog de WEIPO vamos a resumir sus principales resultados: si quieres citarla: Muñoz-Terroba, L. (2023) Movilidad intergeneracional a partir de un indicador multidimensional de bienestar socioeconómico de los padres: 2005-2019), WEIPO-01, Universidad de Alcalá:

La evidencia empírica subraya que en las últimas dos décadas muchos países desarrollados están experimentando un persistente incremento de la desigualdad de renta y riqueza (World Inequality Report, 2022). Como consecuencia de ello desde hace tiempo hay una profunda preocupación sobre el impacto que esto pueda tener en el deterioro de la igualdad de oportunidades y una parte importante de la literatura económica ha centrado sus esfuerzos en medir la evolución de la transmisión intergeneracional de oportunidades en países ricos (Becker y Tomes, 1985; Roemer, 1993; Chetty, et al., 2014; Corak 2016). Conocer la dimensión de la movilidad intergeneracional nos ayuda a comprender la desigualdad persistente en la sociedad generación tras generación (Corak, 2016). Medir la movilidad de bienestar (aproximado por los ingresos) entre generaciones es una de las formas de aproximarnos a la medición de la igualdad de oportunidades. Si existe una alta movilidad de ingresos entre padres e hijos, significa que el bienestar económico de los hijos depende en menor medida del nivel socioeconómico de sus padres, lo que llevaría aparejada una mayor igualdad de oportunidades. En contraste, una menor movilidad tiene consecuencias importantes en la sociedad. 

El principal objetivo del trabajo de Laura es analizar cómo las condiciones socioeconómicas de los padres influyen en la situación económica de sus hijos en España entre 2005 y 2019 y en perspectiva comparada con cuatro países de la Unión Europea: España, Italia, Polonia y Países Bajos. En su trabajo mide la movilidad intergeneracional desde una perspectiva multidimensional, considerando que el bienestar socioeconómico de los padres se puede aproximar por variables distintas de los ingresos del hogar. Para ello utiliza utilizamos los módulos de “transmisión intergeneracional de la pobreza” disponibles en la encuesta “European Union Statistics on Income and Living Conditions” (EU SILC).

Este enfoque multidimensional va por tanto más allá de las variables económicas e incorpora dimensiones educativas y ocupacionales lo que nos permiten aproximar el origen socioeconómico a falta de datos de ingresos de los padres. Para medir movilidad estimamos tanto la elasticidad intergeneracional (Intergenerational Elasticity, IGE) como la asociación intergeneracional de rangos (Intergenerational Ranking Association (IRA) o Rank-Rank Slope estimator (RRS)) que, a diferencia del IGE, permite evaluar las relaciones entre las posiciones socioeconómicas sin la influencia de los cambios en la desigualdad de las distribuciones marginales de padres e hijos. La movilidad relativa, que es el enfoque central del estudio, se refiere más bien a la probabilidad de alcanzar el quintil más alto cuando has nacido en el quintil más bajo de la distribución de ingresos. Un ejemplo de una alta movilidad relativa se observa cuando los padres se ubicaban en la parte más baja del nivel socioeconómico de su generación y, en contraste, sus hijos se encuentran después en los niveles más altos en relación con su propia generación. Unas de las medidas más utilizadas de movilidad relativa son tanto la elasticidad de ingresos (IGE) entre padres e hijos (Corak, 2013; Chetty, et al., 2014) y la asociación intergeneracional de rangos (IRA) o rank-rank slope estimate (RRS) (Chetty, et al., 2014; Leites, et al., 2022).

Con la información de la encuesta EU-SILC podemos analizar el origen social desde una perspectiva socioeconómica que nos permite construir un índice multidimensional del origen socioeconómico de cada individuo entre 25 y 64 años a partir de la información sobre sus padres. Este índice trata de aproximar el nivel socioeconómico de los padres, incluyendo información sobre varios indicadores de recursos familiares como el nivel educativo, la ocupación y la situación financiera del hogar cuando ellos tenían 14 años. Al poner en relación los ingresos equivalentes disponibles del hijo/a con su indicador de origen socioeconómico podemos analizar hasta qué punto el origen social condiciona el desempeño económico en la vida adulta. 

