INSPECCIONES A LAS INFRAESTRUCTURAS
Desde CCONG Ayuda al Desarrollo, tanto Rafael (Director) como Ana (Ingeniera), nos han brindado un apoyo excepcional. Desde el primer momento que contactamos con Rafael nos explicó la propuesta y nos dio todas las facilidades para poder realizar el voluntariado. Es sin duda el primer agradecimiento que debemos hacer.
Con la mochila cargada de energía, salimos el martes 26 de diciembre desde Gran Canaria a las 00:15 con la compañía Binter Canarias. Llevábamos preparando este viaje durante semanas. Gracias a familiares y amigos conseguimos mucho material médico, un portátil, ropa y donaciones económicas, que una parte transformamos en focos solares, balones, material escolar y más material médico. Además, los alumnos de la ESO del IES San Marcos (Santa Cruz de Tenerife) y del que formo parte como docente, realizaron 50 libretas recicladas (libros cartoneros) para los alumnos de la escuela de Ndokh. Todo eso lo llevamos en 4 bultos de 23 kg cada uno. Gracias a la colaboración de Binter Canarias que nos dejó 2 de esos bultos sin coste alguno.
Llegamos a Dakar antes de las 03:00. Una vez pasado el control y recogidas las maletas, fuimos a cambiar el dinero en efectivo. En ese momento el cambio estaba de 1€ a 650 CFA. El siguiente punto importante es activar los teléfonos móviles. Para avisar a las familias y al taxi que nos recogía. Sin problema, antes de salir del aeropuerto y a esas horas, hay varias compañías de teléfono para comprar la tarjeta SIM. Cogimos Orange pensando que tendría mayor cobertura en el país, no pude corroborar esto. El personal nos configuró el teléfono y lo dejó operativo.
A partir de aquí, ya estábamos en Senegal y el aprendizaje empezó enseguida. Tardamos en contactar con el taxi. Creo que es importante adaptarse a los diferentes ritmos de cada país. Este tiene el suyo, como comprobaríamos los siguientes días. Nos recogió Amadou en un pequeño coche. No pensé que entrarían todas las maletas ahí, pero de forma mágica, mucho empujar y tener una entre mis piernas durante el camino, todo entró. Unos chicos nos ayudaron a meter las maletas y claro, 5.000 CFA suenan como 5 €, acabamos de llegar y no teníamos billetes más bajos. El chico no se lo podía creer. Al salir del aeropuerto, teníamos que pagar el parking del taxi. Sólo teníamos billetes de 10.000 CFA. La cajera no tenía cambio. Tuvimos que esperar a poder cambiar. Es muy importante ir a Senegal con billetes pequeños y monedas.
El trayecto a Ndokh fue duro. Unas 3 horas en coche, por la noche y cargados de bultos. Hablamos un poco con Amadou, pero nos quedamos dormidos. Llegamos al poblado de noche, sobre las 6:00 am y sonando los rezos de la mezquita. No sabíamos dónde nos quedábamos, todos dormían. Finalmente alguien nos indicó la casa de Babacar Faye. Ellos no nos esperaban, pensaban que llegábamos al día siguiente. Quedamos atónitos y sorprendidos. Nos dejaron su habitación y su cama para dormir. Tanto él, como su mujer Daba y sus dos niños pequeños, se fueron a dormir a otro cuarto que no estaba preparado.
Después de insistirnos, dormimos un poco y cuando nos levantamos, visitamos las infraestructuras de Ndokh y la enorme colaboración de CCONG en todos estos años. Por la mañana fuimos a Toukar. El pueblo cercano a imprimir la lista de las 27 mujeres que recibirían los 27 microcréditos. Esto que a nosotros nos parece algo normal, allí no es fácil. Estuvimos esperando casi una hora. Aprovechamos para comprar comida para la familia (leche, azúcar, papas, huevo, etc). El calor era abrasador. Yo que
soy de Sevilla diré, como si estuviera en el centro a las 16:00 de la tarde en agosto. Una locura. Cuando llegamos a casa, nos pegamos una siesta. Podemos hablar de este ritual a lo largo de los días.
Cuando cayó el sol, fuimos a entregar el material médico que habíamos traído gracias a la familia y amigos. Una noche espectacular de luna llena, cogimos el carro de caballo y nos dirigimos a Gadiack. Localidad cercana a Ndokh que cuenta con un pequeño hospital. Allí nos esperaba el doctor, que nos agradeció la cantidad de material médico donado. Después de visitar el hospital, estuvimos en un bautismo. La celebración de un nuevo miembro de la familia. Esta contrata a un DJ o speaker y los jóvenes acuden a la casa a bailar y celebrar. No hay comida, no hay bebidas. Únicamente se baila. Estuvimos un buen rato viendo a los jóvenes bailar. Después volvimos a casa a dormir. Había sido un día largo e intenso.
El miércoles comenzó con un desayuno y toda la mañana en la plaza de Ndokh con los microcréditos. Se entregaron a las 27 mujeres en un acto bien estipulado y organizado. Fuimos una parte activa de ese importante momento para la comunidad. Una gran experiencia. Por la tarde visitamos a las familias de Ndokh y jugamos con los niños. Esto resultaría ser uno de nuestros mejores momentos y formaría parte de nuestra rutina diaria, sumándose niños y niñas nuevos cada día. Nosotros les enseñamos juegos y ellos a nosotros. Por la mañana, por la tarde y por la noche, todo el tiempo con nosotros agarrados de la mano. También recibimos la visita del director de la escuela. Aquí se produjo una confusión, ya que finalmente sólo pudimos llevar un portátil, siendo para el presidente de la asociación JAM BUGUM. El director se quedó algo contrariado, ya que pensaba que traíamos uno para él.
