Cada criatura en la fantasía épica tiene un propósito. Las hadas, con su sabiduría y poderes sobrenaturales, representan lo etéreo y lo misterioso, mientras que los elfos encarnan la nobleza, la destreza y el equilibrio natural. Los dragones, por otro lado, son símbolos de poder descomunal y destrucción, pero también de sabiduría ancestral. En mis obras, los seres mitológicos no solo añaden belleza y peligro a los mundos que creo, sino que también reflejan los conflictos internos y externos de mis personajes.