Metodología

Para medir la situación social de los individuos cuando eran adolescentes, y por consiguiente el bienestar de sus padres, se construye un índice socioeconómico multidimensional. Este índice se construye a partir de varias dimensiones lo que proporciona información sobre el nivel económico y social de un individuo u hogar cuando no disponemos de información directa de ingresos. Como indican Avram y Cantó (2017), basarse en un solo indicador puede ser también restrictivo, ya que existen aspectos del entorno y los antecedentes familiares que no se capturan en una única variable. Por lo tanto, utilizar un enfoque multidimensional en este contexto puede ser de interés cuando no se dispone de la variable ingresos, ya que da la capacidad de obtener una visión más completa de la situación socioeconómica. Además, cuando se pretende abordar un análisis comparativo entre países, esta multidimensionalidad permite adaptarse mejor a las diversas estructuras sociales de cada país donde los ingresos pueden ser mejor aproximados por la ocupación o la educación o viceversa. En algunos estudios, según la disponibilidad de información de distintas encuestas, estos indicadores varían y se complementan con la propiedad de la vivienda (como indicador de la riqueza familiar), así como factores como el origen étnico, de discapacidad o las dificultades económicas, como se ha mencionado en estudios previos (Bowles et al., 2005). El enfoque más comúnmente utilizado se basa en la ocupación, los ingresos y la educación de los padres, ya que tienen el potencial de representar tanto el estatus social (ocupación e ingresos) como las habilidades cognitivas y no cognitivas (educación) de los individuos (Björklund y Jäntti, 2012).

Siguiendo la metodología de Avram y Cantó (2017), se desarrolla un índice que permite estimar el nivel socioeconómico del hogar en el que vivía el individuo cuando era adolescente (14 años). Para su construcción, se seleccionan tres variables disponibles en la encuesta: la situación económica del hogar, el nivel educativo de sus padres y la ocupación principal de los mismos. En relación con las variables relativas a educación y ocupación de los progenitores, se sigue un enfoque de dominancia del hogar, donde en los hogares con ambos progenitores, se tiene en cuenta solo la ocupación y la educación más alta de cualquiera de los padres. Para construir el índice socioeconómico multidimensional específico para cada país, se consideran únicamente aquellos individuos para los cuales se disponen de datos completos de las variables ocupación, nivel educativo y situación económica del hogar en la muestra de cada país. Esto garantiza que el cálculo del índice se realice solamente con datos válidos para las tres variables mencionadas. Se utiliza un Análisis de Componentes Principales (PCA)  para calcular el índice compuesto que resume las condiciones de vida del individuo cuando era adolescente. Para asegurar la comparabilidad entre los distintos países, se estandariza el índice, ajustándolo para que tenga media cero y varianza uno. Además, se lleva a cabo una normalización adicional para de obtener los valores del índice estandarizado a una escala entre 0 y 1, lo que facilita la interpretación del nivel relativo de posición socioeconómica de cada individuo. Con esta normalización, los valores del índice se ajustan a la escala deseada, donde el mínimo corresponde a 0 y el máximo a 1.

La figura presenta la distribución más detallada del índice dividido en cuartiles y distinguiendo entre los módulos correspondientes realizados en los años 2005, 2011 y 2019. El análisis de la distribución por cuartiles revela patrones interesantes en relación con el nivel socioeconómico de las familias. A lo largo de estos años y en los países estudiados (España, Italia, Polonia y los Países Bajos), se observa el crecimiento del índice socioeconómico lo que implica una disminución en la proporción de personas en el grupo más desfavorecidos, en parte gracias a mejoras en el nivel educativo.  Además, las diferencias entre los países son notables. Mientras que España, Italia y Polonia comparten similitudes en la distribución, los Países Bajos destacan por una mucha mayor proporción de individuos en el cuartil 4 y mucha menos en el cuartil 1, que indica un mejor nivel socioeconómico de los padres en ese país en comparación con los padres del resto de países analizados. Esto pone de relieve las variaciones en la estructura socioeconómica familiar entre estos países. Una vez calculado el índice socioeconómico multidimensional de los padres, lo dividimos en cien percentiles. Esto nos permite analizar y comparar la distribución de la posición socioeconómica de la población en cada país y entender cómo se distribuyen los individuos a lo largo de la escala socioeconómica en cada territorio. Para reflejar el nivel económico de los hijos, se utiliza la variable de renta disponible equivalente del hogar. La renta disponible equivalente es una medida que tiene en cuenta los ingresos totales del individuo en el año anterior a la encuesta, después de tomar en cuenta las transferencias e impuestos, y ajustarla al tamaño del hogar. La elección de esta variable se basa en su capacidad para proporcionar una medida más equitativa del nivel económico de los individuos al tener en cuenta el tamaño del hogar y los recursos disponibles para cada miembro, lo que aproxima el nivel de bienestar del hogar de los hijos. 

