Justificación del proyecto
Nuestro centro se caracteriza por la HETEROGENEIDAD DEL ALUMNADO en aspectos tan variados como la edad, la
cualificación, el nivel socioeconómico, la situación laboral, la motivación y los objetivos de aprendizaje, las experiencias
previas en el aprendizaje de idiomas, el estilo cognitivo, la personalidad, la actitud frente a la lengua meta, la competencia
digital, las nacionalidades, culturas e incluso lenguas de procedencia, las situaciones de discapacidad; así como las
situaciones migratorias (voluntarias, forzadas, estacionales, definitivas, políticas etc.) en las aulas de Español como lengua
extranjera. Dicha heterogeneidad se ha visto incrementada paulatinamente, en paralelo a los cambios experimentados por
la sociedad. Sin embargo, no ha ido acompañada de cambios metodológicos significativos. Si bien la formación de nuestro
profesorado es constante, en estos últimos años, y siguiendo las directrices en materia de formación marcadas por las
políticas educativas, se ha orientado casi exclusivamente hacia temáticas relacionadas con el manejo de las nuevas
tecnologías y la creación de entornos virtuales de aprendizaje. La relevancia de la formación digital es incuestionable en un
mundo en el que el aprendizaje virtual está ganando terreno, pero ha relegado a un segundo plano otras cuestiones igual de
importantes relacionadas con la didáctica y las prácticas diarias de aula (presencial y/o virtual). Cabe decir, por otro lado,
que lo digital no está reñido con lo inclusivo, muy al contrario, constituye una herramienta de gran utilidad para la
superación de barreras.
Los debates surgidos en los claustros, los comentarios en la sala de profesores y la información volcada en los
cuestionarios de evaluación revelan la FRUSTRACIÓN experimentada por el PROFESORADO ante la falta de
herramientas para gestionar esa diversidad de perfiles que ahora impera en el aula. Estos son algunos ejemplos de las
preguntas que nos formulamos: ¿Cómo motivar al adolescente desmotivado? ¿Cómo atender simultáneamente al ritmo de
aprendizaje de una persona sin experiencias previas con los idiomas y al ritmo de aprendizaje de un universitario con un
amplio currículo lingüístico? ¿Cómo integrar los intereses de edades y personalidades diferentes? ¿Cómo fomentar la
cooperación, crear vínculos y establecer compromisos de aprendizaje entre los miembros de un grupo que no tienen nada
en común? ¿Cómo hacer que el alumno tímido e introvertido participe y que el extrovertido no acapare el turno de palabra?
¿Cómo atender las necesidades especiales de un alumno con problemas de visibilidad? ¿Y las de un alumno con dislexia?
¿Cómo evitar el conflicto en una aula con nacionalidades políticamente enfrentadas? ¿Cómo hacer que el alumno creativo y
kinestésico no se aburra y que, al mismo tiempo, el reflexivo y analítico no se frustre? ¿Cómo abordar la enseñanza de la
lengua a un refugiado? ¿Cómo hacer que nadie se sienta marginado? ¿Cómo conseguir que no abandonen? ¿Cómo
gestionar ciertas dinámicas de grupo que generan mal ambiente en clase e interfieren en el aprendizaje?
La adquisición de herramientas por parte del profesorado para resolver estas dificultades supondrá, por un lado, una
mejora en su competencia docente y, por otro lado, la resolución de ese sentimiento de frustración que interfiere en su
vocación por enseñar. Esta renovación de aptitudes y actitudes tendrá una incidencia positiva en el aula y se traducirá en
una mejora de los resultados y de las experiencias de aprendizaje de los estudiantes. El objetivo final de nuestro proyecto
es favorecer la igualdad de oportunidades, proporcionar una educación más personalizada, fomentar la participación, la
solidaridad y la cooperación entre los alumnos y mejorar así la calidad de la enseñanza. En definitiva, se trata de dar
respuesta a una de las prioridades del actual sistema educativo y a uno de los objetivos auspiciados por el propio programa
ERASMUS+: LA INCLUSIÓN