El jueves nos fuimos al mercado de Kaoul. Increíble experiencia. Allí compramos clavos, cuerda y comida para la familia. Estuvimos casi todo el día. Al caer la noche, estuvimos haciendo donaciones económicas que el voluntario Ramón nos había pedido el favor de entregar para algunas de las familias. Por la noche, nos fuimos Javi, Babacar y yo en el carro a Gadiak a comprar arroz. Nos tomamos un refresco en el camino, hablamos de muchas cosas, pero principalmente sobre la cantidad de residuos que están tirados en el precioso paisaje de Ndokh y sus consecuencias.
El viernes nos fuimos en taxi a Dakar a pasar el fin de año. Avisamos a Amadou para que nos recogiera. Llegó sobre las 14:00, dos horas después de la hora programada. Nos quedamos en el Hotel Saint Louis en Plateau (Dakar). ¡Un váter y una ducha! Son en estos momentos cuando te das cuenta de muchas cosas y empiezas a valorar la suerte que tenemos. Durante esta primera estancia en Ndokh fuimos una vez a la letrina y nos lavamos con el agua una vez. Aquel baño no estaba en las mejores condiciones, según nuestra perspectiva. Según los informes anteriores de voluntarios, el agua del pozo estaba contaminada. Aunque teníamos que dormir juntos, fue una decisión rápida y consensuada cuando lo vimos jajaja. El resto de días con toallitas higiénicas que traíamos de España.
Esos días fuimos a visitar la isla Goreé. Un guía local que hablaba español, nos llevó a la casa de los esclavos, explicándonos los horrores que se cometieron durante 300 años. Sin duda fue una experiencia ver esas casas en forma de barco, pensadas para acostumbrar a los esclavos antes de enviarlos a América. Mejor no hablar de los horrores que les hacían a las mujeres. Sin duda, es un sitio de visita obligada en Senegal.
El lunes, ya en el nuevo año, antes de volver al poblado, tuvimos que cambiar el sistema operativo del portátil que habíamos llevado y que finalmente se lo entregamos a Babacar. Hay detalles que se deben tener en cuenta. El idioma y el teclado. Uno de los vendedores ambulantes nos consiguió un pendrive para poder formatear el ordenador e instalarle el sistema operativo en francés. Una vez hecho esto, salimos en coches colectivos hacia Ndokh. Toda una experiencia. Compartimos esos coches con militares. Había turismos de 5 personas modificados para 7 personas. Le habían quitado el maletero. Pero ahí no quedaba la cosa. Se montaron una chica y sus dos niños. ¡Éramos 10 en el coche! No pudimos llegar hasta allí sin taxi, que era nuestro objetivo. Después de Tataguine, en el desvío para Toukar, tuvimos que coger uno que nos llevó a Ndokh. El taxista se molestó cuando llegamos al poblado y no encontrábamos la casa de Babacar. Le acabamos dando 15.000 CFA.
Cuando llegamos al poblado, nos llevamos una gran sorpresa. Habían avanzado mucho para la conexión de agua a las familias. Los hombres habían hecho varias zanjas para las tuberías. Otras familias habían venido a ayudar. Lo que parecía imposible, ya no lo era tanto. Hablamos sobre el proyecto del agua con Babacar, dejando claro los tiempos y las necesidades.
Los siguientes tres días fueron de una actividad frenética. Estuvimos con las familias haciendo las zanjas para las tuberías. Tuvimos una reunión con el alcalde y nos dejó una camioneta para ir a por el material de fontanería a M´Bour. Fue un trayecto largo de varias horas. Se trabajó muy duro durante esos días, pero finalmente se superaron las previsiones y conectamos 6 familias con agua. Fue un esfuerzo de todos. Cuando las personas se unen, ocurren cosas maravillosas.
Paralelamente a las conexiones de agua, estuvimos colocando los focos solares en las familias con más necesidades. Repartimos la ropa y los zapatos que habíamos llevado. Y estuvimos en la escuela de Ndokh. El director nos realizó una visita por las aulas y las instalaciones. Recopilamos necesidades de la escuela y del profesorado. Otro momento inolvidable para nosotros fue cuando llegó el recreo. Sacamos las pelotas y estuvimos jugando con los niños hasta que tuvieron que volver a clase. Un momento que jamás olvidaremos y que tendremos guardado para siempre.
El último día, después de la dolorosa despedida, Babacar nos llevó en “cheval” a Toukar. Allí cogimos un voiture collective y luego un autobús dirección Somone. Pasamos el día en la playa, comimos y cenamos por el pueblo hasta que nos recogió Amadou por la noche y nos llevó al aeropuerto para coger el avión.
Quiero terminar con una reflexión final. Hablo en nombre de Javi también, cuando digo que ha sido una experiencia enriquecedora y transformadora. Algo ha cambiado en nuestro interior después de convivir estas dos semanas en Ndokh. Unas personas con muchas necesidades, que no han dudado en dar a unos desconocidos todo lo que tienen. Principalmente cariño y amor, aunque no habláramos el mismo idioma. Gracias a CCONG, Rafael y Ana por el inmenso apoyo que nos habéis dado en todo momento y por el magnífico trabajo que habéis hecho en la zona. Cuando vas y estás allí, se toma consciencia de todo el esfuerzo que ello supone. Gracias a todos los que habéis hecho posible este proyecto. Familiares y amigos, especialmente Belén y Gema por implicaros tanto, a mi centro de yoga TUSHALA, a mi clínica dental BioCare, así como a Binter Canarias y a Leroy Merlin por las aportaciones. Gracias a todos por sumar este granito de arena que mejora la vida de unas personas que viven muy cerca nuestra.
“Cuando las personas se unen, pasan cosas maravillosas”.
GRACIAS. Nos vemos pronto.