Sin embargo, es común que las distribuciones de ingresos sean asimétricas y tengan colas largas hacia la derecha debido a la presencia de algunos individuos con ingresos excepcionalmente altos. Esto puede dificultar la interpretación y comparación de los datos. Por lo tanto, para mejorar la distribución de la variable y reducir la asimetría en los datos, se opta por transformar la renta disponible equivalente mediante el logaritmo. La medición de la movilidad se lleva a cabo a través de dos enfoques fundamentales. El primero es una estimación de la elasticidad intergeneracional (IGE) a partir de la información de origen social (padres) y nivel de ingresos de los hijos. El segundo es la asociación intergeneracional de rangos (IRA) también denominada comúnmente en la literatura Rank-Rank Slope estimator (RRS) que, a diferencia del IGE, permite evaluar las relaciones entre las posiciones socioeconómicas sin la influencia de los cambios en la desigualdad de las distribuciones marginales de origen social de los padres e ingresos de los hijos.

Dado que el IGE está afectado por las desviaciones típicas de las distribuciones marginales de padres e hijos es importante subrayar que éste ratio cambia a lo largo del tiempo en varios países. Para aislar dicho efecto se utiliza una estimación asociación intergeneracional de rangos (Intergenerational Ranking Association (IRA) o Rank-Rank Slope estimator (RRS)) siguiendo la metodología de Chetty et al. (2014) , y más recientemente también Leites et al. (2022). Esta medida se obtiene a partir de la pendiente de la regresión que relaciona el percentil de renta ocupado por cada hijo con el rango correspondiente a la distribución de sus padres. A diferencia de la elasticidad intergeneracional, en la medida rank-rank se emplean percentiles de ingresos, lo que ofrece ventajas significativas. Permite evaluar la diferencia en el potencial socioeconómico entre los descendientes de las familias más pobres y las más ricas. Además, esta medida mantiene las rentas iguales a cero, lo que plantea una relación más lineal entre las variables y convierte la muestra a una distribución uniforme al hacer que ambas generaciones tengan la misma desviación típica. De este modo, esta medida complementa de manera útil las estimaciones de la elasticidad intergeneracional y aporta una visión más completa de la movilidad intergeneracional (Chetty, et al., 2014; Leites, et al., 2022). 


Resultados

Los resultados de las estimaciones del segundo indicador de movilidad intergeneracional, el IRA, que no está afectado por los cambios distributivos en las variables de padres e hijos a lo largo del tiempo, y como podemos apreciar los resultados varían poco. Un valor alto del IRA o rank-rank slope (RRS) implica un bajo nivel de movilidad relativa. En media en España y en Polonia un aumento de un centil en la situación socioeconómica de los padres implica un aumento de 0,27 centiles en media en los ingresos de sus hijos mientras que en Países Bajos sólo sería de 0,14 centiles. Para analizar la movilidad intergeneracional de una forma gráfica se presenta el IRA por países y por características de los hijos. Los puntos de estos gráficos representan, para cada centil de nivel socioeconómico de los padres (eje de abscisas) ordenados de más bajo (0) a más alto (100), el valor del centil medio de ingresos equivalentes de sus hijos (eje de ordenadas).

En la Figura 2, se presentan los resultados por países y se aprecian las diferencias tan significativas en movilidad intergeneracional entre Polonia y el resto de los países analizados. Se observa como en Países Bajos la curva de tendencia es más aplanada (y por tanto el coeficiente el IRA o RSS es menor), lo que nos muestra una menor correlación entre el bienestar de los hijos y de los padres, en comparación con el resto de los países, que siguen una tendencia similar. La Figura 3 muestra el análisis de la movilidad intergeneracional en España a lo largo de los años 2005, 2011 y 2019 e informa de una evolución negativa de la movilidad social para los hijos de familias de peor origen social en este periodo.  Para identificar mejor el efecto cohorte dividimos la muestra por fecha de nacimiento de los hijos agrupando décadas a partir de 1940 y hasta 2000. Los resultados se presentan en la Figura 4. Parece claro que a medida que aumenta el año de nacimiento la movilidad intergeneracional disminuye y lo hace especialmente para los hijos nacidos entre 1980 y 1990. Esta reducción de la movilidad intergeneracional por cohortes se concentra en la cola baja de la distribución de centiles de nivel socioeconómico de los padres mientras que en el resto de la distribución de origen social hay muchas menores diferencias por cohortes de nacimiento. Es importante señalar que está marcada disparidad entre las distintas generaciones comienza a hacerse particularmente evidente a partir de la generación nacida en la década de los 80. Un ejemplo revelador de esta dinámica se observa al analizar a los hijos nacidos en los años noventa, quienes, en su mayoría, cuando provienen de familias situadas en el rango más bajo del 20% de la distribución del nivel socioeconómico, tienden a no superar el umbral del 30% del centil de renta media. Esta notable discrepancia entre las generaciones actuales y las anteriores, por ejemplo, la generación de los años 40 se hace evidente al considerar la estimación del índice correspondiente. En concreto, la generación de los años 40 presenta un índice de movilidad intergeneracional de aproximadamente 0,232, lo que representa aproximadamente la mitad de la estimación obtenida para la generación de 1990.

Es válido considerar que las diferencias en los ingresos percibidos por los jóvenes en los primeros años de sus vidas podrían ser un factor que contribuye a estas discrepancias. Una solución, sin cambiar la metodología haciendo los centiles relativos a la década de nacimiento como Chetty et al. (2014), es examinar con más detalle si estas diferencias persisten si restringimos la muestra por edades y comparamos distintas cohortes de nacimiento para individuos a la edad de 25-35 como se presenta en la Figura 5. Los resultados indican que los individuos jóvenes que tienen entre 25 y 35 años en el momento de observación sigue siendo persistente la diferencia de movilidad intergeneracional entre las diferentes cohortes, especialmente, el cambio entre los nacidos en los años 90 en relación con los de las décadas anteriores. 

Figura 4. Asociación intergeneracional de rangos (IRA) o Rank-rank slope (RSS) para España por grupos de edad de los hijos


Figura 5. Asociación intergeneracional de rangos (IRA) o Rank-rank slope (RSS) para España por cohorte de nacimiento del hijo/a menor de 35 años

Conclusiones

Hemos explorado la movilidad intergeneracional en España en un contexto comparado utilizando datos de la encuesta EU-SILC, con un enfoque específico en tres momentos diferentes del ciclo económico. Nuestra investigación se centra en comprender cómo estas oportunidades han evolucionado con el tiempo y cómo difieren entre estos países utilizando dos estimadores sencillos de la movilidad intergeneracional. El primero es el IGE que estima la relación entre el logaritmo de un indicador de origen social medido multidimensionalmente a partir del nivel educativo y la ocupación de los padres junto con la situación socioeconómica del individuo cuando tenía 14 años y el logaritmo de los ingresos del hijo/a cuando es adulto/a. El segundo, el IRA o RSS que estima la relación entre los rangos de ambas variables y que, por tanto, evita el impacto de cambios en su dispersión en el tiempo.

La elección de estos grupos de países ha arrojado luz sobre el impacto fundamental de los distintos sistemas de bienestar, instituciones y culturas en la transmisión de oportunidades de padres a hijos. Los países mediterráneos, por ejemplo, siguen patrones similares, y junto con Polonia destacan por una movilidad intergeneracional relativamente menor que Países Bajos. El análisis ha abarcado un período de tiempo considerable, lo que ha permitido observar cómo la Gran Recesión afectó la transmisión de oportunidades entre generaciones. Se ha estudiado el período antes 2005, durante la crisis en 2011 y después 2019. En este periodo, tanto en España, Italia como en Polonia, se observa una disminución en la movilidad intergeneracional, lo que indica la persistencia de los efectos de esta recesión económica, mientras que en Países Bajos la tendencia es justo la contraria, la movilidad intergeneracional crece a lo largo del periodo.

Además, se ha observado que la edad de los hijos está correlacionada con la transmisión del bienestar de los padres. Los hijos más jóvenes tienden a tener niveles de bienestar similares a los de sus padres, sobre todo, si se encuentran en la parte baja de la distribución de origen social, lo que indica una tendencia hacia una menor movilidad en España para los hijos de padres están en la zona baja de la distribución de origen social, y plantea serias dificultades en su ascenso social, especialmente a partir de los nacidos en la década de los 90.

 

Referencias: